Taller para Padres

Programa de Familia de Acogida Especializadas

Ayudando a reescribir historias de vida

Quizás alguna vez escuchó hablar de estos programas o tal vez no le son familiares, pero de lo que no hay duda es que cumplen una labor muy importante en el cuidado de los niños y jóvenes (0 a 17 años) cuyos derechos han sido vulnerados al interior de sus familias por lo que son integrados a otras. ¿Le gustaría ayudar? Aquí le contamos todo lo que debe saber.

Una mirada profunda

Actualmente, existen programas de Familias de Acogida a nivel nacional, algunos de administración directa del SENAME y otros ejecutados por organismos colaboradores del SENAME. Uno de estos últimos es el Programa FAE PRO ADRA, que es ejecutado por la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales, institución colaboradora de SENAME, que cuenta con programas de acogimiento familiar en las siguientes ciudades: Ovalle, Coquimbo, La Serena, Villa Alemana, Viña del Mar, San Felipe, Cerro Navia, Estación Central, La Cisterna, la Florida, Melipilla, Peñalolén, Recoleta, San Ramón, Curicó, Linares, Talca, Los Ángeles y Concepción.

Silvia Gutiérrez, Directora FAE PRO Los ÁngelesSilvia Gutiérrez, Directora FAE PRO Los Ángeles, nos explicó cómo funcionan estos programas. “Es un programa que consiste en integrar a una familia alternativa a aquellos niños, niñas y adolescentes cuyos derechos son vulnerados y debido a una decisión judicial, deben ser separados temporalmente de su familia de origen mientras se realizan las acciones para restablecer su derecho a vivir con ella. Para ello, el programa brinda intervención y acompañamiento profesional psicosocial, por un periodo máximo de 18 meses. Beneficia a los niños, niñas y adolescentes, a su familia de origen y a su familia de acogida”, manifiesta.

Asimismo, Gutiérrez asevera que la realidad en Los Ángeles refleja que el programa posee una alta demanda de solicitudes de ingreso, por parte de los 8 Tribunales con Competencia en Familia de la Provincia de Biobío, presentando en la actualidad una sobre atención de casos, ya que, a pesar de contar con una cobertura de 75 plazas, a la fecha atiende a 113 niños, niñas y/o adolescentes, que han sido gravemente vulnerados en sus derechos.

¿Cuáles son los requisitos para postular a ser familia de acogida?

  • Interés y aptitudes para la crianza infantil.
  • Ingresos económicos estables que satisfagan las necesidades básicas del grupo familiar.
  • Salud física y psíquica compatibles con las labores propias del acogimiento familiar.
  • Mantener vínculos de afecto, al igual que de desprendimiento, ya que el niño o niña deberá regresar con su familia de origen o irse a vivir definitivamente con otra familia.

En el caso de FAE PRO ADRA, las personas interesadas en ser familia de acogida, pueden establecer contacto telefónico a los números 43-2234196 y 966177570, o dirigirse directamente a las dependencias del programa, ubicadas en: La Invernada 0852, Villa Mininco, Los Ángeles, donde se les proporcionará información respecto a los pasos a seguir para constituirse en una familia de acogida.

¿Cuánto dura ese proceso y en qué consiste?

Al iniciar el proceso de selección, se realizan cuatro entrevistas en profundidad, en un periodo de dos semanas a un mes, tanto en oficinas del programa, como en visitas domiciliarias. Durante los encuentros se recoge información de la familia postulante, aplicando instrumentos de evaluación que serán los indicadores para la selección de familias de acogida. En las evaluaciones, deben participar todos los adultos que componen el grupo familiar, indagando además, sobre la aceptación de la idea de cuidar temporalmente a un niño(a) o adolescente por todos los miembros de la familia. Posteriormente, las familias seleccionadas participan de 8 sesiones de capacitación.

De acuerdo a Orientaciones Técnicas de SENAME, el niño, niña y/o adolescente debiese permanecer bajo el cuidado de la familia de acogida externa por un periodo no superior a los 18 meses.

¿CÓMO MANEJAR EL POSIBLE APEGO EMOCIONAL Y EL DESEO DE ADOPTAR?

Fabiola Mardones, psicólogaPara dar respuesta a este punto, conversamos con la psicóloga quien nos señaló que lo primero que hay que considerar es que este programa no tiene calidad adoptiva, de manera que no debe ser comprendido como una vía para acceder a la adopción de un hijo.

“En esta transición, el desarrollo de un vínculo afectivo significativo, es uno de los objetivos de la intervención, en el sentido de que el proceso de acogida parte desde el interés del adulto por asumir los cuidados y el acompañamiento terapéutico busca fortalecer su sensibilidad frente a las necesidades del niño y en su capacidad de responder a ellas de manera oportuna, respetuosa y cálida. La construcción del vínculo es el elemento irremplazable e invaluable que tiene lugar dentro de una familia de acogida, y que desde el punto de vista del niño, es el elemento insustituible en un proceso de restitución de derechos y de resignificación.

Existen casos en que la familia de origen no logra realizar los cambios mínimos y necesarios para garantizar el bienestar del niño en el largo plazo, de manera que de tener la voluntariedad de la familia de acogida para mantener los cuidados del niño, dependiendo de la evolución del caso, especialmente en términos de protección y vinculación, pudiera, en paralelo, gestionarse una causa por Cuidado Personal a fin de que la familia de acogida cuente con los cuidados personales del niño de manera permanente, sin embargo, aquello no tiene calidad de adopción”, subraya la profesional.

Es importante dejar claro el tema, porque justamente uno de los motivos que limita la decisión de transformarse en familia de acogida es el temor a separarse y despedirse del niño acogido. “Sin embargo, es trascendental como sociedad replantearse esta situación y reconocer en este programa la oportunidad que como adultos tenemos de realizar una acción concreta de apoyo a la desintitucionalización en la que desde hace varios años trabaja SENAME, institucionalización frente a la cual nos conmovemos en los reportajes y datos de las residencias.

Por otra parte, y quizás la fundamental, es comprender que si bien en un proceso de vinculación y acogida exitoso, al momento de la despedida la tristeza está presente, el que un niño deba despedirse para regresar con su familia de origen, u otra familia que lo acoja de manera definitiva, es un logro en términos de haberle permitido transitar acompañado por una familia que lo cuidó, entregó afecto y apoyo conforme a sus necesidades. Una familia de acogida ofrece al niño la oportunidad de conocer una experiencia de buen trato y humanidad que pasa a ser el piso para activar su resiliencia, restablecer confianzas con los adultos y pares, escribir un nuevo capítulo en su vida, que transformará su manera de leer su pasado y escribir su futuro”.

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