“EL FUTURO PERTENECE A QUIENES CREEN EN LA BELLEZA DE SUS SUEÑOS”
Camila Mora, ingeniera química y política penquista
Tan pronto comencé a conversar con Camila se me vino a la mente la frase de Jorge Bucay que dice: “El camino marca una dirección. Y una dirección es mucho más que un resultado”. Esto porque su energía, su fuerza, su convicción por lo que cree, su consecuencia y su amor no solo por su entorno familiar sino por su entorno social, hicieron de esta hora y media de charla una experiencia diferente, refrescante, de esas que una vez vividas te hacen ver el mundo con renovadas esperanzas.
La vida de esta profesional de 30 años, ingeniera química, ha sido un cúmulo de circunstancias que, por un azar mágico, han llevado a Camila por caminos nuevos y tal vez deseados desde lo más profundo de su corazón de niña.
TIEMPOS DIFÍCILES
Las historias de vida pueden ser una novela y con Camila repasamos algunos capítulos que contienen mucha acción, dificultades, adversidad, compromiso y felicidad, todo lo que hoy da cuerpo a esta joven que busca, a través de su historia, darle sentido a los ideales que persigue.
Esta profesional penquista nos cuenta que vive con su marido José, su hijo Tomás de 3 años y su madre, una hermosa familia predestinada. Desde el confinamiento realiza una síntesis de lo que fue su infancia y adolescencia: “Viví mi infancia con mi madre y abuelita, ambas mujeres fuertes, curtidas por la vida y las circunstancias. Mi madre dedicó 8 años a cuidar por completo a mi abuelita tras quedar postrada luego de un accidente vascular. Desde muy niña mi visión de la vida fue distinta a la de mis pares, mis preocupaciones y vivencias estaban aterrizadas por la realidad que me tocaba vivir. Vivimos en carne propia las falencias del sistema de salud, las largas esperas y la falta de recursos”. A pesar de ello Camila mantenía vivo su agudo interés por el conocimiento, llegando a participar, dados sus méritos escolares, en la Escuela de Talentos en la UdeC, lugar donde conoció al que actualmente es su marido, ya que ambos compartían el interés por la historia de Chile, la física y la química.
La universidad no fue un periodo fácil, gracias a una beca bicentenario realizó sus estudios en Ingeniería, pero las dificultades económicas la mantenían constantemente realizando distintos trabajos: “nunca dejé de trabajar mientras cursaba mi carrera, haciendo además ayudantías en la Facultad de Química, colaborando con proyectos de investigación y en una consultora de ingeniería. Hoy miro atrás y no sé cómo pude con tanto, pero la gran reflexión que puedo hacer ahora es que el rigor forjó mi crecimiento y estoy profundamente agradecida de la vida”, afirma Camila.
¿Cómo ha sido tu trayectoria laboral?
Cuando egresé de la carrera ya tenía algo de experiencia laboral, por lo que decidí darme la oportunidad de realizar el doctorado y vivir mi pasión por la ciencia. Realicé una pasantía en Japón por 3 meses donde también crecí como profesional y como persona. Tuve la posibilidad de convivir con dos niñas musulmanas lo que constituyó para mí un choque cultural maravilloso, rompí barreras, y aprendí la importancia del respeto a las creencia y tradiciones diferentes. Me di cuenta de que la paz trasciende la religión, y eso te permite hacer una conexión maravillosa, te abres para entender a los demás. Todo eso fue la semilla para poder hacer justamente el trabajo social que realizo hoy.
Sin embargo, en el área científica las cosas no resultaron como pensaba y fue ahí cuando entró en un cuestionamiento sobre su camino. Comenzó a trabajar en una importante empresa de consultoría en ingeniería mientras terminaba el doctorado, las cosas se fueron dando y pensó en postergar el doctorado, pero la vida le tenía preparada una sorpresa…
RENACIMIENTO
“Me habían contratado y había decidido ‘congelar’ el doctorado cuando quedé embarazada. Recuerdo que lo primero que pensé fue ‘pobre mi bebé’ ¡llevaba toda mi vida estudiando y no sabía nada de niños!, pero mi pololo, que hoy es mi marido, me dijo ‘démosle nomás, ¡vamos que se puede!’ y de ahí en adelante ha sido la aventura más hermosa que he tenido en la vida”.
Camila describe el nacimiento de Tomás como el suyo propio: “mi mente se aclaró, comprendí que hay cosas en la vida que son importantes y para las cuales no tenemos tiempo como la vida en familia y las realidades sociales que te rodean. Decidimos salir de la burbuja académica en la cual nos habíamos encontrado para contribuir de manera significativa al mundo. Allá afuera hay muchas personas que lo están pasando mal y es nuestro deber tenderles una mano y ayudar a los que lo necesitan”.
REDESCUBRIR EL MUNDO…
“Ser madre terminó por despejar las inquietudes que tenía en la vida, quería ayudar a construir un mundo mejor y ahora tenía un motivo, dejarle un mundo mejor a mi hijo y a todos los niños. Entonces empezó una carrera paralela, primero entender la maternidad, los cambios físicos y psicológicos que tenemos las mujeres en esta etapa de nuestra vida; y segundo, entender la infancia, a los niños y su psicología. Devoré toda la información que pude, y entendí primero que nuestra infancia e historia determinan el resto de nuestra vida por lo que los niños son lo más importante”.
FAMILIA EN ACCIÓN
“Como familia comenzamos a involucrarnos más activamente en actividades sociales, porque entendimos que todo está relacionado con la paternidad-maternidad. Nadie te enseña a ser padres, y los nuestros fueron hijos de una época difícil, donde los niños no tenían voz, y donde muchas veces la violencia era el camino de la enseñanza. Nosotros trabajamos la crianza respetuosa, yo di pecho hasta los 3 años 3 meses, pero nuestra sociedad está cargada de mitos y de pronto te das cuenta que vas por la vida enseñando a los adultos a respetar el tiempo de los niños”, manifestó Camila, quien entrega como ejemplo el trabajo de su marido como médico a domicilio, donde observa muchas realidades y hace la reflexión sobre la atención deficiente de los niños y niñas, el manejo precario de conceptos básicos que tienen algunos los pediatras y el desamparo en que se encuentran muchas parejas respecto del bienestar de sus hijos (as).
DIAGNÓSTICO DE TEA
Cuando Tomás tenía 2 años se percataron que tenía algunos problemas con sus compañeritos en la sala cuna, los mordía y los padres comenzaron a reclamar. Lo llevaron a distintos especialistas y no tuvieron una respuesta clara a sus comportamientos, hasta que concurrieron a un Centro de Neurorrehabilitación Integral y lo diagnosticaron con Trastorno del Espectro Autista (TEA). “En nuestro caso logramos reaccionar de manera positiva, pero nos fuimos dando cuenta que había muchos padres que caían en la angustia, entonces comenzamos a trabajar con ellos y ahí nos percatamos que la ayuda social no siempre va en lo económico, hay mucha soledad en la crianza, falta de comunicación y pagamos las consecuencias de una sociedad individualista que no está preparada para el diagnóstico de los niños, y donde los padres cuentan con pocas herramientas para afrontar su desarrollo familiar”.
El frío y el confinamiento también llevaron a Camila a pensar en los niños inmigrantes que se encontraban en el peor momento, en un desamparo total. “Hicimos una campaña de recolección de ropa gruesa y otra para recolectar juguetes para niños entre 0 y 6 años. Ambas fueron un total éxito y eso que se realizaron en plena pandemia. Si bien no he tenido el contacto directo con los niños he podido gestionar y entregar herramientas. Es justo esta combinación de actividades las que me acercan a la política”.
¿Cuáles han sido tus reflexiones de lo vivido?
La vulnerabilidad más profunda está en el aislamiento, en la falta de interacción humana. A pesar de que existen las redes sociales, tenemos una gran dificultad para comunicarnos y establecer relaciones interpersonales de contacto sanas y ‘reales’. El mundo virtual nos crea expectativas idealizadas que puede llevarnos a profundas depresiones y cuestionamientos sin sentido. El mejor ejemplo de esto es la maternidad, no todas lo sentimos ni vivimos de la misma manera, ya que depende mucho del entorno y de la carga de responsabilidad que tengamos, pero en redes hay una exacerbación de la felicidad que está muy lejana al sentimiento real. A una mujer se le exige estar bien en todos los frentes, yo he tenido la oportunidad de poder lograrlo gracias al apoyo de mi marido, pero cuando una mujer está sola es mucho más difícil. Así también ocurre con todos los aspectos de la vida, nos bombardean con los ideales de felicidad que desvirtúan completamente la realidad, empezamos a anhelar algo que es inalcanzable, y eso es porque estamos solos, porque nuestros cientos de amigos por rrss solo aplauden o se apenan por lo que queremos que vean, no existe una relación real. El problema en el fondo es el precario desarrollo emocional que tenemos. Para que seamos una sociedad bien constituida debemos entender cuáles son los principios básicos de afectividad y de atención a nuestro bienestar social.
Y todo esto me lleva nuevamente a hablar de infancia, de la importancia de la educación (intelectual y emocional) en etapas tempranas. Nuestros ancestros criaban en manada, nos movíamos en grandes grupos para protegernos de los depredadores, y la dinámica social era muy activa, pero el tiempo y nuestra evolución, nos han distanciado físicamente, hoy estamos muy solos en nuestras casas sin este constructo social. Por eso la interacción con los niños es tan importante, debemos romper este círculo vicioso del aislamiento y que las siguientes generaciones sean emocionalmente más sanas.
MUJER LIBRE QUE CONTAGIA LIBERTAD
A partir de esa reflexión Camila comenta que profundizó en distintos temas, ciencia, cultura, tecnología, etcétera, y todo esto la llevó a una gran conclusión, en política se debían manejar todos esos temas para poder tomar decisiones acertadas. “A pesar de desarrollarme profesionalmente en dos áreas (ciencia e ingeniería) me di cuenta que lo más impacto tiene en el mundo son las decisiones que se toman a nivel político. El diagnóstico para las políticas públicas no solo debe ser económico, sino que multidimensional. Debe apuntar al bienestar, desarrollo y felicidad de las personas. En este seguimiento me di cuenta que todo lo que he querido hacer en mi vida, mis preocupaciones medioambientales, de educación, de familia, inclusive la carrera que estudié, todo confluye en la política”.
¿Y eso lo encontraste en Evópoli?
Sí, es el único partido político que tiene dentro de sus consignas precisamente todos estos elementos que para mí son prioridad, y en un hilo conductor muy lógico: los niños, en su bienestar emocional, ciudades justas, el cuidado del medio ambiente y las reformas al Estado.
Entonces surgió la campaña Líderes Descomunales y fui a la primera reunión del partido. Ahí escuché al diputado Francisco Undurraga y me di cuenta de que era lo que yo quería, levanté la mano y dije ‘esto es lo que yo siempre he pensado y querido en mi vida’ (recuerda con emoción ese día de julio del 2019).
¿Cómo tomas el hecho que la política está muy desprestigiada?
La política debe ser la carrera más difícil de todas, necesitas saber economía, ciencias sociales, tecnología, tener un desarrollo racional y emocional completo. Se ha desprestigiado porque quienes participan de ella han abusado del sistema y toman decisiones, muchas veces, desde el populismo y la ignorancia. Cuando le comento a alguien que estoy en política se espantan y me dicen que me salga corriendo de ‘ese mundo’, entonces yo respondo ‘entonces dejamos esto en manos de los mismos de siempre’, y viene la reflexión, si queremos cambiar la política tenemos que atrevernos. Siempre he creído que la innovación debe ser transversal, y es hora de abrir ese camino en la política.
¿Tuviste que perfeccionarte?
Obviamente, mi área de desarrollo estaba en el otro extremo, ciencia más pura, por lo tanto, hice un diplomado de Políticas Públicas en la Universidad de Chile y debo confesar que nunca había disfrutado tanto un semestre de estudio. Andaba corriendo entre el doctorado, la familia, el ser mamá y el diplomado, pero esa adrenalina era maravillosa. Los conocimientos que adquirí han sido una base para seguir trabajando de manera autónoma.
¿Tu experiencia ha sido muy positiva entonces?
La he disfrutado mucho, aunque debo reconocer que la política sigue un poco estática a pesar de los discursos por revolucionarla. Cuando llegas te das cuenta de que no es tan fácil, hay un montón de trabas y hay que ir haciendo camino a través de las instancias participativas que se van abriendo.
Por eso cuando hubo elecciones internas no dudé en liderar una lista -compuesta por profesionales destacados con quienes compartimos la visión de cambiar la forma de hacer política-, para conducir la directiva a nivel regional, y si bien no ganamos, fue una tremenda experiencia enriquecedora. Ahora soy parte del Consejo Regional del partido, lo que me ha permitido trabajar en nuestra política interna.
CAMBIOS CON RAÍCES PROFUNDAS
En estos momentos, ¿cuáles son los grandes temas sociales del Biobío?
Sin duda que debemos seguir trabajando por una descentralización efectiva de para desarrollar plenamente las ideas regionales en todas las políticas públicas. Tenemos tres provincias con dolores y prioridades diferentes, se debe mejorar en forma urgente la forma de manejar el conflicto y la violencia en la Provincia de Arauco. Concepción ha crecido mucho, pero su desarrollo como polo industrial no ha tenido el impacto ni el desarrollo esperado, y es urgente definir con todos los sectores una planificación espacial metropolitana que sea capaz de mirar los próximos 40 años. Finalmente, en la Provincia del Biobío debemos trabajar para diversificar el polo de desarrollo forestal. En suma, es importante que seamos capaces como región de manejar eficientemente nuestros recursos y producción, dependiendo de la zona donde este se produzca, y a la vez, potenciar la urbanización en estos lugares, debemos tener una región con ciudades más justas. Obviamente la pandemia ha desviado la atención, pero en el camino de recuperación debemos compatibilizar el desarrollo laboral de cada provincia con las necesidades de estas, y con un importante foco en el área medioambiental, no debemos olvidar que nuestros recursos son limitados, debemos tener una construcción económica sustentable en el tiempo.
¿Cuáles son tus aspiraciones personales?
Trabajo día a día para que a futuro la gente se sienta identificada con visión, mi forma de pensar y hacer política, la verdad es que nuestro país ha cambiado, y debemos ser muy responsables con esto, siendo capaz de tener clara una mirada de largo plazo para la toma de decisiones, estoy consciente que muchos hoy no lo entienden, pero debemos avanzar sin miedo a las críticas o miradas de corto plazo.
Quiero inspirar a trabajar en cambios profundos en torno a los problemas de nuestra sociedad, pero quiero hacerlo de una forma diferente. Admiramos a Nueva Zelanda, Finlandia u otros, queremos ser como ellos aplicando, equívoca y aisladamente, algunas de sus políticas públicas; estamos tomando un modelo, exitoso en otros lugares con características propias de ese lugar, y queremos hacerlo encajar en Chile. Ese es uno de nuestros grandes errores, creo que debemos realizar nuestro diagnóstico, hacernos cargo de nuestra identidad e idiosincrasia, y a partir de ahí trazar un camino que nos permita crear un modelo exitoso que se acomode a nuestra realidad. En ese sentido creo que el debate constitucional ha sido muy importante, independiente de la opción por la que se esté, nos está dando la tremenda oportunidad de poner la discusión política sobre la mesa de los chilenos, y eso es algo que no ocurría hace 30 años. Aspiro a lograr cambios con raíces profundas, pero que cuenten con el apoyo ciudadano.
¿Qué mensaje te gustaría enviarles a los profesionales que tienen inquietudes similares a las tuyas?
Todos tenemos que perseguir nuestros sueños hasta el final, contagiarnos con nuestra pasión y nos daremos cuenta que somos muchos los que queremos trabajar por un país mejor. Todos podemos pensar distinto, pero creo firmemente que podemos recorrer un mismo camino si nos ponemos como meta un Chile mejor. No olvidemos aquella frase de la escritora, activista y política estadounidense Eleanor Roosevelt: “El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños”.
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Fotografías: Ignacio Jofré Oliden / @ignaciojofrefilms / www.jofrefotografias.cl/