El renacer de Chile
Hace unos días se anunció un hecho histórico: la firma del «Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución», que el Gobierno y la mayoría de los partidos políticos acordaron para superar la crisis social y comenzar a dar los primeros pasos para resolver las demandas que los chilenos hicieron explícitas en cada una de las marchas realizadas en las últimas semanas a lo largo de todo el país. Es un gran punto de partida, conocer mediante un plebiscito si se quiere una nueva Constitución y definir el mecanismo más adecuado («Convención Constitucional» o una «Convención Mixta Constitucional»). La primera dispone un 100 % de delegados electos por el pueblo y la segunda un 50 %, el que se suma al otro 50 % con parlamentarios. Pero esta historia tiene su origen en la “Revolución Pingüina” en 2006, aunque tuvo su erupción volcánica el pasado 18 de octubre cuando comenzaron las marchas.
Por eso queremos hacer un relato desde el corazón ciudadano, desde dentro de las marchas, para lo cual nos internamos en ellas, conversamos con algunas personas y hemos seguido lo que fue transmitiendo la clase política.
El 18 de octubre Chile estalló, nos cansamos de la corrupción, el abuso de poder y la desigualdad. ¿Y por qué ese día? no solo fue por el alza de 30 pesos del metro, nos cansamos de la falta de compromiso de quienes nos representan y exigimos lo que corresponde: derechos sociales justos en una sociedad inclusiva y con oportunidades para todos.
Fue así como nuestros lentes estuvieron en tres ciudades importantes: Talca, Chillán y Los Ángeles, y aquí les mostramos lo vivido y los invitamos a darle el verdadero sentido a este hecho histórico, no nos quedemos con los enfrentamientos ni la delincuencia, sino con los 30 años que Chile ha vivido en un mundo virtual. A través de nuestros registros los invitamos al mundo real.
Estallido social
La construcción de una sociedad no se da espontáneamente, es algo que se planifica y se trabaja más allá del Gobierno de turno. Han pasado 30 años de la vuelta a la democracia y durante ese tiempo hemos sido testigos de una serie de vicios y corrupción que el sistema neoliberal capitalista ha impuesto, beneficiando a las grandes empresas de retail y de servicios, y perjudicando a la mayoría de los chilenos, los de clase baja, pero también los de la llamada clase media. Así podemos nombrar una serie de situaciones donde la democracia se ha escondido bajo el velo de la colusión, el abuso, la falta de equidad de género, las bajas pensiones de jubilación (NO + AFP), la inseguridad, la mala calidad de la educación y salud.
Y así llegamos a los hechos actuales, las manifestaciones pacíficas de miles de compatriotas que por todo eso y más, han salido a las calles para protestar y exigir demandas ciudadanas que, sin duda, son los verdaderos cimientos de una sociedad sana y con oportunidades para todos, que esperamos comenzar a concretar a partir del plebiscito de abril del 2020.
Fotografías: Bárbara Ramos Moya – Comunicadora Audiovisual
La voz del pueblo es la voz de Dios
- Yolanda 72 años (pensionada)
“Yo creo que las demandas son justas, pero los daños y la violencia que hace la gente están demás, todo lo que se ha destruido tendrá que ser repuesto y eso implica una gran cantidad de dinero. Por ejemplo, la gente humilde que tiene sus negocios no puede surtirlos adecuadamente y deja de recibir ingresos importantes. Las marchas deben ser sin violencia, pero lo malo son los que se meten infiltrados y desvirtúan el espíritu de lo que se exige. Además el actuar de carabineros ha sido más o menos no más, se les ha pasado la mano, pero si no tuvieran mano dura los delincuentes más se aprovecharían”.
- Ana María, 52 años (dueña de casa)
“Las manifestaciones y marchas son algo que se veía venir. No es posible que las autoridades de Gobierno y toda la clase política pensaran que el pueblo iba a estar aguantando mucho más. ¡Basta de abusos!, yo protesto porque no es posible tener pensiones de hambre y un sistema de salud tan mediocre que deja morir a los que no tenemos plata”.
- Diego, 17 años (estudiante secundario)
“Creo que la juventud es la que ha provocado el remezón en los adultos. Por años hemos sido abusados y hoy gracias a los jóvenes el pueblo de Chile ha despertado. Hoy nos damos cuenta que las demandas sociales son legítimas, solo basta la voluntad de los políticos y empresarios. Nos hemos hecho sentir de norte a sur y tenemos que seguir. Esto no ha terminado. Asamblea Constituyente ahora y nueva Constitución. Tengo la esperanza de que el Chile de mañana sea como debe ser, más justo, humano y con conciencia social”.
- Fernando, 55 años (administrativo)
“Lo que está expresando el pueblo es súper legítimo por todo lo que hemos estado soportando estos años. La gran mayoría tenemos claro que deseamos un cambio real, pero lo que me preocupa es que las fuerzas de seguridad confunden a los que estamos luchando por demandas justas con el vandalismo que aparece con rostros cubiertos y sin respetar la democracia”.
- Gladys, 69 años (dueña de casa)
“Lo que está pasando en netamente el producto del uso y abuso que han hecho de la gente, sobre todo los políticos que ganan tremendos sueldos y la gente muriéndose del hambre. Por ejemplo, las pensiones miserables de nosotros los ancianos y profesores, además todo está más caro en alimentación y medicamentos. ¿Cómo se puede vivir con 120 mil pesos? ¡Ese es mi descontento!”.
- Víctor, 22 años (estudiante universitario)
“Nosotros como estudiantes debemos ser consecuentes. Ser líderes del cambio social que necesita este país. ¡Basta de la corrupción de nuestras instituciones!, eso ha llevado al caos a Chile y somos los jóvenes los que debemos despertar al resto de la sociedad. La violencia no es el camino, pero no debemos desviar el foco de atención que es la salud, la educación, las pensiones, etc.”.
- Francisca, 34 años (administrativa)
“Soy madre soltera y sé lo que es ‘sobrevivir’ con sacrificio. Gracias a Dios, mis padres me apoyan, y encima ellos sacan pensiones indignas. Es hora que el pueblo salga a las calles y haga valer sus derechos. Los medios de comunicación no deben tergiversar la realidad”.
- Rodrigo, 45 años (emprendedor independiente)
“Soy emprendedor y comparto muchas de las demandas que se hacen, ya que lo que podamos comenzar a cambiar hoy tendrá sus frutos el día de mañana para nuestra vejez y para las futuras generaciones de chilenos (as). La nueva Constitución debe ser una realidad, pero a través de una Asamblea Constituyente, no entre las paredes del Congreso que no nos representa para nada. ¿Si me ha afectado la convulsión social? Por supuesto que sí, pero es algo soportable por ahora. De todas maneras esperemos que pronto tengamos paz para retomar normalmente nuestra vida”.
Luz al final del túnel
El país ha pasado en unos pocos días a estar en otra dimensión, esa realidad donde nada representa seguridad y donde todo parece estar en tierra de nadie. Pero ¿qué pasa con las demandas ciudadanas?, esas que los chilenos han callado y aguantado por años. Sin duda que sea cuál sea el mecanismo para redactar una nueva Constitución, estarán incluidas en ella. Aquí les mostramos las principales que el pueblo ha dejado sentir en las calles.
- No más AFP: El sistema de pensiones es uno de los grandes temas que ha estado en discusión en los últimos años. Es un sistema que rige desde 1982, en plena dictadura, que apunta a las administradoras de fondos de pensiones, la que administran los fondos de cuentas individuales de ahorros para pensiones al momento de jubilar.
El tema es que dicho sistema no ha cumplido con las expectativas de los chilenos y, en voz de muchos, no ha sido capaz de entregar pensiones dignas, concentrando las riquezas en manos de pocos e instalando una brecha más grande en materia de desigualdad de ingreso.
- Salud precaria: ¿Cuántos de los chilenos que han salido a marchar no lo hacen por sentirse desprotegidos en el área de la salud?, En nuestro país tenemos dos alternativas: FONASA o ISAPRE, siendo la primera la que concentra el mayor número de personas afiliadas (80 %). Entre las problemáticas que aún subsisten están: baja o nula presencia de especialistas en hospitales, la necesidad de reducir las listas de espera, entre otros. En relación con las ISAPRES, el reclamo va por el alza de los planes de salud, las preexistencias, la baja cobertura y el acceso restringido a los centros de salud.
- Transporte público: Desde hace más de una década que venimos siendo testigos de la irresoluta capacidad por brindar un servicio de transporte seguro, con valores adecuados, sustentable, etc. Seguramente se le vino a la mente el Transantiago, así es, quizás fue el punto de partida para una escalada de descontento frente a los desaciertos de la autoridad, personificada en los distintos gobiernos que se han sucedido en los últimos 30 años. Hoy son los 30 pesos de alza del metro, y es que los chilenos se han cansado de transportes caros, inseguros y lentos. De hecho, un reciente estudio de la Universidad Diego Portales de Santiago, de un total de 56 países alrededor del mundo, el de Chile es el noveno transporte más caro en función del ingreso medio de sus habitantes.
- Privatización del agua: Muchas personas, especialmente del mundo del agro, han venido colocando el tema en la mesa desde que se presentó el Código de Aguas, pues si bien este reconoce el agua como un bien nacional de uso público, establece que los particulares (o privados) puedan constituir sobre las aguas derechos de aprovechamiento perpetuo. Por eso que algunas voces han hablado no de “sequía” sino de “saqueo”. Un verdadero aprovechamiento del agua que desabastece a la población.
- Educación de calidad para todos: Es un tema que desde hace 13 años está en nuestro ADN. Desde la “revolución pingüina” es que se ha venido conversando el tema, cómo no recordar la fuerza con la que los estudiantes secundarios hicieron sentir su descontento, lo que vino a refrendarse en 2011 con nuevas marchas, esta vez integrando a toda una comunidad que exigía gratuidad y calidad. Frente a lo anterior, y aunque se ha avanzado en algunas materias, la educación continua siendo una piedra de tope para que nuestra sociedad crezca en igualdad de derechos, vale decir, que nuestros niños y jóvenes tengan las mismas oportunidades.
- Corrupción: Recuerdo que hace 20 años un político dijo que Chile era un país sin corrupción, que a pesar de tener deficiencias, se podía vivir en paz y tranquilidad, sin exponer a la comunidad a los abusos. Hoy esa afirmación suena más a un cuento que a la realidad. Y es que lamentablemente nos hemos acostumbrado a familiarizarnos con palabras como colusión, abusos, escándalos, evasión de impuestos… palabras que ya son habituales a nuestro diccionario y que aun así, no nos deja de sorprender, ya que no solo lo vemos de las grandes empresas, sino también de instituciones como Carabineros, el Ejército y la clase política.
Un nuevo amanecer
En resumen, el llamado ciudadano está comenzando a ser respondido por el Gobierno y la clase política. Una nueva Constitución no es el fin, sino el punto de partida de un proceso de transformación largo, donde no solo habrá cambios estructurales en nuestra legislación, también cambios culturales y sociales donde seremos protagonistas.
Es de esperar que el terremoto más grande que hemos tenido tenga un futuro esplendor, donde podamos encaminarnos a lo que todos queremos, ser un país más justo, igualitario e inclusivo. A partir de hoy, de nosotros depende.