Entrevista

“Estamos luchando y abriendo caminos, educando al alumno, y también al espectador”

Eliana Lauro Garibaldi, actriz y directora de teatro

La directora de la Escuela de Teatro de la Corporación Cultural Municipal de Los Ángeles, asegura que encontró en Chile un lugar para desarrollarse como profesional, pero también un espacio donde puede desenvolverse e interactuar sin importar su procedencia.
Con la nostalgia a flor de piel, nos recibe la actriz, profesora y directora de teatro, quien viene llegando de Argentina, su tierra natal. Escoge las fiestas de fin de año para visitar a su familia, por tratarse de una fecha simbólica, en la que puede reunirse con sus padres, cuatro hermanos y nueve sobrinos.
Eliana Lauro (35) egresó de la Escuela de Teatro de ciudad de La Plata y se radicó en Los Ángeles hace cinco años, tras pasar una temporada en Castro, Puerto Montt y Santiago. Aquí, en la capital de la provincia de Biobío, ha visto como su trabajo, esfuerzo y perseverancia, le abren camino no solo a ella, sino que también a otros profesionales de las tablas en formación

¿Qué la trajo a Chile?

Vine a Chile hace 8 años, por el trabajo del papá de mis hijos (Benjamín y Ulises de nueve y seis años, respectivamente). Vinimos juntos como familia, y eso al pasar de los años no siguió siendo así, pero yo elegí quedarme acá, tratando de poner amor y energía en el trabajo que tengo ahora, y siento que soy una afortunada.
Vivió algunas temporadas en otros lugares, ¿por qué escogió Los Ángeles para radicarse?
Llegamos casi de casualidad, porque el papá de mis hijos tenía una obra aquí en las cercanías, y estábamos entre Los Ángeles y Chillán, entonces fuimos a conocer las dos ciudades. Y cuando vinimos acá, fue una decisión familiar quedarnos. Llegué, me acuerdo, en enero, cuando mi hijo Ulises estaba por cumplir un año, y yo no conocía a nadie, como cualquier extraña empecé a recorrer.

¿Cómo llegó a la Corporación Cultural Municipal?

Soy bastante disciplinada y proactiva, y empecé a golpear puertas. Por suerte me recibieron en el Departamento de Extensión de Cultura en esos momentos, ahí presenté un proyecto, y luego lo acogió la Corporación, como para darle una continuidad. Con el paso de los años, por suerte, y por mi trabajo, por el empeño y porque hemos sido muy cautelosos y le hemos puesto mucho cariño, mi proyecto que era de ocho horas, ahora se transformó en una escuela de teatro, de la cual soy directora.

¿Cómo ha sido este proceso de vivir en otro país?

Muy exigente, todo. Todavía lo sigue siendo, porque estar lejos de la tierra de uno es difícil. Me ‘agarrás’ en una etapa medio nostálgica, porque acabo de llegar de Argentina, estuve tres semanas allá y la verdad es que es difícil cada vez que me vengo, es un quiebre importante, y ahora no me pasa solo a mí, sino a los chicos también, porque ellos ya son más grandes y entienden diferente.

¿Qué caracteriza a Eliana Lauro?

Trato de ser verdadera, de ser transparente, de entregar lo mejor en donde estoy, sea acá o en mi casa. Mi forma es estar cuestionándome todo el tiempo, para ser mejor, así que ojalá que nunca llegue el día en que me encuentre satisfecha conmigo misma, porque ese día me voy a quedar así y no voy a cambiar más. Aunque hay algunas cosas que no transo más, como mi tranquilidad, mis lugares de creación, mis criterios éticos y morales, esos están muy establecidos.

¿Qué te gusta de Los Ángeles?

Me gusta que siendo una gran ciudad, aún está bastante contenida. Por ejemplo, me encanta venir al trabajo caminando o en bicicleta, siento que todavía es una ciudad segura para mis hijos, y me gustó mucho cuando llegué, porque encontré una apertura diferente. Hay una disposición distinta para con el migrante.

UN PROYECTO QUE NO SE DETIENE

Comenzó con un proyecto de 8 horas, y ahora dirige una Escuela de Teatro con cuatro niveles, seis materias semestrales, diez profesores y al menos doce egresados. Sin duda, el trabajo, las ganas y la perseverancia, han dado frutos, e incluso, dieron pie a la formación de un elenco municipal que vende sus propios montajes.

¿Cuál es el sistema de estudios en la escuela que dirige?

Son cuatro años, el primero se llama pre-escuela y es para adolescentes entre 13 y 17 años, con una aproximación al arte escénico. Después empieza la escuela con evaluaciones, contenidos bien marcados para personas sobre los 18 años. Allí se pasan diversas materias como técnicas de actuación y manejo escénico, entre otras.

¿Cuál es la posición de la escuela a nivel regional?

Si bien no tenemos acreditación, porque eso cuesta mucho dinero, te piden, por ejemplo, regular infraestructura; nosotros estamos intentando instalarnos como una alternativa no formal dentro de la región, porque en Biobío no hay escuelas parecidas a la nuestra, ni siquiera desde la formalidad.

¿A quiénes está dirigida esta alternativa de estudios?

El público que impactamos es bien variado, tenemos desde los 18 para arriba, profesionales de la salud, muchos profesores, tenemos gente que ha querido estudiar teatro toda su vida y no se pudo ir a Santiago, entonces es enriquecedor el trabajo, es exigente sí, porque bueno, muchas veces no se le da la importancia al arte que se le tendría que dar.

¿Qué dificultades ve en el desarrollo de esta actividad?

Todavía estamos luchando y abriendo caminos, estamos educando al alumno, y también al espectador, porque muchas veces se espera que una obra sea entretenida, divertida, colorida, pero, en la formación del actor, tiene que haber otros matices, tienen que pasar por todos los tipos de géneros, y eso muchas veces no se entiende.

¿Ya hay alumnos egresados?

De estas dos generaciones hay 12 egresados. Seis de esos doce se fueron a Santiago, hay uno que se fue a Buenos Aires para seguir estudiando teatro, hay tres que están dando clases en diferentes colegios. El impacto de la escuela de teatro en sus vidas, es positivo. La mayoría están muy agradecidos y lógicamente es un hecho significativo en sus vidas, es un antes y un después.

¿Cuál es el cambio que nota en ellos?

Hay crecimiento, además de profesional, humano, porque uno entiende otros valores cuando estudia cualquier tipo de arte, y sobre todo este arte que es colectivo, entonces te hace sacar las barreras del yo, y eso se nota. Hay una generación de alumnos que ya tiene su compañía propia y eso para nosotros es un orgullo gigante, porque significa que se apropiaron de las herramientas.

Desde la escuela nace el elenco municipal de teatro, ¿cómo funciona?

El elenco trabaja por convocatoria, dependiendo de la obra que tenga en ese momento. Ahora tenemos en cartel tres obras y las presentamos en Los Ángeles o en diferentes comunas y regiones. Nos invitan y también es un trabajo significativo, porque estamos profesionalizando y valorizando el área, al vender las obras.

EL IMPACTO DEL ESTALLIDO SOCIAL

El denominado estallido social ha tenido un impacto en lo logístico -la Corporación Cultural Municipal está ubicada frente a la Plaza de Armas de Los Ángeles- pero también en lo cotidiano. Eliana tiene su propia lectura al respecto, basada en parte, en sus vivencias al otro lado de la cordillera.

¿Cómo ve el momento que atraviesa Chile?

A mí me parece muy necesario, creo que era, es y seguirá siendo necesario, hasta que no haya cambios que beneficien a los que menos oportunidades tienen. Yo creo que de alguna u otra manera nos afecta a todos, y tenemos que acompañar y apoyar. Ojalá esos cambios lleguen, me refiero a cambios estructurales.

¿Cuál es la comparación que hace con su país?

Haciendo el parangón con Argentina, al menos desde mi experiencia, yo estudié y crecí en la salud pública. Y quizás hoy no estaría acá conversando contigo si no hubiera estudiado en la universidad pública, y eso siento que debe ser para todos y todas. Creo que uno tiene que poder soñar y escalar en la sociedad. No porque nacemos en algún tipo de contexto tenemos que seguir allí toda la vida. Nosotros podemos salir de la pobreza y de un montón de cosas.

¿En qué sentido le afecta lo que ocurre?

Trabajo con adultos mayores, en la oficina del adulto mayor, y muchos de ellos están por debajo de la línea de la pobreza, y es muy injusto, ya que han aportado su vida, y lo sufro porque los estimo como mi familia, es una relación más de cariño y de compartir, entonces yo me involucro y me da tristeza ver como sufren las injusticias.

 

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