Gracias a diversos estudios, se sabe que a más temprana edad se detecten las Necesidades Educativas Especiales (NEE), menos barreras en diversos aspectos encontraremos en el futuro. En Chile, las educadoras de párvulos, son las profesionales que entran en primer contacto con los niños a temprana edad. Ellas se encuentran capacitadas, orientadas y cuentan con juicio para determinar posibles NEE, pero en ocasiones estos no son suficientes y lleva a que muchos niños no sean pesquisados tempranamente.
Muchos de los diagnósticos que integran las NEE, presentan en sus primeros años de vida, características y/o síntomas asociados a retrasos en la adquisición de diversos hitos del desarrollo, siendo el más frecuente, las alteraciones asociadas al lenguaje. En la mayoría de los casos, los niños con diversas NEE, presentan algún Trastorno del Lenguaje en sus primeros años educativos, ingresando a los Programa de Integración Escolar (PIE) y/o Escuelas de lenguajes, bajo este diagnóstico, pues la normativa legal así lo determina y limita (Mineduc, 2016). Pero a medida que el niño se va desarrollando y creciendo, sus diagnósticos van evolucionando y/o cambiando según las nuevas características y/o barreras en el aprendizaje, sociales y/o conductuales que van presentando o que los profesionales especialistas de los establecimientos van detectando.
La estrecha relación entre el lenguaje y las diversas NEE, se fundamenta, pues según Torres (2003), el lenguaje y su desarrollo, se correlaciona a diferentes aptitudes y funciones. En relación a su desarrollo, “este no es un fenómeno aislado, sino, simultáneo al desarrollo de otras capacidades (inteligencia, percepción sensorial, motricidad o afectividad, entre otros)”. Destacando esta premisa, se puede concluir, que si el desarrollo del lenguaje está descendido, otras áreas en el desarrollo del alumno también estarán descendidas y viceversa.
Cada año la población escolar con NEE incrementa significativamente. Según López (2015), “esto puede ser en función de diversos factores: la tendencia inclusiva de la sociedad; mayor conocimiento y reconocimiento de condiciones transitorias o permanentes que afectan el aprendizaje; mayores expectativas y demandas sociales por educación y especialización para la vida laboral y productiva; y la mayor complejidad de los aprendizajes a adquirir, entre otros”. En relación al aumento, se debe destacar específicamente, que el Trastorno Específico del Lenguaje (TEL), “representa el 95% de las matrículas de educación especial parvularia en Chile, según una publicación del Centro de Estudios de la Unidad de Estadística del Ministerio de Educación (MINEDUC) el año 2018” (Rehbein, 2019). Además, según el Estudio Indicadores de la Educación en Chile, del MINEDUC, “los TEL representan un 68.2% de las NEE que tratan establecimientos o escuelas básicas con PIE” (Rehbein, 2019).
Importancia sobre pesquisar alteraciones de lenguaje a temprana a edad
Considerando las cifras anteriores, “el desarrollo del lenguaje puede estar desfasado en el 10-14% de los niños menores de 6 años. De estos, dos terceras partes corresponden a Trastornos de sonidos del habla y/o TEL, que presentarán una remisión espontánea o tras mínima terapia logopédica durante la etapa preescolar. Entonces, a partir de la etapa escolar, queda un 4% de niños con patología del lenguaje de diversa naturaleza, la mayoría de las veces secundarias a otras causas médicas: el 0,3% tienen un déficit auditivo o alteración de los órganos fonoarticulatorios, el 2,2% presenta Discapacidad intelectual y/o Trastorno del espectro autista (TEA), y el 1,5% de esta población escolar tiene una Disfasia” (Aguilera & Busto, 2012). A estas cifras, le debemos sumar otro diagnóstico que encontramos a temprana edad y que comienza a manifestarse con dificultades a nivel del lenguaje, y es el Trastorno de déficit atencional (TDA). Según Fernández (2003), “los niños con Trastorno de déficit atencional con hiperactividad (TDAH) parecen tener más problemas en el desarrollo del lenguaje que los niños con un desarrollo dentro de parámetros normales. El grado de comorbilidad entre el TDAH y los trastornos del lenguaje es muy alto (nivel de asociación entre un 20% – 60%), con un rango de solapamiento entre estos dos trastornos entre un 10% – 90%. Desde otro punto de vista, entre el 30% y el 37% de los niños con trastornos en la adquisición del lenguaje reciben con posterioridad un diagnóstico de TDA”.
Correlación entre alteraciones del lenguaje y las diversas NEE
Según Aguilera & Busto (2012) “la patología del lenguaje los niños es muy heterogénea”. Por este motivo, es necesario observar las diversas posibilidades diagnósticas asociándolas a sus dificultades y alteraciones lingüísticas. Dentro de las NEE que presentan alteraciones del lenguaje en inicio temprano o durante su desarrollo, encontramos: Trastorno del desarrollo del lenguaje (DSM-V); Discapacidad auditiva; Déficit mecánico articulatorio: Disglosias y disartrias; Afasias adquiridas; Mutismo selectivo; Síndrome de Asperger (Aguilera & Busto, 2012); Trastornos del espectro autista (DSM-V); Discapacidad intelectual (Collazo, 2014); Trastorno de déficit atencional (Fernández, 2003).
Importancia de una detección y estimulación temprana a nivel preescolar
La detección temprana (DT) es “el primer contacto que tiene un niño con un profesional capacitado en la detección de discapacidades” (Azuaje, 2011). Morán (2017) menciona que “La DT es fundamental y un paso previo para una intervención adecuada; por tanto, es preciso que maestros y padres se preparen en la identificación de los trastornos y adquieran conocimiento de cómo se produce el desarrollo normal del lenguaje y la observación en contextos naturales, problemas comunicativos o lingüísticos que puede presentar el niño”. La DT de una discapacidad permite: evitar trastornos y desviaciones en el desarrollo del menor, evitar la consolidación de una dificultad en el tiempo, evitar la generación de secuelas en diversas áreas del aprendizaje y evitar el desgaste tanto psicológico como financiero debido a tratamientos prolongados producto de una detección tardía” (Azuaje, 2011).
La DT, se liga estrechamente a un enfoque preventivo, asumiendo que la detección precoz de los trastornos del lenguaje (primarios o secundarios) permite “la intervención oportuna y multifactorial de todos los agentes a intervenir en la corrección, compensación de las necesidades y procederes para evitar la consolidación de otros tipos de dificultades y/o patologías asociadas” (Morán, 2017).
Una DT conllevará a una estimulación temprana (ET), que Machado (2003) y López (2011), la definen como un conjunto de acciones e intervenciones que se aplica a los niños desde su nacimiento hasta los primeros años (0 – 6 años), a su familia y al entorno. Ambos autores, mencionan que el objetivo de la ET es conseguir el máximo de desarrollo de sus capacidades, para lograr en el futuro, una buena comunicación e integración en su entorno familiar, escolar y social; responder a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos; y obtener avances en el desarrollo de diversas áreas (motricidad, lenguaje, desarrollo cognitivo, afectivo, social, académico). Según López (2011), hay diversos estudios, que se centran en la importancia de esta etapa (0 – 6 años) y la creciente necesidad de prevenir posibles dificultades, carencias y desigualdades en el desarrollo emocional, psicológico, biológico, familiar y social que se puedan dar en estos primeros años y que pueden poner en grave riesgo el desarrollo del niño. Es en este punto, es donde la atención temprana se cruza con la Escuela, específicamente la Educación preescolar, pues ambas tienen como objetivo principal dar respuesta a estas necesidades en el marco de la primera infancia (0 – 6 años), para fortalecer la integración del niño en sus diversos medios (familiar, escolar, social y autonomía personal).
Dificultades en el lenguaje y sus repercusiones a nivel del aprendizaje
Las dificultades del lenguaje, tiene diversas repercusiones, específicamente en el contexto educativo, a nivel del proceso enseñanza-aprendizaje. Según Vilameá (2014), entre ellas encontramos:
- Dificultades de la lectura y escritura: Errores en la lectoescritura; creación de palabras al leer; lectura con errores de repeticiones, rectificaciones y vacilaciones; baja velocidad lectora; bajo nivel lector, lectura lenta y laboriosa; faltas de ortografía; dificultad al dictado; dificultades en la calidad del grafismo y la organización del espacio; baja comprensión lectora: baja comprensión del vocabulario; dificultades para la comprensión de inferencias, ironías, dobles sentidos y metáforas; dificultades para el discurso narrativo; dificultad para la redacción de composiciones escritas (debido a las dificultades narrativas).
- Dificultades con las matemáticas y la comprensión del tiempo: Dificultad con el cálculo mental; dificultad persistente en la interpretación y el uso de símbolos y conceptos matemáticos; dificultad en la asociación número- cantidad; dificultad en el aprendizaje de los algoritmos de la suma y la resta; dificultad con las tablas de multiplicar; dificultad significativa en la resolución de los problemas, en ocasiones por la falta de comprensión del enunciado; dificultad para la comprensión de problemas matemáticos; bajo razonamiento matemático; dificultad con el aprendizaje de nuevos conceptos matemáticos; dificultad para integrar el concepto de temporalidad y confusión significativa en el vocabulario y en los conceptos temporales-orientación espacial.
Al analizar toda la información recopilada, se puede concluir, que es sumamente importante realizar en los establecimientos educacionales, de diversos niveles de enseñanza, una detección temprana de las diversas necesidades educativas especiales, pues, esta detección entregara diversos beneficios al niño/a, y sus diferentes áreas de desarrollo, como también a su familia y/o círculo más cercano. Entre los beneficios que identificamos al realizar una detección temprana, podemos informar a la familia y/o círculo más cercano del niño, sobre su condición, entregar estrategias y herramientas a los padres y/o familia para potenciar el desarrollo del niño en diversos ámbitos, recibir apoyo y estimulación por parte de profesionales especialistas según las necesidades que presente el menor en relación a su desarrollo, disminuir las barreras que por su propia condición puede presentar, entre otras.
Además, el lenguaje, es la principal área descendida a temprana edad en las NEE, siendo en ocasiones, la primera señal de alerta de una posible discapacidad o trastorno transitorio. Por este motivo, es importante preparar a los padres y al personal educativo que trabaja con alumnos en la primera infancia (0-5 años) y/o profesionales que tienen contacto con los niños en esta edad, para que puedan realizar un óptimo y adecuado pesquizaje, identificar tempranamente una NEE y así elaborar un plan de intervención desde los primeros años, para evitar hacia el futuro, mayores barreras en el aprendizaje como de otras áreas.
Es sumamente importante que cada establecimiento que esté relacionado con el proceso del desarrollo global, como del aprendizaje de menores que cursan por la primera infancia, realicen un plan de pesquizaje de detección temprana de las necesidades educativas especiales, centrada en el desarrollo del lenguaje, y un programa de intervención de estimulación temprana a implementar en los alumnos que sean detectados, que presenten factores de riesgo y/o con posibles hipótesis diagnósticas de alguna NEE.
Bibliografía
Aguilera, S., & Busto, O. (2012). Trastornos del lenguaje. Pediatría Integral, XVI (9), 683- 690.
Morán, M., Vera, L., & Morán, M. (2017). Los trastornos del lenguaje y las Necesidades Educativas Especiales. Consideraciones para la atención en la escuela. Universidad y Sociedad, 9(2), 191-197. Recuperado de http://rus.ucf.edu.cu/index.php/rus.
Fernández, A. (2003). Problemas del lenguaje en estudiantes con déficit atencional
(Tesis de doctorado). Universidad de Valencia, Valencia, España.
López, H. (2011). Detección y evaluación de necesidades educativas especiales en el sistema educativo Etapas de 0-8 años: escuela Infantil y primer ciclo de Primaria (subtítulo). Revista educación inclusiva, IV (1), 11-22.
Daniela Paz Cayuqueo Zepeda
Licenciatura en Fonoaudiología (Universidad San Sebastián)
Diplomado en inclusión y discapacidad (Pontificia universidad católica de Chile)
Diplomado en Diversidad en el Aula e Inclusión (en curso)