Reportajes

En búsqueda de la felicidad

 

Filósofos, científicos, poetas, seres espirituales, en fin, muchos han tratado de definirla, pero quizás la clave no está en buscarla como a un tesoro externo, sino más bien en disfrutar el viaje interno que demanda y ser quienes realmente somos, sin adornos, sin mentiras y amándonos profundamente. En medio de esta vorágine existencial, no hay que olvidar tres aspectos que se entrelazan y que resultan fundamentales: estar presente en el presente, recordar el pasado con gratitud y ver el futuro con esperanza.

Este reportaje nace de observar a las personas con rostros cansados y tristes… ¿qué nos pasa?, ¿por qué miramos al suelo y no regalamos sonrisas mientras caminamos en la calle si tenemos todo para ser felices?

 

“Siempre me consideré afortunado, tengo una familia maravillosa, una pareja que me quiere y con la cual iniciamos un proyecto de vida, una profesión rentable que me da un buen pasar, pero hace un par de años, todos esos elementos positivos no eran más que cargas pesadas para mí. Es difícil expresarlo, pero cuando uno ve todo negro y se siente infeliz por algo que no se explica es complicado establecer un camino o ver una luz de esperanza. Sentía una desazón existencial brutal. La verdad no se bien a que atribuirla. Ya nada me parecía suficientemente bueno y, sin darme cuenta, perdí el sentido de vida. Fue ahí donde me encontré en la disyuntiva de caer en una depresión o hacer algo al respecto. Busqué ayuda espiritual, psicológica, neurológica, etc. y creo que la clave fue que siempre quise profundizar en mí y saber qué era lo que estaba fallando, no desalentándome nunca. Hoy estoy en tratamiento psicológico y además hago Reiki como una terapia complementaria, pero lo más importante es que pude salir adelante con el respaldo afectivo de mi familia y preguntándome, con toda honestidad, ¿qué es lo que quiero para mi vida?… hoy valoro cosas que antes no hacía y vivo más conectado al presente. Esa es mi receta para los que atraviesen por bajones emocionales similares”, señala Guillermo de 37 años

 

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  • Felicidad cerebral: visión neurológica

“Los medicamentos ayudan a estabilizar a la persona, pero en el diario vivir no proporcionan la felicidad”. Con esta afirmación, el neurólogo Eduardo López, abordó el tema, puntualizando que sustancias como la serotonina, noradrenalina y dopamina, que son muy nombradas en relación a la felicidad, se utilizan para tratar enfermedades psicológicas y psiquiátricas, como la depresión, pero que no entregan a la persona un desarrollo de la felicidad automática.

“El cerebro es mucho más complejo e integrado que sólo una respuesta a ciertos medicamentos. Esto porque los cuadros de angustia e infelicidad que se ven reflejados en la depresión, no tienen un sustrato orgánico claro, ya que no presentan daño estructural evidente”, afirma el Dr. López.

Es por ello que para comprender la felicidad desde la óptica neurológica, el facultativo explica que existen tres áreas que se deben abordar. “Está la biológica,  que es la parte estructural y genética (genotipo y fenotipo) donde se establecen antecedentes genéticos de depresión (este aspecto se trata con fármacos); la ambiental, que es el escenario socio-cultural donde se desenvuelve la persona (se deben incorporar nuevas conductas para situarse en un entorno que proporcione tranquilidad) y la psicológica, donde se analizan las decisiones de las personas frente a su vida (la psicoterapia ayuda para escoger las alternativas correctas, expandiendo un campo visual reducido)”, indica.  

De esta forma, el proceso para combatir la infelicidad se fundamenta sobre la base de estos tres componentes, los que deben ser abordados a través de tratamientos médicos.

Respecto de las endorfinas (hormona de la felicidad), el neurólogo afirma que son un inhibidor interno que modula las vías del dolor y placer, pero que tampoco son la solución ante cuadros de infelicidad, ya que sus efectos son más sintomáticos que reales. “La felicidad real está en percibir al mundo correctamente y cultivar el afecto en el diario vivir, en todos los ámbitos (personal, familiar, laboral, etc.) para no reiterar errores que desencadenen en problemas psicológicos, puesto que hasta los 18 años se pueden modificar las formas de ser, a partir de ahí se repetirán las decisiones y conductas”, concluye.

 

·         Felicidad psicológica

 

Para la psicóloga Mariela Valenzuela, hay que partir de la base por preguntarse ¿qué es la felicidad?. “La felicidad  siempre ha sido tema de estudio para filósofos y psicólogos de la actualidad, los cuales han coincidido en que este término se refiere a algo subjetivo y que varía entre las personas. Para el común de la gente es un estado mental de satisfacción personal que genera, a su vez, un estado de ánimo positivo marcado por la alegría y  energía, entonces la mejor manera para determinar ¿qué es la felicidad para mí?, es examinando las distintas áreas de nuestra vida, social, laboral, afectiva, familiar y analizarnos respecto a lo que deseamos y si estamos psíquicamente satisfechos con ello. Cuando estamos felices mantenemos una visión positiva de nosotros mismos, del mundo y de nuestro futuro”, asegura la profesional.

Ante la pregunta sobre qué elementos debe considerar cada ser humano para construir su felicidad, la psicóloga afirma que, ante todo, las personas deben trabajar elementos personales para alcanzar la felicidad, ya que ella es parte de nosotros mismos.

 

  • Mantener una Autoestima positiva, favorece nuestro sentido de auto-eficacia, a sobreponernos frente a los problemas y a sentirnos cómodos con lo que somos.
  • Cambiar pensamientos negativos por positivos, cambiando nuestra mirada frente al mundo sin sobre criticar las circunstancias, las personas y considerando que las cosas buenas también pueden sucedernos a nosotros.
  • Valorar lo que ya tenemos, al analizarnos nos damos cuenta de que tenemos múltiples elementos que permiten que nuestra vida tome sentido. Demos gracias por ello  y disfrutémoslo libremente.
  • Encontrar la paz interna, algunos la encuentran desde las distintas creencias y religiones o alejándose del consumismo, siempre la tranquilidad nos ayudará a ver las cosas de una manera más clara.
  • Alejarnos de todo lo que no nos haga bien, en nuestra vida siempre existe algo en lo que no nos sentimos cómodos y que nos genera malestar, ya sea una mala relación o un trabajo, siempre existe la oportunidad para cambiar aquello y tomar una mejor oportunidad.

 

Vida con sentido

 

Al afirmar que nuestra vida tiene sentido, estamos subrayando que la principal motivación y motor de cada una de nuestras acciones está presente, lo que deja en evidencia las respuestas de vida que traen como consecuencia la felicidad, al tener claridad en cuestionamientos como ¿para qué vivir? y ¿qué es lo importante en mi vida?.

Ese escenario, asegura la psicóloga, es fundamental ya que la felicidad parte desde lo individual, pero también se proyecta hacia los otros a través de las relaciones interpersonales. “El recibir amor, atención y reconocimiento de otros nos motiva a continuar con agrado nuestras actividades cotidianas”, dice, lo que ayuda además a develar las propias respuestas para buscar la felicidad.

¿Cuánto ayuda el tener un sólido proyecto de vida en pareja?, para algunos es algo prioritario, pero no es algo determinante para generar la felicidad, ya que “debemos considerar que la correcta elección de la pareja es un complemento que favorece o fortalece el estado positivo en que nos encontramos previamente”.

Asimismo, Valenzuela aclara que existen diferencias de género en cuanto a la búsqueda de la felicidad, puesto que, desde un prisma psicológico, son las mujeres las que en mayor número asisten a consulta al no encontrar motivaciones o considerar que poseen una vida vacía. Ello se debe a que tienden a ser más exigentes ya que desempeñan una gran cantidad de roles y esperan que cada uno de ellos deba ser cumplido con éxito. Mientras que los hombres tienden a ser metódicos y concretos en la consecución de objetivos, teniendo claro lo que  tienen y lo que necesitan para ser felices.

Finalmente, la profesional nos entrega una radiografía sobre cómo se vive la felicidad actual. “El factor laboral es importante ya que es allí donde pasamos gran parte del día. Debido a esto, no existe tiempo para concretar la visión idílica que la multitud tienen sobre la felicidad, basada en viajes sin rumbo a lugares donde se goza de la libertad y la juventud. La nueva felicidad debe adaptarse al contexto actual, en donde los individuos se encuentran insertos en una sociedad con obligaciones laborales y familiares, por lo que los breves momentos de salidas, compartir con amigos o simplemente ver televisión en familia, deben ser aprovechados y valorados al máximo”.

 

  • Felicidad terapéutica: Del dolor al amor

 

“Todo comenzó hace 10 años cuando fui buscando terapias que me ayudaran a sentirme mejor, ya que lo estaba pasando mal, no era feliz y sentía un enorme vacío interno. Eso me llevó a leer diferentes libros, profundizar en religiones, etc., para encontrar el sentido de vida. Vivía con muchos miedos, tremendamente amargada, andaba molesta y quería saber cuál era el motivo por el que era infeliz en mi entorno familiar, sintiendo además una profunda angustia y temor por la muerte. Fue así como experimenté una transformación paulatina que me acercó a la iniciación en el Reiki en el año 2000”, nos cuenta Bella Mercado, terapeuta de Reiki, Flores de Bach y Biomagnetismo de San Carlos, quien encontró en estas terapias la respuesta hacia una felicidad que la autosanó y la hizo ser más consciente de que vemos en los demás a un espejo de lo que sucede dentro de nosotros mismos.

Actualmente se dedica a tratar pacientes con desequilibrios emocionales y espirituales que ven en esta práctica una forma de autoanalizarse, de manera consciente, para canalizar sus propios dolores y frustraciones personales, y transformar su visión de vida, ya que ese cambio genera vibraciones diferentes que atraen otras energías positivas.

“La felicidad es un estado de paz y quietud y al mismo tiempo es motivación por hacer cosas. Muchas veces los seres humanos buscamos la felicidad fuera o proyectándola en el futuro, pero nos olvidamos del presente, que es lo único que existe. El pasado y el mañana son una mera ilusión. Lo material nunca constituirá la felicidad, aunque nuestra sociedad apunta a transformarnos en entes de consumo, para vendernos un concepto de felicidad asociado a tener cosas y eso nos tiene dormidos”, complementa.  

 

Elementos para ser feliz

 

  • Ser honesto y preguntarse a sí mismo si me siento feliz ¿qué quiero yo en mi vida?
  • Dejar de guiarnos por lo que la sociedad y nuestro entorno nos programa.
  • Comenzar a observar y ser consciente de cada cosa que hacemos.
  • Vivir en plenitud la experiencia humana, haciéndome cargo de todas mis vivencias.
  • Ver lo material como algo utilitario no como una finalidad para ser feliz.
  • Es importante hacerle caso a las emociones, ya que el cuerpo nos habla y eso no lo podemos callar, cuando tratamos de hacerlo se producen las  enfermedades.
  • Aprender a darse, el dar es un paso de generosidad que nos conecta con un profundo estado de felicidad.

 

  • Felicidad espiritual

 

La felicidad la podría definir como un estado permanente de sentido claro en la propia vida, que motiva y permite sentirse y percibirse contenido, es decir, realizando una misión única en el mundo que aporta a la alegría y a la realización de los demás, y a la humanización de la sociedad en su conjunto”, esa es la definición que el Padre César Paredes nos confiesa como más cercana a su visión del tema.

Complementa lo anterior al señalarnos 5 parámetros que inciden directamente con alcanzar el estado anhelado mediante ser un buen ser humano:

1.    Como base fundamental: el amor, es decir, la entrega de sí mismo para que otros tengan alegría, esperanza y un sentido para vivir.

2.    Desde ese amor, la capacidad de sacrificio y renuncia a los propios intereses inmediatos relacionados con la búsqueda de reconocimientos públicos, ofertas de poder o de bienes materiales, de tal manera que, si éstos están presentes o ausentes, el que ama permanece en ese estado de sentido claro en la propia vida.

3.    Alegría constante, y en caso de sufrir, una constante paz y valoración por lo que se ha hecho o intentado a pesar de las contrariedades.

4.    Motivación para vivir que puede contagiar a otros de entusiasmo, perseverancia y entrega por el bien propio y el de los demás.

5.    Como característica fundamental, una búsqueda constante por ser cada vez mejor, una actitud de constante superación de sí mismo en la realización de ese bien propio y comunitario, de tal manera que el estado de felicidad va unido estrechamente a un deseo de felicidad que es infinito, que no se sacia con nada en la vida que transcurre dentro de los parámetros del espacio y el tiempo.

 

Para construir felicidad es fundamental el amor, sentirse amado, valorado, importante para otros, necesitado por otros, éste es el motor de la felicidad. “De hecho, muchas personas que no han experimentado amor desde su infancia, especialmente de parte de personas decisivas en la formación de su personalidad, sufren carencias profundas que se expresan en estados constantes de insatisfacción, molestia, culpa y recriminaciones contra sí mismo y contra los demás. Por otro lado, para construir felicidad, es esencial la capacidad de amar, de valorar al otro, de descubrir en el otro sus cualidades, de confiar en sus capacidades positivas que a uno mismo le pueden enriquecer, y desde allí cuidar a la otra persona, respetarla atento a sus necesidades, lo que puede robustecer en nosotros la capacidad de entrega y sacrificio de lo propio para que la otra persona viva bien”, agrega el párroco de la Parroquia de San Ignacio.  

Al referirse a cómo observa la felicidad actual en las personas, el Padre no duda en calificarla de que se vive de manera “engañosa, ya que en el contexto del modelo neoliberal que nos influye constantemente, pensamos convencidos de que la felicidad está primero en la obtención de bienes materiales y de consumo que nos pueden reportar placer, comodidad, estatus, prestigio y un ingreso económico estable, y a la vez, que nos permitirá huir y evitar en nuestra vida todo tipo de dolor físico y sufrimiento a nivel sentimental y espiritual”, dice.

Como ejemplo, nos menciona que conoce casos de personas o familias muy cercanas que teniendo mucho no viven felices, viven una aparente alegría por las comodidades y logros materiales que alcanzan, pero en el fondo sufren o padecen una cierta enfermedad motivada por la envidia;  la ambición; la indiferencia frente al sufrimiento del otro en la medida en que no perjudica personalmente; el egoísmo; el hábito malo de valorar a los demás por lo que tienen o exhiben respecto a bienes materiales o de consumo; el afán por discriminar negativamente a las personas y relacionarse con sólo aquellos que se ubican en su mismo estatus o clase; y entre ellos mismos incluso puede dominar el afán de competencia para sentirse superior al otro.

De esta forma, todos los parámetros que definen o señalan la felicidad, según el sacerdote, se pueden aplicar a los tres ámbitos fundamentales de la vida: individual, grupal y comunitaria. “El hecho de que la felicidad se configure desde el amor recibido y entregado, resulta evidente de que la existencia de un proyecto de vida en pareja y/o familia es fundamental, y aquello se puede vivir además de una manera más amplia, en el ámbito de la amistad sincera; de la pertenencia y servicio a una comunidad determinada, cuando estos ámbitos poseen objetivos claros y realizables, a corto y largo plazo, que unifican e identifican. De allí que podamos entender con claridad que una de las causas principales de infelicidad, es decir, de falta de sentido en la vida, es la pérdida de las personas que amamos, ya sea a causa de la muerte, o a causa de la traición, la mentira y los conflictos irremediables. A mi juicio, la felicidad es vivir con sentido claro en la propia vida. Cuando una persona tiene claro el por qué está en esta tierra; el qué hace en el presente; y el para qué realiza y orienta su vida de tal modo, posee un estado de felicidad constante”, menciona.

Por supuesto, el componente religioso es fundamental a la hora de abordar el tema, para el Padre César ser creyente en Dios y servidor suyo es indispensable para ser feliz. “Ya que es un Dios que se nos revela como un Padre de misericordia, interesado por el bien y la salvación de la humanidad. La felicidad del Padre Dios radica en la comunicación de su amor, la entrega de su Hijo por nuestra salvación, y a la vez, este hijo único, Jesucristo, nos revela la misericordia del Padre que nos perdona, nos restaura y nos sana. Dios es el origen, fuente y culmen de ese deseo de felicidad infinito que a diario experimentamos como peregrinos en esta tierra”, finaliza.

 

El camino a la felicidad es el propio camino, es dar el primer paso y ser consciente de que cada momento alegre, cada tristeza, cada enojo y cada desazón son gotas del gran océano llamado felicidad. Cuando se cruza el umbral del personaje y queda lo esencial, es cuando comenzarás a observar y sentir millones de experiencias interconectadas de seres cuyo fin último es el mismo, dejando el ropaje de la visión individual y perdida de la identidad egoísta.

¡Sé feliz sin miedos!, no te pierdas el inmenso placer que significa experimentar la vida humana en todo su esplendor.

 

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