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El valor de la amistad: Nuestra familia de la vida

Hablar de amistad siempre será referirnos a uno de los componentes más importantes para cada ser humano. Y es que los amigos de la infancia, los de la adolescencia y los de la etapa adulta, de una u otra forma, van constituyéndose en la base sobre la que fundamentamos nuestra vida social y afectiva. Pero ¿qué valor tiene la amistad actualmente?, ¿cuáles son sus beneficios reales? y ¿cuándo una amistad puede llegar a ser nociva?

Beatriz Pinto proviene de un hogar de padres separados y el gran sustento afectivo de aquellos años de niñez fue el grupo de amigas que forjó cuando tenía sobre los 10 años. Eso la tiene muy orgullosa porque a pesar de los años (hoy tiene 44), aún lo conserva “como si fuera ayer”.

Es un grupo de 4 amigas que compartieron la infancia, la juventud y aunque después, por motivos de estudio, dejaron de verse con la asiduidad que hubiesen querido, hoy continúan compartiendo cada vez que pueden en las fechas más importantes para cada una como son los cumpleaños, además de las fiestas patrias y el año nuevo. Sin ir más lejos, este nuevo 2016 las encontró en Concepción donde todas se juntaron con sus parejas (un par de ellas tiene) y con sus hijos. Todo fue felicidad, tallas, recuerdos, buenos deseos, etc… “Con ellas siento que la amistad pura existe ya que aunque no nos vemos tanto, siempre estamos presentes cuando la otra nos necesita. Para mí, la amistad es uno de los ingredientes que le da sazón a la vida”, asegura.

Su importancia

En la actualidad, donde todos vivimos inmersos en nuestro día a día, corriendo, y generalmente colocando como único norte nuestro propio crecimiento y desarrollo, dejamos muy poco tiempo para compartir con esos amigos del alma. Esas personas que, aunque muchas veces no lo parezcan, son parte importante de nuestra vida, alegrándonos y compartiendo también los momentos de tristeza que experimentamos cotidianamente.

Pero ¿dónde nace el sentimiento de la amistad? No debemos olvidar que somos “animales sociales” y es inevitable el contacto diario con diferentes personas, así como la formación de vínculos afectivos con quienes nos sentimos más en sintonía, compartimos intereses, creencias, puntos de vista, y en definitiva, con quienes nos sentimos cómodos, pudiendo ser tal cual somos, exactamente como la viven los niños, sin prejuicios y con la mayor naturalidad del mundo.

Viviéndola de manera muy personal

Patricia Rojas, psicóloga, nos brinda un parámetro importante, “hay que hacer una distinción entre los conocidos y los amigos. Esto porque en la sociedad actual el significado y el sentido de la amistad se ha desdibujado un poco, por un lado por la simplificación y fugacidad con que se abordan a través de las redes sociales, olvidando que el verdadero sentido de la amistad radica justamente en cultivarla diariamente en el intercambio de afecto no solo por medio de la tecnología, sino que darnos el tiempo para vivirla en un contacto directo. Creo que la amistad tiene una esencia común pero se vive de manera especial en cada persona. Es por ello que es fundamental que se logre establecer quiénes son los verdaderos amigos y quiénes pertenecen al grupo de los conocidos (personas con las que tratamos habitualmente pero con las que no nos abrimos). Estoy convencida que en los malos momentos se puede observar, con más nitidez, a los amigos, los que son hermanos de la vida, con los que tú cuentas”, afirma.

Elementos de una amistad verdadera

  • La proximidad: Los amigos son los que están en todos los momentos, dándote un buen consejo y guardando reserva. Además brindan afecto puro.
  •  No existen prejuicios: los vínculos se establecen de tú a tú, sin barreras sociales ni emocionales, con total aceptación por el otro. Un claro ejemplo son los niños, a los que les es más fácil entablar amistades. En cambio los adultos están más determinados por sus miedos personales, lo que los hace abrirse menos y andar defendiéndose de los demás.
  • Buena comunicación: Aquí son importantes los factores como la autenticidad, sinceridad, contención, demostraciones de afecto, etc. Sin ellos es imposible que exista amistad.
  • Nos fortalece: Una amistad positiva potencia nuestras capacidades y talentos, lo que nos beneficia en el desarrollo de una mejor autoestima.
  • Tiempo: Aún cuando nuestro día a día sea absorbente, siempre dejar un espacio, periódicamente, para nuestros amigos, saber cómo están y generar espacios para compartir.
  • No existen elementos sexuales ni románticos: En un verdadero vínculo de amistad lo que prima es el afecto por el ser humano, sin ningún tipo de interés.

Cuenta conmigo (Testimonio)

“Así como la clásica película de 1986 “Cuenta conmigo” que habla sobre un grupo de hombres que fueron amigos desde la infancia, mi historia va por un camino similar. Recuerdo a Juan Pablo y Leo, dos amigos que hice cuando tenía 10 años y estaba en la escuela. En ese tiempo no había mayor entretención que los dibujos animados (Robotech) que daban en las tardes después de clases y al darnos cuenta que compartíamos ese mismo interés, decidimos juntarnos en la casa de uno para disfrutarlos juntos. Recuerdo que nos reíamos y fantaseábamos con las historias, incluso dibujábamos cómics sobre los personajes… era todo muy lindo. Así fue como con el tiempo se forjó una gran amistad, de esas férreas que soportan distancias, ausencias, olvidos… pero que de una u otra forma siempre están presentes cuando más se les necesitan. Fue así que estando todos casados, un hijo de Leo se enfermó gravemente y tenía que operarse de urgencia. Juan Pablo vivía para el norte y yo para el sur, pero acudimos con prontitud cuando Leo nos contó que estaba mal económicamente y que no tenía el dinero suficiente para solventar los gastos.

Recuerdo que viajé toda la noche y cuando nos encontramos los tres en casa de Leo nos abrazamos con mucha emoción. Hacía algún tiempo que no nos veíamos y juntarnos en esas circunstancias fue muy fuerte. Lo importante es que pudimos entre todos ayudar a que su hijo restableciera su salud y saliera bien. En ese momento nos volvimosa abrazar y reír como cuando niños, como cuando lo hacíamos fantaseando con nuestros personajes animados favoritos. Por eso soy un convencido de que la amistad es el sentimiento más noble que podemos experimentar en esta vida. Un mundo con amigos es el paraíso”, cuenta Gonzalo de 43 años.

Amistades ciberespaciales

Así como hemos afirmado que la amistad trae muchos beneficios también existen aspectos que debe mantenernos alerta. Nos referimos a las amistades virtuales que se establecen en las redes sociales.

Según nos cuenta la psicóloga del PPF Viviendo en Familia Chillán-Coihueco de la Protectora de la Infancia, Claudia Rodríguez, este nuevo elemento de comunicación del siglo XXI tiene sus pros y contras. “Por un lado, la tecnología es un facilitador para algunas personas que no cuentan con las habilidades sociales al sentirse más resguardados tras un computador. Pero también sirve para cultivar y mantener amistades de la infancia o de adulto. Lo peligroso es cuando “creemos” que la amistad solo se reduce a las personas con las cuales tengo una relación virtual. Hay que dejar en claro que esimposible tener y mantener un vínculo afectivo por intermedio de la computadora o el celular, donde no nos veamos a la cara, ni sabemos qué piensa o siente el otro”, señala.

Las redes sociales, sobre todo Facebook, son herramientas que hoy en día se han vuelto indispensables para el desenvolvimiento de muchas actividades, ya que ayudan a tener una comunicación más frecuente e inmediata con «amigos» o «personas conocidas». Sin embargo las relaciones «cara a cara», como las tardes de café entre amigos, implican un contacto personal más cercano y humano. Entonces cabe preguntarse ¿cuánto de afecto hay en un click?. Dependerá de cada persona. Quizás algunas, como señala la psicóloga, aprovechen esta herramienta para no perder el contacto con quienes quieren o también para otras, sea una forma de canalizar intereses individuales y egoístas de toda índole. Aunque hay que reconocer que existe un tercer grupo de personas que encuentran en las redes sociales una posibilidad cierta de “hacer amigos” para palear carencias afectivas y emocionales. “Cuando no existe una entrega, cuando uno idealiza a un amigo (a) y quiere proyectar las carencias que uno tiene sobre el otro, en virtud de las propias necesidades, eso no es amistad. La amistad es un complemento, empatizar con lo que le pasa al otro”, aclara.

Amigos de los hijos

Teniendo en cuenta que la amistad es un universo infinito que no sólo se centra en el vínculo con personas externas, también es claro considerar que se puede vivir dentro de la familia, ¿cuántas veces no hemos escuchado que existen padres que son más amigos que padres de los hijos? Es en este punto donde la psicóloga Patricia Rojas nos indica que hay que ser cuidadosos, por cuanto “cuando niño no es recomendable establecer lazos totales de amistad con los hijos, ya que se necesita la disciplina para la guía en la formación del niño. Eso además le puede traer complicaciones para establecer relaciones futuras. Quizás son comprensibles y positivas cuando los hijos son adultos, pero en la infancia y adolescencia no es bueno confundir roles”, precisa.

Muchos de los padres actuales toman esta actitud en su deseo de evitar repetir “los mismos errores” de sus padres, o en otros casos se ha visto que un adolescente puede ser un atractivo amigo para un padre, por el hecho de que  algunos padres parece que quieren ser jóvenes a través de los hijos adolescentes.

Por estos motivos, los padres caen peligrosamente en extremos. Confunden amistad con complicidad, iniciando esta relación desde muy temprana edad, lo que puede tener como consecuencia la creación de un niño inseguro, ansioso y  sin respeto hacia ellos.

Debido a que los seres humanos tardamos varios años en desarrollar las capacidades que nos permiten sobrevivir por nuestros propios medios, es fundamental para los hijos menores ver a sus padres como personas superiores a ellos, capaces de cuidarlos y protegerlos hasta que sean adultos y puedan hacerlo por sí mismos. Tener un padre con quien se siente de igual a igual no le transmite al niño confianza en esta capacidad.

El papel funcional de los padres es establecer límites referentes, por medios de los cuales nuestros hijos comiencen a construir su identidad, ya que en esta etapa no son capaces de afrontar las consecuencias de sus actos, es necesario enseñar a los niños a adoptar decisiones.

Compañeros de viaje (amor en pareja)

¿Quién no ha escuchado alguna vez el término “Amigos con ventaja”?, por supuesto que sí, y es el que se refiere a la amistad entre un hombre y una mujer donde no existe compromiso, pero sí un vínculo romántico-sexual. Según el psicólogo Williams Fuentes, esto obedece más a una moda “que va de la mano con la madurez que la persona tenga. Cuando las relaciones de niño son confusas puede que eso se proyecte en la etapa adulta. Entonces vivirá la amistad de esa forma”,  pero si hablamos de lo que sucede dentro de una pareja, ¿debería existir amistad entre sus componentes?, ¿no tendrá algunas consecuencias negativas?

Primero que todo, para este profesional, es muy factible la amistad entre un hombre y una mujer, ya que establece la afinidad entre personas con intereses similares o bien con personalidades que logran complementarse, lo que enriquece la relación.

Ahora si esto se proyecta a lo que sucede en la pareja, se establece la diferencia entre amistad y complicidad, donde hay un entendimiento más profundo y un proyecto de vida común con intereses compartidos. Si se analiza el tema, se puede establecer que toda relación en pareja tiene un grado de amistad especial, donde más que amigos, el término que encaja mejor es el de “compañeros de viaje”. “La amistad en el amor tiene que ver con el respeto, el compartir valores y aceptar diferencias, comunicarse y lograr entenderse en lealtad y confianza”, señala el profesional.

Tips para cultivar una buena amistad

  • Conocernos a nosotros mismos: Analizar nuestro comportamiento para con los demás. Lo importante es conocer lo valioso que somos y reconocer lo mismo en los demás.
  • Ser siempre honesto: No dejas que la mentira tenga cabida en nuestras relaciones de amistad. Cuando un vínculo se fundamenta sobre la base de las apariencias o falsedades no tendrá un buen final. Sólo las amistades que son abiertas y verdaderas logran consolidarse en el tiempo.
  • Ser positivos: Siempre entregar buenas vibras y buena energía. No solo en los momentos de alegría, sino que en las dificultades. Eso brindará contención y comprensión a nuestros amigos.
  • Saber perdonar: Aquí lo clave es lograr perdonarse y perdonar cuando las circunstancias lo ameriten. Dejar de lado el rencor o el orgullo, en la amistad no son buenos consejeros. Más vale hablar al respecto y tratar de superar los obstáculos. Recuerda que errar es humano y perdonar es divino.
  • Saber escuchar: En una sociedad donde todos quieren imponer sus puntos de vista de cualquier forma, sin importar la verdad del otro, es fundamental aprender a escuchar y contener a nuestros amigos, tanto en sus penas como alegrías. Solo así lograrás conectarse en profundidad con ellos.
  • Colocarse en el lugar del otro: Hemos escuchado la frase “no hay amor más grande que aquel que da la vida por un amigo”. Y es verdad, en el sentido de lograr salirse de nuestra finitud y conectar con el otro al 100%. Eso es el fiel reflejo de lo que significa dejarse de lado, cuando corresponda, y colocarse en la piel de nuestro amigo para entenderlo mejor, sin juzgar.
  • Saber cuando no es una amistad verdadera: Este punto es tan importante como los demás. Cuando nos damos cuenta que la persona que creímos amiga no lo es (por diversos factores), es bueno y sanador decir adiós, no por intermedio de ignorarla sino que siendo sinceros y siempre dando la cara. Eso será beneficioso tanto para ti como para la otra persona.

Hablar de amistad es realmente hablar del universo. Un gran espacio que da cabida a lo más mágico y maravilloso que existe en cada ser humano. Por eso no olviden nunca que los mejores amigos, esos del alma, son como las estrellas, que aunque no siempre se ven, siempre están ahí.

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