“El año 2020 ha sido la oportunidad de humanizar la sociedad y entender que la cultura es el alma de Chile”
Hansel Silva Vásquez, director ejecutivo de la Corporación Cultural Aldea Rural
Sin duda que lo vivido en el último año ha sido difícil. La inestabilidad social y la emergencia sanitaria han venido a constituirse en barreras para el desarrollo de nuestra cultura. Pero lejos de que esta situación desanime a quienes están involucrados en esa área, ha sido un aliciente para sembrar una nueva consciencia. Es lo que piensa la Corporación Cultural Aldea Rural, que siente que es el momento para que las entidades culturales tomen un protagonismo mayor en la reconstrucción patrimonial y moral de nuestras comunidades.
Así lo afirma Hansel Silva Vásquez, director ejecutivo de la Corporación Cultural Aldea Rural, entidad con más de 10 años de experiencia en la recuperación patrimonial en el Biobío y en distintos puntos de Chile. “Para nuestra Corporación es fundamental contribuir con la reconstrucción no solo desde una mirada tangible, sino también desde una perspectiva valórica y patrimonial de lo que somos como sociedad”, señaló Silva, enfatizando el rol que cumple la cultura en el desarrollo de los pueblos, “esta es el motor que genera cambios y progreso, ya que aporta a la identidad que sustenta la ‘construcción moral’ de las naciones”, complementa.
Es por lo anterior que la Corporación Aldea Rural está firmemente comprometida con darle ese sentido a cada uno de sus proyectos, que a lo largo de una década se han transformado en emblemáticos, tanto en Biobío como Ñuble. “En este contexto de crisis debemos ser los garantes de nuestra cultura, de nuestras raíces más profundas y proyectarlas con fuerza para las generaciones futuras. Por tanto es nuestra misión colaborar con visibilizar aquellos lazos que nos unen para juntos enfrentar de mejor manera los estragos de la pandemia. Hoy debemos apuntar hacia la ‘reconstrucción moral’ que se ha dañado este último año. Como Corporación estamos conscientes que las demandas sociales son totalmente válidas, pero diferenciamos eso que es compartido por todos, del vandalismo que ha causado enormes daños estructurales a nuestras ciudades. Situación que nos tiene consternados pero activos en relación al liderazgo que debemos ejercer todas las entidades culturales para avanzar en su recuperación”, manifestó el director ejecutivo.
Cultura social
“Nacimos como una expresión contraria a la idea de aldea global de Marshall McLuhan, donde se plantea que el mundo se transformará en un escenario de encuentro inmediato y directo entre niños de diferentes lugares, pero lo que no consideró ese planteamiento fue que una cultura tan potente como la norteamericana iba a tener la fuerza suficiente para instaurarse sobre otras más pequeñas como sucede hoy en día. Por ejemplo, muchos niños no celebran fiestas tradicionales de sus zonas como por ejemplo la Cruz de Mayo, pero sí Halloween. Entonces nacimos como una expresión contestataria para preservar nuestras raíces y además vencer el predeterminismo social, donde la mayoría de los niños de zonas rurales terminan determinados por un futuro con muy pocas alternativas”, explica Hansel, sobre el punto de partida de la Corporación y el rol social que cumple.
Con el correr de los años la Corporación Cultural Aldea Rural ha estado a la cabeza de grandes proyectos de reconstrucción patrimonial. “Uno de nuestros principios fundamentales es la democratización y descentralización de la cultura”, subraya, lo que se ha visto reflejado en las exposiciones de Oswaldo Guayasamín, Salvador Dalí, Francisco de Goya en Concepción, Los Ángeles (Museo Artequín) y Chillán (Teatro Municipal) con miles de visitantes, además de otras localidades más pequeñas con el fin que la cultura llegue de manera directa a toda la comunidad, además de la recuperación de lugares de gran riqueza histórica como el Museo y Centro Cultural Casa Cano de Rere (Yumbel) tras el 27F y la recuperación de la Iglesia San Francisco de Traiguén. Esto va de la mano de la visión y misión que tiene la Corporación, que es acercar el arte a las zonas rurales y preservar el patrimonio y el espíritu especial del campo. “El destino quiso que a partir del 2010, tras el terremoto, nos abriéramos a otros caminos para preservar y difundir actividades culturales como la restauración, investigación y exposiciones. Recuerdo con mucho cariño la restauración de 21 casas de adobe en la localidad de Rere, donde en la casa más grande inauguramos el Museo y Centro Cultural Casa Cano, legado Bicentenario del Gobierno de Chile en 2015, el cual hemos difundido tanto en Chile como el extranjero con gran éxito”, asegura Silva.
2020: Nuevos proyectos, nuevos desafíos
A pesar de las dificultades que ha presentado el presente año, Hansel reafirma que el trabajo realizado por la Corporación Cultural Aldea Rural ha sido arduo. “Eso se refleja en rescate que realizamos del excine Windsor de Concepción, el que permaneció abandonado durante 10 años. Tras una serie de gestiones lo inauguramos en noviembre pasado como un Centro Cultural con una exposición llamada “Ojos del Biobío”, que tuvo 10 mil visitantes, haciendo alusión a las personas que perdieron la vista producto de las marchas y el vandalismo que se tomó la calles de Concepción. También organizamos ciclos de cine chileno que tuvieron gran aceptación de la comunidad. En consecuencia, ahí comenzamos un hito súper importante, que vino a tener en la exposición “Día Cero” de la artista Natalia Gajardo, un reflejo de lo que significa trabajar en cultura en estos tiempos, incorporando todas las medidas sanitarias autorizadas por la SEREMI de Salud debido a la pandemia del Covid-19. Hoy estamos por inaugurar una exposición de Oswaldo Guayasamín, lo que nos tiene muy entusiasmados.
Paralelo a lo anterior, venimos trabajando el proyecto “Lázaro” para rescatar y mantener el legado del filántropo Pedro del Río Zañartu, tanto en su parque como museo. Por eso trabajamos en conjunto con el Comité de Administración del parque, presidido por el Gobernador de Concepción, y elaboramos un proyecto convocando a la empresa privada para invertir en el parque y financiar un año de gastos operativos (2 mil 500 millones de pesos), además de generar un nuevo Plan de Gestión, el cual se aprobó el 28 de mayo pasado, lo que nos tiene muy contentos por el aporte al desarrollo de la ciudad de Concepción”, explicó el profesional.
Finalmente, Hansel dejo extendida una invitación a que todos los entes, públicos y privados, internalicen la idea que la cultura no es un negocio, sino que una inversión para el alma de las personas, de los lugares históricos y de nuestros niños, quienes serán los llamados a continuar esta importante labor. “Mientras se siga viendo como un gasto seguiremos nadando contracorriente, pero confío en que todo lo vivido sea la base para construir una sociedad nueva y más consciente en torno al inestimable aporte que brinda la cultura”.
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