columnasOdontología

“Amalgama”: Compuesto por un material muy perjudicial

Lina Martínez, odontóloga

80% de las personas en el mundo tiene caries y el tratamiento que por años se ha empleado para reparar el daño que causa este padecimiento son las amalgamas dentales, que a pesar de que se ha advertido de los posibles daños a la salud se siguen utilizando.  

No es desconocido que los metales pesados y otras toxinas amenazan nuestra salud,  entre ellos está el mercurio, elemento que encontramos en diversos productos que utilizamos diariamente,  incluso está presente en la fórmula de composición de las amalgama de las restauraciones, es decir, el material que se utiliza para la restauración odontológica en dientes cariados.

En ese sentido, al comer con piezas dentales restauradas con amalgama suben los niveles de mercurio en la sangre, pues al masticar suelta iones de mercurio desde el sistema digestivo a la sangre, por ende, mientras más amalgama en la dentadura, mayor es el nivel de mercurio en el cuerpo, principalmente en los riñones, la bilis y el corazón, órganos que filtran los tóxicos de la sangre.

A lo anterior, se suma que al masticar se pueden desprender partículas, en esa línea, el mercurio presente en la flora intestinal es aún más peligroso,  transformándose en mercurio metílico, es decir, más venenoso.

Lo anterior ha sido demostrado por la International Academy of Oral Medicine and Toxicology, pues indican que el mercurio de las amalgamas se evapora de manera alarmante, situación que aumenta con comidas calientes, alimentos cítricos, consumo de tabaco o padecer bruxismo.

La intoxicación por mercurio ocurre de manera lenta, pero la mayoría de la gente sufre tarde o temprano un desequilibrio a consecuencia de las cantidades de este mental pesado en sus cuerpos. Se sienten cansados, de vez en cuando padecen dolor de cabeza, les falla la memoria y pueden aparecer enfermedades raras en el hígado o de la bilis, además de alergias o dolores en las articulaciones.

Pero no sólo eso, pues puede provoca depresiones leves, temblores en las manos; pies y manos fríos, perturbaciones del sueño, entumecimiento, colesterol alto, pérdida de memoria e incluso propiciar el alzheimer; fatiga muscular, inflamación bucal, inapetencia e inflamación de mucosa.

Concluyendo, los dentistas deberían retirar de sus implementos la amalgama, sustituyéndola por materiales de resinas no toxica, biocompatibles y estéticos, para así contribuir en ayudar a limpiar el cuerpo de todos sus pacientes.

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