Paola Becker, gobernadora de la provincia de Diguillín: Una mujer dinámica
Por lo general va de un lado a otro entre las nueve comunas de la provincia de Diguillín. Los lunes a las 7:50 hrs. parte su jornada con reuniones en la Intendencia de Ñuble, para luego viajar hasta Bulnes, donde se ubica la Gobernación. Entre su acotado tiempo, Paola Becker, logró detenerse por un momento para conversar sobre su vida, su infancia, su familia y sus pasos en la política.
Sentada en un café de la capital de Ñuble, Paola Becker, gobernadora de Diguillín bebe su café con leche de todos los días y mientras es interrumpida por las preguntas de la periodista que la acompaña se detuvo a pensar en cómo definirse a ella misma. Tras unos segundos concluyó ser proactiva, detallista, trabajólica y perfeccionista, características que encajarían en los diferentes roles que cumple en su vida.
“Además soy una persona hiperquinética, ansiosa, me gusta reír mucho y tomarme la vida desde una perspectiva optimista. Creo que en algunos momentos me ha pasado la cuenta ser así, pero ha tenido resultados positivos”.
Paola nació en Chillán, en el hospital Herminda Martín y estudió en el Instituto Santa María. A pesar de ser hija única, no tuvo una infancia solitaria, “como no tenía hermanos era muy cercana a mis primos, además tenía muchas amigas. Tuve una infancia feliz y como hija única mis papás fueron aprensivos pero me daban la libertad para hacer mis cosas”, expresó.
Además, agregó “desde pequeña me gustaba acampar, andar al aire libre, disfrutar de los paisajes cordilleranos, ya que siempre me ha gustado más la montaña que el mar. Iba a Pichilemu con mis primos y tíos y lo pasaba muy bien, pero siempre prefería ir a la cordillera, tengo muy buenos recuerdos en Recinto, hacíamos caminatas, disfrutaba del río renegado y del menú que era humita y de postre sandía”.
¿Tratas de revivir esos recuerdos de infancia?
“Trato de disfrutar los paisajes, ya que eso me relaja muchísimo. Mis momentos de introspección son en la cordillera, recuerdo que de chica podía estar sentada mirando y contemplando los paisajes”.
¿Cómo fue estudiar en un colegio de monjas?
“Fue lo más entretenido, una linda experiencia, lo pasé muy bien, estaba en la pastoral y participaba de todas las actividades. Como yo vivía frente al colegio, mi casa era como el centro de operaciones para los aniversarios. Además era una época distinta, cuando estaba en enseñanza media nos tocó el plebiscito y había movimientos de transición en Chile, obviamente el colegio no estaba politizado, pero era un debate que se vivía”.
EN PRIMERA LÍNEA
En su época de enseñanza escolar ya se vislumbraba que Paola iba por un camino en el que podría desarrollar todas sus habilidades, pues de pequeña se caracterizó por su personalidad participativa.
“Yo creo que si le preguntan a alguna compañera podría decir que para allá iba, ya que siempre me gustó el debate, la argumentación, liderar y organizar las alianzas en los aniversarios. También fui capitana del equipo de básquetbol, estuve en el grupo de guías de Scout y me gustaba estar opinando y participando”, indicó.
Pero, ella quería ser actriz, sin embargo, entró a la Universidad Central para estudiar una carrera muy alejada de las tablas, Administración Pública. “Mi papá, en el rol de preocupado me dijo que dejara el teatro como hobby. Él eligió la carrera por mí y no se equivocó”.
Tras egresar, trabajó en la campaña del senador, Mario Ríos, para luego postular al puesto de coordinadora del Comité de Senadores. “Ahí comencé mi trabajo y se me despegó solito” expresó.
¿Hay algún hito que puedas decir “aquí parte mi vida en la política”?
“Estaba en un lugar céntrico de Santiago y escuché un discurso de don Sergio Onofre Jarpa sobre los derechos humanos y el rol de la política en los nuevos tiempos que se venían para el país. Fue un discurso tan retórico y tan motivador que se me pararon los pelos. Ahí dije ‘yo a este hombre le creo, quiero ser como él y quiero ser un aporte’. Me motivé y decidí dedicarme de tiempo completo a la política. Aún recuerdo las palabras de él: ¡primero Chile, segundo Chile y tercero Chile!, y estoy convencida de eso, estoy segura que la política es positiva. Fueron tantas palabras de vehemencia de don Sergio, un discurso decidor y de antaño que ponía al Estado de Chile sobre los intereses de un partido”.
Actualmente se critica mucho el rol político, poniéndose en jaque la confianza sobre quienes nos representan, ¿cómo recuperarla?
“La clave es actuar con coherencia, se debe ser empático y estar en terreno, ya que no se pueden quedar con discursos llenos de palabras sin sentido, sin contexto y sin algo concreto, por ende, lo que dices lo tienes que hacer y demostrar con hechos. En ese sentido, en la medida que se trabaje con coherencia se irá recuperando la confianza.
Por ejemplo, los ñublensinos debemos pensar en que ahora que somos región, tenemos que hacer las cosas bien, pensando a corto, medio y largo plazo. Debemos trabajar de forma consensuada y con mucha participación ciudadana”.
¿Cómo defines tu etapa como gobernadora de Ñuble?
“Siempre estuve trabajando para parlamentarios, alcaldes o comités de senadores, y estar en un cargo de primera línea era mucho más expuesto, pensaba si sería capaz o si estaba a la altura, pero tenía claro que debía hacerlo bien. El primer mes fue muy intenso, todo el día en actividades y el tiempo era acotado, ya que paralelamente se llevaba acabo el proceso de instalación de la región y teníamos que estar coordinados con el delegado, actual intendente. Además, teníamos que hacer el diagnóstico de las 21 comunas y el tiempo se hacía corto. Terminé el cinco de septiembre haciéndome la pregunta si es que alcancé a hacer todo, analizando lo que logré y lo que no.
Ahora como gobernadora de Diguillín ya tengo el análisis, son nueve comunas que significan cerca del 70% de la región, la metodología de trabajo la hemos ido perfeccionando para estar cerca de las personas y empapándome de los problemas para buscar soluciones”.
¿Cuáles son las principales problemáticas en la provincia de Diguillín?
“Son la conectividad y el agua potable. Por un lado, tenemos una población adulta no menor y un adulto mayor con mala conectividad que deba ir de urgencia a un consultorio es un problema social. Por otro lado, está el agua potable, tenemos gente que en pleno siglo XXI no tiene agua y sacan de un canal, por ello tenemos que trabajar para darles las condiciones óptimas y dignas a esas personas.
Otra problemática es la irregularidad de los títulos de dominio, para ello debemos sentarnos a conversas con las autoridades, buscar la fórmula para dar una solución y que no ocurra más, ya que las personas no pueden regularizar sus viviendas, ni tener agua potable o alcantarillado.
Yo sé que la paciencia aquí agobia porque no teníamos nada y ahora lo queremos hacer todo, pero vamos por buen camino haciendo las cosas conectas y de forma coherente”.
EL ANTES Y DESPUÉS DE LA GOBERNADORA
Su tiempo es limitado, pues su trabajo es 24/7, eso sí, intenta dejar momentos para su familia. “En la noche trato de no estar pendiente al teléfono o del whatsApp para aprovechar con ellos, desconectarme y conversar con mi marido y mi madre. A veces si tengo tiempo salimos a comer, me doy un rato para jugar con mis perros o ver una película”.
En ese sentido, enfatizó que esos son los momentos que se deben aprovechar, “el día va a pasar y no vuelve, cuando pasan los años uno se pregunta cómo nos gastamos el tiempo”. Una conclusión, que logró tras sufrir una enfermedad por varios años, conocida como “Púrpura Trombocitopénica Inmunológica”, cuando el sistema inmunológico ataca y mata las plaquetas. Padecimiento que, confesó, le pasó la cuenta.
“Se agravó por mi irresponsabilidad, preferí no cuidarme ni hacer adecuadamente mis tratamientos por trabajar. Y finalmente me hicieron una operación con todos los riesgos que implicaba, recibí un tratamiento bastante importante y en noviembre de 2016 me dieron de alta”.
¿Esta enfermedad marcó tu vida?
“Me tuve que hacer un análisis completo, ya que había metido las patas hasta el fondo y estuve al borde de no estar aquí, no estar más para mi papá, para mi mamá, para mi marido, para mis perros, ni para la vida que yo quería tener. Entendí que el cuerpo es un reflejo de lo que pasa en la mente, y eso ahora es muy importante para mí, junto a la importancia que tiene mi esposo y mi mamá. Yo creo que nadie es indispensable en la vida, pero tengo el derecho de seguir viviendo junto a ellos de forma armónica, feliz y que vean que me estoy cuidando”.
¿Cuáles son tus proyecciones en la política?
“Otra de las conclusiones que saqué de la enfermedad fue vivir el día a día y no proyectarme tanto. A mí sí me gusta la parte pública y sentirme útil para el resto, pero no sé que me deparará el destino, hoy me siento feliz y conforme con el cargo de confianza que me brindó el presidente Sebastián Piñera. En cuanto al futuro, cualquier decisión que yo tome será privilegiando mi familia y si algo no es compatible con eso no lo voy a aceptar”.