Heladio Pardo Olate, gerente general Mahel Cía. Limitada, Ingeniería & Servicios
“Mi familia y mis trabajadores son mi principal capital”
“Partí de cero y hoy me siento una persona bendecida, un hombre feliz”, con esas palabras, el empresario Heladio Pardo Olate, gerente general de Mahel Cía. Limitada, Ingeniería & Servicios, se identifica plenamente. Y es que don Heladio es un hombre que gracias a su responsabilidad, estudios y tenacidad ha sabido progresar y formar una sólida empresa sin dejar de lado el componente humano, que es la base de su vida.
Felizmente casado y con dos hermosas hijas, don Heladio nos contó su historia marcada por los valores que le inculcaron desde niño y por la constancia, trabajo y esfuerzo que le ha colocado a cada paso de su trayectoria, sin olvidar a su querido Cabrero, comuna que lleva en lo más profundo de su corazón.
“Jamás me he olvidado de mis raíces. Por eso compré el terreno donde hoy se ubica mi empresa. Nací acá y siento un profundo vínculo con los habitantes de mi tierra, el que se traduce en la posibilidad de generar empleos y ser un aporte en la industrialización de la zona”, afirma.
¿Ese sentido social ha sido clave en su vida?
Así es. Cuando miro hacia atrás, destaco la herencia fundamental que recibí, los valores y la educación. Partí de cero y hoy me siento una persona bendecida. Mi familia, además de mi señora y mis hijas, son las 350 personas con las que trabajo. La alegría y el dolor de todos es mi dolor. Me agrada la confianza y acogida que tienen cada uno de mis colaboradores, por ejemplo, cuando nacen sus hijos, están enfermos, tienen una gran alegría o alguna dificultad. Saben que siempre estoy para ellos y el afecto mutuo es impagable.
Una gran familia
Y justamente esa base familiar que tuvo fue la que lo llevó a formar su propia familia, la que don Heladio destaca como esencial en cada una de las decisiones que toma. “Mi señora, María Pilar Castillo, quien es mi socia en la empresa, realiza la labor más importante, el cuidado de nuestras hijas, Isidora Marina (15) y Agustina Paz (5). Ella me ha entregado una estabilidad afectiva de apoyo para emprender. Además siempre me brinda sus consejos acertados y su incondicionalidad. Juntos hemos tenido automotora, lubricentro, café ejecutivo, librería, entre otros emprendimientos. Siempre me dice ‘creemos fuentes de trabajo pero preocupémonos de no perder lo que tenemos’, y así ha sido. La admiro mucho, así como a su familia. Todos, gente intachable y maravillosa”.
Esta valoración por los afectos se ha transformado en la base para el capital humano de su empresa. “Me preocupo porque mi gente tenga un sueldo consciente, más que el sueldo mínimo. Además, tengo un centro recreativo para que lo utilicen, donde hay piscina, canchas deportivas, motos cuatro ruedas, amplios salones, cancha de tenis, entre otras cosas. Lo anterior es abierto también, de manera gratuita, a la comunidad cabrerina, por ejemplo, clubes de adulto mayor, juntas de vecinos, niños en riesgo social”, asevera don Heladio, quien es benefactor de hogares de niños, de ancianos y clubes deportivos (voleibol y fútbol).
Se siente ese orgullo de ser cabrerino
Es que Cabrero es mi hogar. Soy nacido y criado aquí. Solo durante mi adolescencia me fui con mi familia a Chillán, pero no me acostumbré. Extrañaba el campo. Entonces me volví con 16 años y me crié junto a mi abuelo paterno, Manuel Pardo, de quien tengo un recuerdo imborrable.
¿Cómo se dio su trayectoria laboral?
Estando acá trabajé y estudié paralelamente. Al principio, entré a trabajar en Aserraderos Andino (hoy Masisa) en el rubro de despacho de madera a Estados Unidos, Medio Oriente y algunos países sudamericanos. Pero desde siempre tenía la mentalidad de ser independiente y ayudar a los demás. Aunque nada fue fácil. Emprender en este país es una odisea, puesto que no existe el apoyo necesario. Fue así como luego de tres años, junté dinero y decidí retirarme de esa empresa. En ese tiempo, tuve la inestimable ayuda y acogida de la familia alemana Zirpel Roig, especialmente de la matriarca, Rebeca Molina Herrera (mi Titita), quien me abrazó, educó y protegió.
Posteriormente, a los 20 años trabajé para Simsa como contratista y en seis meses tenía el control entero de la empresa (el aserradero y las líneas de producción). Estuve cuatro años en ese lugar, hasta el cierre de la empresa, donde aprendí mucho.
Hasta que comencé a trabajar para CMPC, primero en el Aserradero Bucalemu y más tarde en la Planta Clear. A ese entonces ya tenía alrededor de 50 personas contratadas en mi empresa de servicios de mantenimiento industrial. Fue muy sacrificado, pero cada experiencia fue una gran lección. Nuestro compromiso y responsabilidad era total. Por mi buen desempeño, se me solicitó además de la mantención a las máquinas, hacerme cargo de la producción, lo que significó contratar 350 personas.
Me quedé 10 años haciendo esas dos tareas, hasta que decidí quedarme con mantenimiento, sumándose posteriormente la planta Mulchén, Nacimiento, entre otras. También me pidieron que me hiciera cargo de la reconstrucción y puesta en marcha del aserradero Constitución (post-terremoto) y del aserradero Loncoche.
Por lo anterior es que CMPC es una compañía importante en mi trayectoria laboral, a la que tengo que agradecer su apoyo y trato, puesto que mantenerse en el mercado no es fácil, debido a que generalmente la competencia es dura.
Mahel Cía. Limitada, Ingeniería & Servicios
Según cuenta don Heladio así se fue consolidando su empresa, que pasó a llamarse Mahel Cía. Limitada, cuyos servicios apuntan a obras civiles, forestales, movimiento de suelo, ingeniería, mantención industrial y arriendo de maquinaria. “Yo partí con un solo trabajador, Alejandro Carrasco, con el que nos conocimos desde la enseñanza básica y quien fue el único que creyó en mí. Pasamos momentos difíciles económicamente, pero después de seis meses nos equilibramos y se integraron otros funcionarios que antes me habían dicho que no”, relata.
Hoy es una empresa certificada con ISO 9001 (calidad y medioambiente) y la norma internacional del trabajo, por lo que en 2016 fue reconocida como la mejor empresa en calidad y servicio por Corma Biobío. “Esa distinción ha sido un estímulo para continuar por la línea trazada, en este punto quiero destacar la llegada de la profesional Loreto Robles al área de Recursos Humanos, quien ha sido un gran aporte en nuestro crecimiento y solidez, lo que se suma a la diversificación de la empresa tres años antes, cuando en 2013 se vino a trabajar con nosotros mi gran amigo Claudio Romero. Eso hizo que nos lanzáramos con el tema de ingeniería en construcción de líneas eléctricas y subestaciones”, subraya don Heladio, quien agrega que “somos una empresa dedicada a dar servicios generales, en particular a las empresas del rubro de la madera, mantención eléctrica, mecánica industrial, montaje, maquinarias, herramientas obras civiles, pinturas y movimiento de tierra, que cuenta con la vasta experiencia de nuestro equipo de trabajo, además de una moderna infraestructura que nos permite ofrecer a las industrias de toda la zona sur del país, un servicio confiable, responsable y de óptima calidad”, asegura el gerente general, ya que su trabajo se extiende desde Santiago a Coyhaique
Alta Tecnología
Para prestar esos servicios de manera profesional es que la empresa cuenta con tecnología de punta en maquinaria, que según dice don Heladio es del 2010 hacia delante. “Trabajamos de 4 a 5 años y luego vamos cambiando. Hoy contamos con más 120 máquinas entre las que destacan camiones pluma, camiones tolva, camiones cama baja, excavadoras, retroexcavadoras, camiones batea, camiones aljibe, trineumáticos, tractores de diferentes modelos y arriendo de generadores, miniexcavadoras, minicargadores, etc. Asimismo, quiero destacar la labor de don Rodolfo Mella, quien ha sido un pilar fundamental en esta materia.
Después formé Agrícola y Forestal La Quinta que explota el campo hace cuatro años, produciendo maíz de grano seco que se venden a grandes proveedores y agricultores, además de porotos de guarda, fardos y miel, por ejemplo, para esta última tendremos maquinaria traída desde Italia, ya que el objetivo es exportar a Europa. De aquí a cinco años queremos ser un protagonista en el rubro”.
¿Cuál es la proyección como empresa?
La realidad no está fácil, por el escenario que estamos viviendo en Sudamérica. En Chile no existen políticas claras para la inversión que ayuden al pequeño empresario. Solo se le dan facilidades a los extranjeros que vienen a invertir en nuestro país. Por eso nuestra proyección es año a año y mantener la consolidación que hemos obtenido en estos más de 20 años.
Pero personalmente, quiero proyectarme en dejar un legado de entrega hacia los demás. De hecho, muchos trabajadores que han estado conmigo, hoy son prósperos empresarios, lo que me da una satisfacción enorme.
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