Entrevista

María José Calaf, odontóloga: “Lo que hago es odontología con amor”

María José Calaf, odontóloga

Esta odontóloga talquina carga con una doble tradición: la empresarial por parte de la familia de su padre, dueña de la reconocida fábrica de dulces y chocolates Calaf, y la social derivada de su abuelo, el destacado hombre público, exalcalde de Talca, José Fernández Llorens. Con todo este peso y con la inquietud como característica fundamental de su personalidad, María José orientó su profesión hacia los niños, espacio que le ha permitido crecer personal y profesionalmente apoyando al 100% a los menores, muchos de ellos con condiciones especiales, y también dando respuesta a las familias para cerrar un círculo de atención integral donde queda en evidencia algo que lleva en su ADN: la preocupación por el otro.

¿De dónde es María José Calaf y cómo es tu familia?

“Nací en Talca, porque mis padres han sido de toda la vida de Talca. La familia de mi papá era dueña de la fábrica Calaf, por lo tanto, contradictoriamente a lo que yo me dedico, mi vida giró en torno a los dulces y chocolates. Por parte de mi mamá, tuve siempre una influencia política, ya que mi abuelo, José Fernández Llorens fue alcalde de Talca en muchas ocasiones y como familia aclanada que somos, estuvimos siempre a su lado. Mi papá es técnico mecánico, estudió en la Universidad Santa María en Viña del Mar y luego de varios desafíos y de estar fuera de Talca trabajando como empleado, regresó para emprender su propio negocio, un taller mecánico que al poco andar se convirtió en la representación de una marca automotriz, época de la cual recuerdo el sobreesfuerzo que significó levantar ese proyecto, pero también el carácter trabajólico, perseverante y austero de mi papá que permitió que lo sacara adelante. Mi mamá, por otro lado, hizo de todo en su vida para lograr sus objetivos, es una mujer ‘power’, a la que le tengo una admiración muy especial porque fue el motor de mi casa, nunca bajó los brazos y se dedicó, entre muchas cosas, a hacer berlines, pan de pascua, hasta vendedora de cuentas corrientes bancarias, trabajo en el que llegó a ser una de las mejores en su área. Completan mi familia, Esteban y María Cristina, mis hermanos, con los que tengo una relación muy especial, de complicidad y cariño incondicional”.

Tu abuelo, José Fernández Llorens, fue un símbolo transversal en la vida política de la ciudad de Talca, ¿qué influencia tienes de él?

“Lo más maravilloso que nos dejó mi abuelo Pepe fue ese espíritu social, el cual ha sido, sin duda, parte muy importante en mi vida”.

¿Qué recuerdos tienes de tu infancia?

María José Calaf, odontóloga“Mis recuerdos comienzan desde que vivía en el “Pasaje Inés de Suárez” en la Alameda con 6 Oriente en Talca y son los mejores porque era un pasaje lleno de niños de todas las edades. Vivíamos la vida de barrio que hoy está tan perdida y para nosotros la palabra “aburrirnos” no existía porque siempre estábamos inventando algo, pasábamos jugando a la escondida, andando en patines o en bicicleta. Luego nos fuimos a vivir mucho más lejos de Talca, prácticamente en el campo, camino a Palmira, porque en ese tiempo era un sector rural, un sector donde había que recorrer dos kilómetros de camino de tierra que en el invierno era un verdadero barrial y más encima sin ningún tipo de locomoción, por lo tanto, teníamos que esperar en la casa de nuestra abuela hasta que mis papás terminaran de trabajar para poder irnos a nuestro hogar. Nos costó adaptarnos a ese nuevo sistema, pero esa vida cargada de naturaleza, disfrutar a nuestros perros, salir a andar con mis primos en un carretón tirado por caballos en el invierno, despertar con el sonido de los pájaros, tener un patio gigante en el que podíamos estar todos, fue maravilloso”.

¿Y de la época en el colegio quedó algo destacable?

“Estudié toda la vida en Colegio La Salle de Talca y lo mejor es que gran parte de mis compañeros fueron los mismos por muchos años, realmente lo pasábamos increíble. Además, el deporte fue parte importante de esa vida escolar, donde el vóleibol fue mi especialidad y ahí teníamos una amistad transversal ya que entrenábamos juntas de muchas edades, rodeadas de compromiso, perseverancia, esfuerzo, respeto y solidaridad, todo gracias a nuestra entrenadora Ana María. Mi grupo de amigas del colegio pasó a ser de la vida, incondicionales, con las que crecí y que ahora nos apoyamos. Hemos pasado juntas nuestra etapa de colegio, universitaria, de matrimonio, los hijos, la crisis de los 40”.

¿Cómo fue apareciendo el interés por la odontología?

“Desde que tengo recuerdos siempre me gustó el área de la salud, pero no sé bien cómo llegué a querer ser odontóloga. Creo que fue mi abuelo Pepe que un día conversando me preguntó si quería ser dentista y eso me hizo el clic y comencé a descubrir esta maravillosa profesión. Además, la mamá de la mejor amiga de mi hermana, y hoy nuestra hermana postiza, Camila Rock, era dentista, Ceci De Luigi, quien me empezó a hablar de a poco de la profesión y como era apasionada, cuando se dio cuenta que me gustaba, pasé a ser su ayudante y colega y ahí ya me encanté con la profesión. Fue la Ceci mi inspiración y la historia fue cada vez más intensa, porque luego fue mi profesora en la universidad, mi guía de tesis y llegamos a trabajar juntas tanto en la universidad como también en la consulta”.

Tu vida familiar está ligada a tu paso por la universidad, ¿cómo fue eso?

“De la universidad tengo los mejores recuerdos: excelentes amigos, deporte, profesores que fueron mi guía y mi inspiración, pero lo mejor fue que conocí a mi marido, Julio, con quien tuvimos una química especial, fuimos los mejores amigos, cómplices y eso me enamoró de él. Después de pololear cinco años y medio decidimos casarnos y luego de terminar la universidad decidimos que queríamos ser papás. Ahí llegó nuestra hija mayor, Agustina, y ya que estábamos en esto, quisimos seguir agrandando la familia y primero llegó Diego y finalmente Tomás, unos niños maravillosos”.

¿Cómo te fuiste interesando por tu actual actividad?

María José Calaf, odontóloga“Después de los niños, quise cumplir mi sueño, ser especialista en odontopediatría, por lo que partí a Concepción para reforzar mis conocimientos, ya que desde que había salido de la universidad trabajaba solo atendiendo niños. Esta especialidad fue un amor a primera vista, ya que desde que estudiaba me encantaba todo aquello que incluía el trabajo con niños y durante algunos trabajos de invierno y posteriormente en las clínicas me fui dando cuenta que cada vez que me tocaba atender un niño para mí era un desafío, pero a la vez entretenido y poco traumático. Es por eso por lo que, ya que muchas veces por el tipo de tratamiento que realizamos muchos pequeños lloran, me dije ‘quiero cambiar la odontopediatría, haciendo odontología con amor’, porque no quería más llantos de los pacientes. Al contrario, quiero que me recuerden con cariño, que quieran volver a verme, que sea muy entretenido y que entiendan que somos un equipo. Y ese fue el concepto que me propuse y que me llevó a seguir estudiando y perfeccionándome, pudiendo traer a Talca el método del óxido nitroso y a hacer atención de pacientes bajo anestesia general. Este desafío siguió creciendo y gracias a mi tesis de postgrado y mi especialidad comencé a atender pacientes con necesidades especiales, de difícil manejo y con fobias, lo que no hubiese podido llevar a cabo si no fuese por mi asistente dental, Carito, que es mi otra mitad, una persona maravillosa, cargada de generosidad, cariño y eficiencia, con quien hacemos un gran equipo”.

¿Qué proyectos importantes estás desarrollando?

“Estoy trabajando en el sueño de mi vida. Hace un tiempo atrás, hice un stop y comencé a analizar qué quería hacer en el futuro y ahí comencé una búsqueda de un proyecto que me llenara el alma, ya que soy una persona inquieta que nunca puedo parar. Una tarde conversando con mi marido, le comenté que me encantaría tener una clínica pediátrica integral, ya que en regiones cuando tienes un niño enfermo deambulas por toda la ciudad para buscar una solución, idea que le pareció fantástica y haciendo un análisis nos dimos cuenta que el proyecto podía ser más que un sueño. A esta idea sumé a mi hermana, ingeniero comercial, y su marido, y nos dimos a la tarea de buscar el terreno, porque queríamos llevar nuestro proyecto a la zona oriente de Talca. Ya con el terreno listo y proyectando el costo de nuestra clínica decidimos ampliar nuestra sociedad y fue ahí que integramos a cuatro pediatras reconocidas de nuestra ciudad. El proyecto está próximo a partir su construcción y la idea es tener todos los servicios y especialidades médicas necesarias para un paciente pediátrico. Sin duda, será un gran aporte para nuestra ciudad y esperamos que nuestro desafío se convierta en una solución para esas miles de familias que tienen niños y que muchas veces necesitan soluciones de un equipo de salud integral y no solo la opinión de un profesional”.

¿Cómo te desconectas de toda esta actividad?

“La verdad es que estoy en una etapa de mi vida con las horas de mi día un poco sobrepasadas. Pero mis hobbies van evolucionando, haciendo manualidades y hoy estoy dedicada a pintar con lápices a tinta, eso me relaja. Y definitivamente me encanta con una buena música.

En el verano, cuando ya estoy en modo vacaciones, me gusta mucho leer un buen libro, junto al mar, ya que me encanta la playa, ese ruido, el viento, el sonido de las gaviotas y el sol. Eso es para mí signo de vacaciones. El deporte lo tengo en receso, pero tengo que retomarlo, me gusta mucho la bicicleta al aire libre con música. Y otra cosa que nos encanta como familia son los paseos a distintos lugares y disfrutar nuestra casa invitando amigos.

También es importante el apoyo de mi marido, Julio. Él es el que hace la mitad de todo, somos un megaequipo y para nuestros niños, ambos valemos igual, por lo que eso facilita mucho todo. La verdad es que nos dividimos los días, cuando Julio está en Talca, yo trabajo más y descargo todo en él… Y cuando Julio está en Santiago yo estoy a cargo de todo. También tengo días que son intocables para mis hijos como son los fines de semana y los viernes en la tarde. Tratamos de comer todos juntos y ahí salen esas conversaciones entretenidas del deporte, de los valores que les entregamos y reforzamos todos los días”.

Mostrar más
Botón volver arriba
Cerrar
Cerrar