Entrevista

Roberto Poblete Zapata, actor

“NI UN SOLO DÍA, DESDE QUE ME FUI DE LOS ÁNGELES, HE DEJADO DE PENSAR EN LA CIUDAD”

Roberto PobleteEn calle O’Higgins, a solo pasos de la Plaza Pinto de Los Ángeles, nació y se crió Roberto Poblete (64). Recuerda -como si fuera ayer- que estudió en el kínder de las hermanas Catalán y luego, desde segundo básico en adelante, integró el reconocido Liceo Alemán. Era una vida de barrio, como se estilaba antes, con muchos niños y jóvenes de su edad, amigos que hasta el día de hoy dice conservar y con los que -asegura- ha ido envejeciendo.

¿Qué importancia tuvo la Plaza Pinto en esta primera etapa de su vida?

Fue y es un centro muy importante no solo para mí, porque es un espacio, usando las palabras del dramaturgo Radrigán, donde existe un “encuentramiento” permanente de las personas, un intercambio permanente de presencias y eso es fundamental. Te encuentras con los amigos, con los hijos de ellos, con quienes ahí trabajan, con quienes no te conocen, pero pasan a ser habituales. La gente de mi edad o mayor puede dar cuenta que hace años se proyectaba cine todas las tardes de verano, había música, en fin. Yo creo que ese espacio público puede ser renovado sin alterar la naturaleza que habita allí. Es lamentable que a esta plaza no se le dé una mirada más contemporánea de lo que hoy debiese ser.

¿Cómo nace la idea de estudiar teatro?

No lo sé. Pero, puedo decir, que mi interés surge como un espectador asiduo a un taller de experimentación espectacular que dirigía un profesor de matemáticas, que tenía estímulo y magia, porque él era un visionario. Como yo era tímido, jamás podría haber entrado a ese taller, pero iba a ver cada una de sus obras y todas aquellas que llegaban al Teatro Municipal de Los Ángeles. Cuando salí del colegio, a los 16 años, pensé que tenía una vocación científica, y me fui a estudiar a Valdivia en el área médica. Sin embargo, luego se me aclaró la película y me fui a Santiago. Postulé y quedé en la Escuela de Artes de la Comunicación de la Universidad Católica, que incluía teatro, cine y televisión, entonces uno entraba y accedía a todos los ramos de esas carreras y era fantástico.

¿Qué dijo su familia de esta decisión?

Promoción Ciudad Césares
Obra Teatro, ciudad Césares

(Risas) Yo creo que mi pobre madre falleció sin poder entender este cambio en mi vida, mi papá también movía la cabeza, pero toda la familia me dio espaldas en este proyecto. Y pasó algo curioso, porque desde el primer semestre nos invitaron a trabajar en la compañía de teatro de la universidad y pude ensayar con mis profesores (Héctor Noguera, Ramón Núñez), ahí debuté como actor profesional en la obra “Almas Perdidas”, el 7 de Septiembre de 1973, unos días antes del golpe.

¿Siempre pudo hacer televisión y teatro de forma paralela?

Sí. A la televisión llegué casi por casualidad, en una audición para hacer de hijo de la protagonista de la teleserie “La Colorina”, que fue la última que se hizo en blanco y negro en Chile. Estuve 25 años de manera ininterrumpida en la televisión y haciendo teatro de forma paralela.

LA TELEVISIÓN QUE NO VOLVERÁ

Campaña uno

Se le reconoce por su participación en algunas teleseries como Los Títeres, Marrón Glacé y Cerro Alegre, por nombrar algunas, no obstante, la huella más profunda en el telespectador quedó con programas humorísticos como “De Chincol a Jote” o de concursos como “El Tiempo es Oro”.

¿Qué rescatas de esos años en televisión?

Fue una etapa muy bonita, porque tuvimos la posibilidad con una generación de ir creciendo juntos, y se desarrolló un encuentro con la gente que disfrutaba de nuestro trabajo, ya que hacíamos cosas dramáticas y cómicas. Como que nos tomamos el espacio que nos dieron en Canal 13. Una vez una señora me dijo: quiero abrazarlo, porque usted al igual que mi marido es el único que me hecho llorar y reír a la vez.

¿Cuál es el proyecto televisivo qué destacaría?

Desjueves fue un programa de humor político, y que cambió la televisión, abrió la mentalidad sobre lo que se podía y no decir en torno a las autoridades. Fue complejo, porque nos acarreamos muchos enemigos, pero había que hacerlo. Cerrábamos diciendo: Chile ya no tuvo destape, en relación con lo que sucedió en España con la dictadura de Franco, pero al menos tenemos el Desjueves.

¿Le faltan esos espacios a la televisión o crees que definitivamente esa época ya pasó?

Tengo la teoría de que todo lo que pasó, pasó y hay que dar vuelta la página. Los actores tenemos una especie de consigna que forma parte esencial de nuestras vidas: “Es aquí y ahora”, porque lo demás ya no existe. Es cierto que la televisión de antes nos evoca nostalgia, porque en ese tiempo se hizo un trabajo -por la época que estábamos viviendo- para que la gente en su casa se respetara y tuviera fuerza para salir a pelear por las cosas que quería. Eran productos que podían ser consumidos por todos los integrantes de una familia juntos, lo teníamos presente permanentemente. Hoy día no.

¿Por qué volvió al teatro y no a la televisión?

Me han invitado, pero los tiempos no han coincidido, creo que volver a la televisión va a ser un tremendo desafío, porque esta se multiplicó a través de la Internet, las posibilidades son muchísimas, pero no ha estado en mis planes volver con algún proyecto, aunque en el momento que se me ocurra algo, lo intentaré.

ANIMAL POLÍTICO

Su vocación por lo social y el amor por la ciudad donde nació y se crió, lo llevaron a la política. Reconoce que “Ni un solo día, desde que me fui de Los Ángeles he dejado de pensar en la ciudad y de trabajar para ella, dentro de mis posibilidades y capacidades”. Fue así como al convertirse en diputado por el distrito 47, resultó con la más alta asistencia a la cámara baja y a cada una de las comisiones que integró.

¿Cómo llegas a la política si estabas tan entretenido entre el teatro y la televisión?

Esto surge de una idea de la gente de teatro en Los Ángeles, que militaba en el partido socialista, con quienes nos conocemos de toda la vida, comenzaron a buscar un candidato para llenar un cupo en las elecciones del año 2013-2014 y pensaron en mí. Yo, automáticamente, dije que no, pese a que me reconozco como un animal político. Nunca estuvo en mis planes, pero ellos insistieron mucho y a mí se me instaló la idea de que el trabajo que estábamos haciendo con la comunidad, en el ámbito de la cultura y la educación podría dar más frutos si yo estaba en la cámara baja, así que puse como condición seguir siendo independiente y aceptaron, postulé y salí.

¿Qué visión te quedó de la política, tras ser parte de ese mundo?

Roberto Poblete Zapata, diputado

Una visión muy positiva, yo encuentro que aprendí muchísimo y lamento que el discurso dominante sea para denostar la política y no para informarse y aprender. Siento que el ciudadano se transformó en un reclamador a través de redes sociales, y con eso se conforma, en vez de ser protagonista, por ejemplo, ejerciendo su derecho a voto.

¿Cuál es su visión de los medios de comunicación de Los Ángeles?

Los medios de comunicación se hacen con la comunidad y no veo que la comunidad aparezca mucho y yo lamento que en algún minuto en el periodismo se haya instalado un criterio más bien economicista de lo que es una noticia o no. Escuché demasiadas veces a los periodistas decir “esto vende y esto no”, entonces estamos entrando en un espacio de lo que es una mercadería. Creo que la Provincia de Biobío no logra terminar de entenderse como el motor de la región y es porque en los medios locales no existe la visión de subrayar aquello y fomentar un orgullo propio por lo que somos.

¿Cree que esa mirada lo llevó a alejarse de los medios de comunicación, a no mostrar su obra como parlamentario y, por ende, a fracasar en las elecciones?

Soy un mal jugador en ese ámbito, no participo mucho del esquema de los dimes y diretes, que también es algo que vende, yo no caigo en eso. Nosotros hicimos un muy buen trabajo en este espacio político en el que estuvimos, pero probablemente nos faltó mostrarlo, sin duda eso faltó, y probablemente ahí estaban los pocos votos que faltaron para conseguir mi segundo y último período como diputado.

¿Volverías a la política?

Yo nunca he dejado de estar en la política, y me gustaría mucho seguir en un cargo parlamentario principalmente, pero hasta el momento no he tomado la decisión, aunque me lo han ofrecido.

DE VUELTA A LAS TABLAS

¿A qué personaje admiras y te gustaría representar?

Son muchos, pero me encanta Galileo Galilei, porque representa la curiosidad, la porfía, el ir en contra de lo establecido a través del conocimiento. El rompió esquemas a través de una nueva mirada y propone que los seres humanos no deben tener límites en su capacidad de conocer.

Actualmente, Roberto vive en Santiago y se desempeña como profesor de “Dirección para Actores” y de “Actuación Realista” en la UNIACC. De igual forma, integra el Teatro Ictus, una casa a la que volvió el año pasado como hijo pródigo, y que lo mantiene activo y lleno de proyectos. De hecho, el 10 de julio estrena el espectáculo poético denominado “Diverso y Divino” junto a María Elena Duvauchelle y Pepe Secall, y el 18 del mismo mes, saldrá a la luz una obra de ciencia ficción escrita por Marco Antonia de la Parra y Jorge Baradit, que lleva por nombre “La Ciudad de los Césares” y que protagonizará junto a Alex Zisis.

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