Alcohol y drogas en la adolescencia
¡Evasión al límite!
La adolescencia es una de las etapas del ser humano que se caracteriza por la vulnerabilidad y los riesgos asociados, esto principalmente, porque los jóvenes buscan su propia identidad pero a la vez, buscan sentirse parte de un grupo de pares que los acepte e integre, es por esta razón, que los adolescentes insertos en un grupo de pares, tienden a ser permeables con los intereses y conductas de sus amigos, siendo estos con quienes comparten, en primera instancia, el consumo de sustancias. Por otra parte, los padres y/o adultos responsables son cada vez menos considerados por los jóvenes, quienes comienzan a disminuir el tiempo que comparten en familia.
Ante esto, es necesario que el grupo familiar, entregue gradualmente la independencia que los adolescentes buscan, no obstante, es en esta etapa en donde deben supervisar de manera constante y respetuosa el grupo de amigos de sus hijos y las actividades que realizan juntos, indica la psicóloga Jessica Sanhueza.
Es importante destacar que el tema del consumo debe ser tratado con los jóvenes de manera abierta y empática, entendiendo que, otra de las más importantes características de la adolescencia es el sentido de exploración y uno de los más importantes riesgos es que creen tener el control respecto a cualquier tipo de consumo.
“No existe una edad definida en los adolescentes para comenzar a recibir información respecto a los riesgos del consumo de alcohol y otras drogas, sin embargo, lo ideal es que los padres y establecimientos educacionales comiencen a tratar y abrir el tema a comienzos de la adolescencia temprana, es decir, 10 u 11 años, edad en la que su aparato psíquico alcanza la madurez necesaria para entender los riesgos a los cuales lo expone el consumo y extrapolar de manera consciente, experiencias conocidas”, explica la profesional.
¿Cómo detectar el consumo?
Los padres deben estar atentos a cambios psicológicos, emocionales y/o conductuales que presenten sus hijos adolescentes, ya que existen indicadores que dan cuenta de la presencia de consumo de sustancias, siendo los principales, las mentiras enfocadas generalmente en la utilización de su tiempo libre y lugares que frecuentan; calificaciones académicas que bajan ya que disminuyen el tiempo dedicado al estudio; cambios bruscos del estado de ánimo e irritabilidad; grupo de pares con conducta de consumo de sustancias y por último, es observable la frecuencia y cantidad de dinero que piden a sus padres, el que finalmente es invertido en la compra de alcohol u otras drogas.
Posibles factores
Variados factores convergen en el consumo de alcohol y otras drogas, siendo los principales: la disfuncionalidad familiar, escasas o deficientes habilidades sociales, permeabilidad con grupo de pares que consumen, encontrarse inserto en contextos en donde el consumo es normalizado, etc. Es importante destacar que mientras más severa sea la presencia de estos factores de riesgo, la probabilidad de que el consumo sea problemático o dependiente, aumenta, junto con ello, es probable que el inicio del consumo se produzca a más temprana edad.
Efectos y daños
Entre los efectos derivados del consumo de alcohol u otras drogas, destacan daños en la memoria, atención y concentración; motivan la impulsividad, dificultan el aprendizaje, incrementan el riesgo de problemas cardíacos, favorecen la paranoia y en casos más extremos, la psicosis. Destaca también la pérdida de control ante el consumo, lo que provoca en los jóvenes, preocupación, altos montos de ansiedad y estrés, lo que podría desencadenar crisis de pánico, angustia y episodios depresivos.
Por último, es importante destacar que ante la dependencia que pudiese producirse por el consumo excesivo y prolongado de alguna droga, existe la probabilidad de que aparezcan conductas de robo, hurto y venta de especies personales para conseguir dinero que será utilizado por los jóvenes en la compra de drogas.
¿Influye el hecho de que somos una sociedad automedicada?
En nuestro país destaca la facilidad de acceso tanto al alcohol como a las distintas drogas, incluyendo también la ingesta de fármacos, esto debido en gran medida, a que nos encontramos insertos en una sociedad que tiende a automedicarse, razón por la cual, se pierde el control sobre la venta y distribución de los distintos medicamentos, pudiendo encontrarse la mayoría de ellos, en almacenes de barrio e incluso ferias libres, siendo aprovechado esto por algunos jóvenes que haciendo mal uso de los fármacos, los mezcla con alcohol o altera las dosis indicadas para alcanzar efectos que los saquen del estado normal de conciencia.
¿El alcohol es la puerta de entrada a otras drogas?
El alcohol puede transformarse en una puerta de entrada al consumo de otras drogas, no obstante, esto dependerá exclusivamente de la decisión de cada joven, la cual, estará influenciada por el nivel de madurez, las experiencias familiares y del grupo de pares, además de la información que al respecto hayan recibido del colegio, de sus padres y/o figuras de autoridad, lo que les permitirá tener un mayor conocimiento de los factores de riesgo asociados al consumo. Por último, es importante destacar que es una responsabilidad compartida tanto por los padres como por los establecimientos educacionales, trabajar con los adolescentes en torno a la educación en prevención del consumo de alcohol y otras drogas.
¿Cómo fortalecer la comunicación con los jóvenes?
La comunicación asertiva, debe ser utilizada desde temprana edad con los adolescentes y jóvenes en general, en caso de que aquello no haya sido posible, siempre es tiempo de modificarlo, ya que la mejor herramienta que tienen los padres para prevenir el consumo, o para disminuir o cesar el mismo, es la conversación franca, amorosa y respetuosa en la cual sea posible plantear los riesgos de adicción presentes en el consumo, utilizando como ejemplo experiencias propias, de familiares o de cercanos que hayan tenido experiencias negativas frente al consumo.
Es importante por otra parte, que los padres se muestren atentos ante los cambios que provoca en los jóvenes el consumo, solicitando ayuda a especialistas de la salud mental en el caso de detectar consumo de sustancias, en este sentido ES RELEVANTE DESTACAR QUE DETECTAR PRECOZMENTE EL CONSUMO Y TRABAJAR EN LA DISMINUCIÓN DEL MISMO, NOS PERMITE ALCANZAR MEJORES RESULTADOS Y DE MANERA MÁS RAPIDA.
Medidas preventivas
- Conocer el grupo de pares con el cual se relaciona el adolescente, de esta forma, será más fácil advertir los lugares que frecuenta y las actividades que realiza.
- Estar atento a cambios bruscos del estado de ánimo y disminución de calificaciones académicas.
- En relación a activar la red de apoyo familiar, es conveniente que los padres soliciten en los establecimientos educacionales que se entregue a los jóvenes información importante respecto a los riesgos del consumo considerando la etapa vital en la que los adolescentes se encuentran.
- Es fundamental que los jóvenes lleguen a su casa después de reunirse con sus amigos durante la noche, ya que es la única manera que tienen los padres de tener certeza del estado en el que sus hijos terminan dichas reuniones. En este sentido, será más fácil pesquisar precozmente el consumo y ejecutar todas aquellas estrategias que favorezcan el cese del mismo.
¿Cuándo acudir a ayuda profesional?
Dependerá de cada grupo familiar, el momento en el cual deberán recurrir a ayuda especializada en torno al consumo de alcohol y otras drogas. Esto, principalmente porque dependerá del estilo relacional, la comunicación, el nivel de consumo y los intentos ya ejecutados, lo que motivará en cada caso, la busca de apoyo. No obstante, es aconsejable, que ante la preocupación y temor familiar, se recurra a profesional de la salud mental, ya que dependiendo de los factores de riesgo existentes, el consumo podría aumentar rápidamente.
¿Qué tipo de tratamientos existen?
Los tratamientos que existen actualmente para tratar el consumo en los adolescentes están basados principalmente en la existencia de un entorno libre de drogas, ya sea, consumo o disponibilidad de las mismas, además de evitar el contacto con aquellas personas con las cuales solían compartir el consumo. Por otra parte, todos los tratamientos que motivan la abstinencia de alcohol y/o drogas deben contar con una etapa de diagnóstico profunda que dé cuenta de factores de riesgo tanto a nivel individual como familiar y comunitario, conducta de consumo y edad de inicio, entre otros, lo cual, nos permitirá conocer el nivel de consumo y las sustancias utilizadas.
Es muy relevante, a su vez, realizar una evaluación respecto de la consciencia de daño con la que cuenta el adolescente, ya que esto nos permitirá conocer la motivación frente a la generación de cambios con la que cuenta el joven, es decir, un diagnóstico asertivo y profundo permitirá al terapeuta distinguir si el adolescente se encuentra en etapa pre-contemplativa (no reconoce consumo problemático de sustancias, creyendo tener el control del mismo), o en etapa contemplativa (real consciencia de daño e intención de generar cambios en el consumo), en base a dichos resultados diagnósticos, el profesional de la salud mental construirá junto con el adolescente y su familia, un adecuado plan de intervención psicoterapéutico.
Hay que destacar que es fundamental en todo tratamiento de abstinencia de alcohol u otras drogas el compromiso y apoyo familiar, ya que debiese ser la familia la mayor motivación para lograr el necesario compromiso de los jóvenes.
Jessica Sanhueza Acuña, psicóloga
Correo electrónico: mialdea1@gmail.com