Trastornos del sueño. Terrores de medianoche
Dormir y descansar luego de una jornada de múltiples actividades es el anhelo de todos. Aunque, contrariamente a lo que podemos pensar, en la actualidad este simple y cotidiano hecho se ha transformado en un privilegio debido a diversos trastornos del sueño que se han vuelto una gran amenaza para nuestra salud física y emocional.
Los médicos especialistas coinciden en que el dormir es la forma más óptima en que el cuerpo repone sus energías y se renueva día a día para mantener su salud en cada uno de los requerimientos a los que lo sometemos. Con toda seguridad conocemos la popular frase que dice “el ideal de dormir son 8 horas”, pero muchas veces por motivos laborales, académicos o familiares, somos testigos de como esta premisa pasa a ser una medida que no se cumple como debería, ya que además está rodeada de un sinfín de otros aspectos que cada persona debe considerar al momento de proponerse disfrutar de un placentero sueño.
Se ha determinado que existen innumerables trastornos a los que puede verse expuesta una persona como consecuencia de su estilo de vida, sus enfermedades, su salud mental, sus problemáticas respiratorias, etc. y aunque existen algunos más comunes que otros, ninguno es menos importante a la hora de tener una salud equilibrada.
La raíz del sueño
Para el neurólogo Dr. Rodrigo Avendaño Brandeis, hay que partir de la base que el sueño es uno de los ritmos biológicos esenciales para los seres vivos, de la misma forma como alimentarse o reproducirse. El sueño restaura los ritmos biológicos y psíquicos, e incide en el desarrollo personal, laboral, etc.
“Cuando una persona duerme bien, de acuerdo a su edad y capacidad física, eso le permite mantener la vigilancia activa y la concentración en materias abstractas como estudiar, leer, manejar, crear, etc. Las fibras musculares han descansado, lo que está relacionado con un bienestar psicológico en cuanto a situaciones creativas y prácticas. El principal beneficio es sentirse bien, mejorar la autoestima, y usar todas las potencialidades físicas y psíquicas que posee nuestro cuerpo”, afirma el facultativo.
Tipos de trastornos
Según el neurólogo existe más de 30 categorías de trastornos del sueño, el que define, basándose en la clasificación internacional de las enfermedades de la Organización Mundial de la Salud, como “toda condición que impide dormir bien, que produce un exceso de somnolencia o aquellas alteraciones motoras y psicológicas que generan un problema para el paciente”.
El Dr. Avendaño sindica 3 grupos de trastornos del sueño que congregan la totalidad de estas patologías:
- Cuando son producto de otras enfermedades: Aquí están, de preferencia, las enfermedades psíquicas como el estrés y la depresión (que se asocian con el insomnio), el alzheimer, el parkinson, la obesidad, la hipertensión, etc.
- Alteraciones propias del sueño: Existen con exceso de sueño y con déficit de sueño. Una de las que tiene exceso es el síndrome de apnea periódica del sueño, donde hay pausas respiratorias (microdespertares inconscientes), el bruxismo que son las contracciones de los músculos de la mandíbula o el síndrome de las piernas inquietas.
- Cuando no existe enfermedad determinada tras los trastornos: Es el caso de las parasomnias como sonambulismo, trastornos conductuales del sueño REM, etc.
Los más presentes
Sin duda que si observamos dentro de nuestra propia familia podremos determinar algún caso de insomnio, apneas o ronquidos. Para el Dr. Avendaño son quizás los trastornos más recurrentes y que se presentan con mayor fuerza en la sociedad actual.
El insomnio está asociado al estrés por causales existenciales, económicas, emocionales, etc. que generan angustia e irritabilidad, lo que a su vez incrementa el no poder dormir. “Por la estructura de sociedad machista actual son las mujeres las que sufren más de estrés, potenciando el cuadro de insomnio”.
En cuanto a los ronquidos, estos se producen comúnmente sobre los 40 años de edad y están asociados a problemas estructurales como la obesidad, la desviación del tabique nasal, una faringe estrecha, etc. “El ronquido no es un problema por sí solo, pero puede llegar a ser de mucho cuidado si se asocia a la apnea obstructiva del sueño que además de roncar hace que la persona deje de respirar. Todos podemos tener apnea (hasta 5 por hora), pero cuando se presentan más y se asocian a sobrepeso, dificultad de concentración, dolores de cabeza, entre otras complicaciones, se vuelve un problema”, explica.
Además, el Dr. Avendaño afirma que el componente psicológico es muy incidente, ya que cuando el paciente presenta ronquidos, insomnio o apnea se le realiza una revisión completa de su historia personal y familiar, para no solo determinar las causas físicas, sino también los factores psicológicos (ansiedad, estrés o depresión) que puedan estar afectando al individuo, los que se controlan mediante fármacos y psicoterapias.
Asimismo, en cuanto a exámenes, el profesional indica que dependiendo de los orígenes que tiene el problema son los exámenes aplicados. Cuando se sospecha de la apnea del sueño se aplica la polisomnografía donde se mide la oxigenación, movimientos toráxicos, ritmos cerebrales, frecuencia respiratoria, etc.
Otro examen más básico es la poligrafía del sueño, que es más sencilla y está orientada a la parte respiratoria.
Tips a considerar
- No asustarse con la presencia de somnolencia (causas laborales, de estudio o familiares), pero cuando se vuelve crónica hay que consultar.
- No automedicarse ya que cada caso es único.
- Mejorar los aspectos higiénicos del sueño.
- Evitar las comidas excesivas y el ejercicio tarde.
- Evitar el alcohol, el cigarro, bebidas energéticas, etc.
El peligro de los ronquidos
El Dr. Rodrigo Leiva Salazar, otorrinolaringólogo, manifiesta que los problemas del dormir son una realidad más cotidiana de lo que creemos.
Debido al acelerado ritmo diario y a los estilos de vida poco saludables, se presentan numerosas afecciones de este tipo, donde sobresalen los ronquidos (Síndrome de apnea obstructiva del sueño), los trastornos para conciliar el sueño y los trastornos con somnolencia excesiva.
Los estudios epidemiológicos han demostrado que un 10 – 15% de la población presenta roncopatía evidenciado que el Síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAHS) es una enfermedad muy prevalente que afecta entre 4 – 6% de hombres y 2 – 4% de las mujeres en la población adulta, aumentando claramente con la edad. Por otra parte, se ha mostrado que el SAHS está asociado con el deterioro de la calidad de vida, la presencia de hipertensión arterial, el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares y está relacionado con los accidentes de tránsitos por la somnolencia diurna.
El (SAHS) consiste en la aparición de episodios recurrentes de limitación al paso del aire durante el sueño, como consecuencia de una alteración anatómico-funcional de la vía aérea superior (nariz, faringe y laringe) que conduce a su colapso, provocando descensos de la saturación de oxígeno y microdespertares que dan lugar a un sueño no reparador, somnolencia diurna excesiva, trastornos neuropsiquiátricos, respiratorios y cardíacos.
Dentro de la roncopatías, existen 3 tipos:
- Roncador simple, cuando además de no molestar a los acompañantes no existe evidencia objetiva de resistencias de la vía aérea superior.
- El roncador problema, cuando molesta al acompañante y/o personas que conviven en la casa.
- El roncador acompañado con SAHS, donde se manifiestan los siguientes síntomas: somnolencia diurna excesiva, sueño no reparador, boca seca, cefalea matinal, disminución de la capacidad de concentración, déficit de memoria, irritabilidad, impotencia, fatiga, etc.
“Frente a este panorama, los dos últimos son de cuidado. Para que el médico pueda diferenciar entre un tipo u otro se debe realizar un cuestionario llamado escala de Epworth, una poligrafía ambulatoria del sueño y/o polisomnografía del sueño”, manifiesta.
Causas
Las causas de la roncopatía son multifactoriales y complejas, entre las que encontramos:
- Factores anatómicos que determinan una cavidad faríngea estrecha: hipertrofia amigdaliana, micrognatía (mentón pequeño), macroglosia (lengua grande) y, con mayor frecuencia, la obesidad por depósito de grasa en la zona retrofaríngea.
- Mayor flacidez de los tejidos y músculos faríngeos que aumenta con la edad.
- Aumento de la resistencia al flujo aéreo a nivel de la zona nasal, por desviaciones del tabique nasal, pólipos, etc.
- Descoordinación y disminución de la contracción de los músculos dilatadores de la faringe especialmente por el reflujo gástrico.
“En general, los pacientes que roncan son obesos, tienen más de 40 años, tanto hombres como mujeres (estas últimas también por la menopausia) tienen problemas para respirar por la nariz, hipertrofia amigdalina, etc. Es por esto que antes de partir el tratamiento, hay que estudiar acuciosamente cada paciente. Primero con un examen físico otorrinolaringológico completo evaluando la nariz, boca, lengua, faringe y laringe. Luego se le solicitan exámenes complementarios como nasofibroscopía, un escáner de cavidades paranasales y principalmente una poligrafía del sueño ambulatoria y/o polisomnografía.
La poligrafía del sueño ambulatoria mide los parámetros cardiovasculares y de respiración. Con esto se determinará si el paciente es un roncador simple, problema o con SAHS (leve, moderada o severa). También existe otro examen más exhaustivo que se realiza hospitalizado llamado polisomnografía del sueño que comprende un estudio neurofisiológico y vascular y que es recomendado para casos más delicados o con duda diagnóstica”, dice el especialista.
Una vez realizado el estudio podemos clasificar si estamos en presencia de casos leves, moderados o severos.
Apnea leve: El tratamiento es higiene del sueño y medidas como bajar de peso y la posición corporal. Se ha encontrado que de espalda se ronca un 80 % más que de lado. Por ello existen pijamas con cojines especiales o bien coser una pelota de tenis en el centro de la espalda. También, en algunos casos, se mejora con tratamiento anticongestionante nasal o cirugía correctiva del tabique nasal.
Apnea moderada: Además de las medidas generales y la higiene del sueño, se utilizan dispositivos de avance mandibular. Aquí se puede plantear un tratamiento quirúrgico en aquellos pacientes que tengan alguna anormalidad estructural de la vía aérea superior como una septoplastía o faringoplastía. En caso que no exista anormalidad tiene indicación de Cpap.
Apnea severa: Se utiliza un dispositivo llamado Cpap que es un generador que suministra aire a presión a través de un tubo y una mascarilla (generalmente una mascarilla nasal) desde la nariz hacia las vías respiratorias superiores. El aire a presión evita el estrechamiento y colapso de los tejidos blandos abriendo las vías respiratorias superiores. Tiene un costo de alrededor de los 450 mil a un millón y medio de pesos.
Higiene del sueño
Para el profesional, este es un aspecto esencial, ya que al no existir ningún tratamiento 100% efectivo, la higiene del sueño es un factor a considerar, como estilo de vida, para favorecer un dormir saludable que traiga como consecuencia un bienestar físico y psicológico de cada persona. Es por ello que existen un conjunto de hábitos y conductas que son fundamentales a la hora de promover el sueño reparador y descansado.
Estas apuntan principalmente a:
- Ser ordenado con las horas de sueño (mantener una disciplina horaria).
- Una hora antes de dormir comenzar a bajar la intensidad de la actividad diaria (no hacer deporte).
- No dormir con alcohol (roncan un 50% más).
- Bajar el consumo de café, té o mate que son estimulantes (antes de las 6 de la tarde).
- Evitar el cigarro.
- Comer 2 horas antes de dormir una cena liviana.
- Restringir el líquido nocturno antes de dormir ya que se aumenta la cantidad de reflujo.
- Evitar dormir de espalda.
- Manejar el estrés mediante técnicas como la meditación e hipnosis.
- Preocuparse de tener factores medioambientales adecuados como una cama confortable y un entorno tranquilo.
Duración ideal del sueño
Recién nacido: 16 a 20 horas.
Niñez: 10 a 12 horas.
Adolescencia: 12 a 14 horas.
Adultez: 8 a 10 horas.
Tercera edad: 6 horas.
Otros trastornos
Dentro del amplio espectro que hemos nombrado para referirnos a los trastornos del sueño, podemos nombrar los siguientes para que se interiorice de otras afecciones menos comunes pero igualmente de cuidado.
Bruxismo: Se caracteriza por hacer que el paciente apriete los dientes de manera excesiva, especialmente de noche, con una presión de fuerza que puede llegar a los 250 kilos por diente. Como causales están el estrés y la ansiedad y pueden desencadenar daño o desgaste de las piezas dentales, así como problemas cervicales. El tratamiento debe ser una combinación entre psicoterapia, farmacología y odontología.
Narcolepsia: Trastorno neurológico que se caracteriza por una excesiva somnolencia diurna que trae como consecuencia ataques de sueño debido a que el cerebro no puede controlar los estados del sueño. Su tratamiento es farmacológico y de cambios en el estilo de vida.
Muerte súbita: Es la muerte repentina de un lactante o menor de edad de no más de un año de vida. Puede deberse a la incapacidad del menor para despertar al no tener estimulación del sueño y la incapacidad del cuerpo para detectar la acumulación de dióxido de carbono en la sangre. La desfibrilación precoz es el único tratamiento efectivo.
Enuresis: Es el acto repetitivo de orinar durante la noche que está relacionado con alteraciones de tipo socioemocional y afectiva. Se presenta generalmente en niños entre 4 a 6 años. Existen dos tratamientos activos, uno con base en medicación y otro psicológico.
Sonambulismo: Es un trastorno que implica realizar diversas funciones motoras aun cuando se está en periodo de somnolencia. Puede deberse a causas genéticas, de estrés o de problemáticas emocionales no resueltas por el paciente. Son episodios que pueden durar unos segundos o incluso cerca de la hora. Su tratamiento es en base a psicoterapia y tratamiento farmacológico.
Como señalamos al principio, hoy el dormir bien es un privilegio, pero claramente llegar a superar cualquier tipo de trastorno del sueño está al alcance de nuestra propia voluntad al cambiar nuestro estilo de vida, colocarnos en manos especialistas e incorporar hábitos saludables que contribuyan a hacer descansar nuestro organismo como merece para activar nuestras potencialidades de mejor manera.