En busca de la economía competitiva y fraterna: Los dos rostros del Maule tras el cierre de emblemáticas empresas
En las últimas semanas dos importantes y emblemáticas compañías maulinas bajaron sus cortinas. Una en el Maule Norte (Pastas Suazo) y otra en el Maule Sur (Iansa). Y aunque el golpe ha sido duro, el estado de ánimo con que se recibió la noticia es distinto en ambas zonas. Jorge Navarrete, exseremi de Economía, director del Centro de Competitividad del Maule y presidente de la Junta de Adelanto del Maule explica que ambos sectores geográficos tienen diferentes entornos competitivos donde la gobernanza, la educación, la infraestructura e incluso la visión empresarial juegan un rol clave en las diferencias entre el norte y el sur de la región.
¿Cómo evalúa el cierre de ambas empresas, que además resultan ser compañías tradicionales en Curicó y Linares?
“En primer lugar esto es fruto de una economía abierta, que es un derrotero que escogió Chile ya hace muchas décadas y, por lo tanto, todas las empresas chilenas están conscientes que ello trasunta una competencia muy exigente donde inciden muchos elementos, como el poder de los sustitutos, el poder de los competidores, el poder de los clientes, las barreras de entrada y salida. Ahora estos son casos distintos. En el caso de Iansa tuvo apoyo del Estado durante varios lustros, precisamente por el impacto social que podía tener, lo cual empezó a ser ya difícil de asumir porque definitivamente el poder de los sustitutos empezó a generar un estado crítico de la empresa. En el caso de Pastas Suazo, es una empresa esencialmente privada, donde prácticamente la concentración del negocio está en Chile en dos empresas, además, altamente internacionalizadas. De manera que son casos con un contexto similar, pero distintos”.
¿Pero hay un estado de ánimo distinto Curicó y Linares respecto de lo que pasó con estas empresas?
“Claro. En Linares el cierre de Iansa tiene un impacto más social, además por la vinculación con el Estado que siempre recurrió en apoyo de la empresa, a diferencia de Pastas Suazo, y por eso en Linares este cierre tuvo una expresión mucho más mediática”.
¿Y dónde cree que está la diferencia entre uno y otro caso, que puede ayudar a comprender también las diferencias que existen entre Maule Norte y Maule Sur?
“El punto está esencialmente en que el entorno competitivo de Curicó es distinto al de Linares. Curicó parece ser más proclive a la reinvención y la reconversión en otros productos, algo que viene de finales de la década del ‘80 en la provincia. En el caso de Linares, hay una cultura de recurrir mucho al Estado, no todas las empresas en todo caso porque hay algunas que son líderes. Son dos culturas, hasta empresariales distintas”.
Parece ser que en Curicó hay más inversión.
“Curicó tiene un entorno competitivo de mayor solidez y pudiera decirse que la economía de la provincia está basada en la inversión, según la categorización de Michel Porter. Curicó atrae mucha inversión, tiene universidades y centros tecnológicos de cierta complejidad, tiene mano de obra calificada y siempre incremental, tiene un desarrollo de infraestructura también muy interesante, tiene una de las mejores carreras de Ingeniería Civil Industrial del país, tiene investigadores de alto vuelo, tiene universidades más consolidadas por mucho tiempo, y eso en educación solamente. En Linares, en cambio, se ve un desequilibrio territorial. De hecho, si uno analiza el Maule Norte, casi todos los indicadores de competitividad, inclusive los indicadores parciales, están por sobre el promedio, y en el caso de Maule Sur son números que están bajo el promedio, dando cuenta de este desequilibrio territorial que tiene que ver con la toma de decisiones y el centralismo también que se expresa al interior de la región”.
¿Y por dónde pasa ese desequilibrio?, ¿se trata solo de un problema de asignación de recursos o hay más factores asociados?
“Insisto con el concepto de entornos competitivos. En ambas zonas hay mentalidades y culturas organizacionales distintas. Por ejemplo, cuando hay una crisis, dónde se toman la carretera, en Linares. Y no es que no haya crisis en Curicó, pero eso no pasa o pasa muy poco allí, entonces son lógicas distintas. Recuerdo que en mi paso por la Seremi de Economía fuimos la cuarta región que más infoalfabetizó a sus habitantes. Hicimos una reunión con los empresarios de Curicó y muchos de ellos empezaron rápidamente a incorporarse al proceso. Fuimos a Linares y la primera pregunta fue qué subsidios había y cómo los iba a apoyar el Estado. Hay un tema cultural. Otro ejemplo, si se toman datos de la Superintendencia de Bancos en esa época para ver dónde la gente tomaba más créditos productivos, aparecía Curicó, donde son menos adversos al riesgo y, por lo tanto, son más emprendedores, inclusive, y siendo la economía de Curicó más internacionalizada, se abren los cauces para una mayor innovación y más desarrollo del emprendimiento. Y en eso, también Linares, lamentablemente, es una zona menos internacionalizada”.
Pero en términos de productos podemos encontrar más o menos recursos similares en ambas zonas.
“Ahí se puede explicar cómo con un clima igual de mediterráneo, en una misma región, con condiciones similares, el Maule Norte logra un mejor desempeño que el Maule Sur y eso tiene que ver con los entornos competitivos, con el rol de la política igual donde el centralismo también se ha expresado al interior de la región. Maule Norte tiene un rostro, Maule Sur tiene otro rostro. Que se han ido equilibrando con los años, es verdad, porque antes era mucho mayor la brecha, pero sigue siendo todavía muy grande porque hay un desequilibrio territorial”.
¿Y hacia dónde se mira para emparejar estas condiciones?
“Son importantes las caracterizaciones competitivas al interior de la propia región, así como los planes de desarrollo competitivo que tiene que tener cada comuna, porque van fortaleciendo los entornos competitivos, concatenando el trabajo de la empresa, la universidad, el Estado y las organizaciones sociales. Eso se llama gobernanza y aquí cabe preguntarse cuál es la calidad de la gobernanza en Curicó y Linares. ¿Las organizaciones sociales son más propositivas en Curicó o son más contestatarias en Linares?; ¿Curicó trabaja el ganar-ganar o trabaja el ganar-perder?; ¿En Linares predomina el ganar-ganar o el perder-perder?”.
¿Y qué rol juega la identidad en todo esto?
“A poco más de 100 kilómetros una zona de otra, hay entornos competitivos distintos y al fin y al cabo hay un problema de identidad. ¿Cuál es la identidad del maulino si todavía la mayoría de las personas se siente linarense, talquino, curicano o cauquenino? Esto genera peculiaridades que no se pueden decir que son buenas o malas, cada comunidad tiene su propia identidad y, en este caso, en mi opinión, en el Centro de Competitividad del Maule lo que hemos visto es que Curicó tiene una mentalidad mucho más de emprendimiento, mucho más internacionalizada, mucho más cosmopolita, inclusive más que Talca. Ahí hay una diferencia con Linares. Pero además hay otra diferencia y esta vez con Talca, porque Curicó está entre las primeras pero crece junto con sus comunas aledañas en competitividad, en el caso de Talca la capital regional crece a costa de sus comunas aledañas”.
¿Y eso se puede revertir?
“Esto es absolutamente posible de revertir, pero para eso hay que trabajar estratégicamente. Planes de desarrollo competitivo de Linares en distintas áreas, y a esto hay que agregar la gobernanza y la descentralización al interior de la región”.
¿De quién depende liderar este proceso de reconversión o búsqueda de otras oportunidades para el Maule Sur?
“Esto depende de nosotros. Santiago no nos va a venir a reconvertir. Esta es una tarea de todos los maulinos, en general, y lo primero que tenemos que entender es que somos una región y que tenemos que construir competitividad en fraternidad, una frase muy importante, es decir, competir pero también cooperar. Lo que ha ido ocurriendo es que el mercado ha penetrado tanto esto que deja a la deriva a veces a las empresas, y a veces las empresas tampoco escuchan al mercado y se afianzan y pertrechan en el Estado cuando este cada vez más se constituye en un facilitador pero no en un subsidiador”.
¿Qué hay que hacer para revertir esta situación?
“Mejorar primero, en términos genéricos, la gobernanza regional y eso va a suceder cuando se elijan los gobernadores regionales, que no va a depender del Presidente de la República sino de la votación de unas siete comunas que son alrededor del 70% del total. Por lo tanto, va a tener oídos más grandes para escuchar a las comunidades. Esa es una parte. También va a haber nuevos fondos que el actual Gobierno tiene que asignar por ley para trabajar en las regiones, es decir, que cada región será arquitecta de su propio destino. He insistido en que para enfrentar ese proceso se requiere gobernanza y ese es el principal problema que tiene la región, porque las empresas no conversan con el Gobierno o lo hacen poco, tampoco con las universidades o lo hacen poco, menos con las organizaciones sociales, y viceversa en cada una de ellas y lo que es peor, no se junta esta tetrahélice, como la define Porter, compuesta por el Estado, la empresa, las organizaciones sociales y las universidades y centros tecnológicos. No conversan al unísono”.
¿Hay planes concretos en marcha?
“Nosotros desde el Centro de Competitividad del Maule hemos hecho 14 planes competitivos, uno regional donde incluso se señala todo esto casi previendo este escenario de Linares, y 13 comunales. Estamos entregando 10 de estos planes de aquí a noviembre, pero no solamente con esta idea de gobernanza sino con un plan, pero ya no las estrategias regionales de desarrollo que como dicen en el mundo público “son bolsillos de payaso”, porque son tan grandes que entra todo, desde una multicancha hasta un observatorio astronómico. No, se trata de un plan de desarrollo que esté enfocado en aumentar la productividad de la región, porque ella permite mejorar los ingresos y tener una mejor calidad de vida de las familias. Por eso construir competitividad en fraternidad también es colaborar, cooperar, competir también, pero construyendo redes de apoyo. Y cuál es el mejor instrumento, creo que los cluster. Entonces, si trabajamos estratégicamente, si conversan todos estos cuatro actores permanentemente para materializar el plan competitivo Maule 2025, esta región por lo menos comienza a dificultar que ocurran situaciones de desequilibrio territorial, de desequilibrio de la cultura empresarial, y comenzaremos todos a hablar un mismo lenguaje, con una visión compartida para beneficio del más del millón de personas que vive en el Maule”.