Esta rancagüina de nacimiento, pero talquina por adopción, lleva realizando una importante labor en la generación de nuevos artistas en la zona y en la difusión cultural a través de su trabajo como curadora de galerías de arte en la capital regional. De espíritu libre, desde pequeña, ayudada en su etapa escolar por su paso por ciudades como Rancagua, Antofagasta y Santiago, además de la oficina salitrera de Pedro de Valdivia, sueña con poder seguir desarrollando su potencial creativo y asegura con convicción que un país que no apoya la cultura no tiene memoria. “El arte nos recuerda lo vivido”, asegura.
¿Cómo fue su vida familiar de niña?, ¿qué recuerdos especiales tiene?
Fui la menor de 5 hermanos, el “concho”, súper regalona de mis hermanos y de mis padres. Crecí entre adultos, tengo 10 años de diferencia con mi hermana Marilú que fue la menor por muchos años hasta que llegué yo. Mis padres eran muy especiales, mi padre muy intelectual, mi madre muy inteligente, y ambos muy creativos.
Fuimos una familia bien gitana. Mi padre, por su profesión de ingeniero, trabajó siempre en la gran minería y por eso, vivimos en muchas partes. Los veranos los pasábamos o en Valdivia, en el campo con mis tíos, primos y abuela, o en Reñaca o Viña del Mar, donde íbamos diariamente a la playa Los Lilenes.
También viajé mucho con mis padres al extranjero. Conocí muy bien de niña Estados Unidos, de Este a Oeste. Nueva York, Washington D.C., Utah, California, Colorado, además de la Ciudad de México, Panamá y Perú. Como era la menor, mis padres siempre viajaban conmigo.
¿Cómo conoció a su marido?, ¿cuántos años de casados y cuántos hijos y nietos?
Conocí a Juan (Tosso, Vicerrector de la Universidad Autónoma de Chile en Talca) en 1985 y llevamos 35 años de matrimonio. Teníamos muchos amigos en común, su mejor amigo de la niñez era primo hermano del marido de una de mis hermanas. Ambos tenemos otro matrimonio anterior a cuestas con 6 hijos en total, pero 5 con vida porque una hija de mi esposo falleció. El mayor, Felipe, que es hijo de mi esposo, yo tengo dos niñas que son Carolina y Daniela, y ambos tenemos dos hijos, Juan Pablo y Sofía, nuestros. Los tuyos, los míos y los nuestros, como la película.
¿Qué profesión eligió?
Yo no elegí mi profesión. Nací artista visual, dibujaba en las murallas, en los bancos del colegio, en la pizarra, en todos lados. Mi mundo era visual, también escribía poesía, el arte era lo mío desde siempre. Mi cabeza estaba siempre llena de imágenes.
¿Cómo ha desarrollado esa profesión?
Soy un espíritu muy libre e inquieto, siempre hago muchas cosas a la vez. Empecé a trabajar muy joven, vivía en la calle Monjitas y frente al edificio donde vivía estaba el Fidel Angulo, que era un lugar donde se impartían clases de arte de muy buen nivel, en una casona que era de Inés Puyó, la gran artista. También había una galería de arte, La Galería Laurence, de Beatriz Laurence, y en el Barrio estaba el Museo de Bellas Artes, así es que ahí me fue formando.
¿Qué le inspira para pintar?, ¿dónde encuentra esa inspiración?
La inspiración debe encontrarme trabajando, así que la constancia y la perseverancia son lo que me lleva a la inspiración. Experimento e investigo materialidades diversas, y además, pruebo, ensayo. Esa es la idea.
¿A quién admira en la pintura que podría haber influenciado su trabajo?
A muchos artistas. Andrés Vio ha influido en mi obra, y en la actualidad mantengo un contacto artístico con él y eso obviamente es un tremendo aporte para mí. De Carmen Aldunate admiro su perseverancia, su fuerza, su calidad.
Diría que el contacto constante con el mundo del arte, por supuesto, es un estímulo y una influencia potente, en términos de superación. Tengo un poquito de todos los artistas con quienes me relaciono. De cada uno se aprende mucho.
¿Qué valores destacaría en el ámbito en el que se desarrolla?
Mis grandes amigas y amigos son artistas visuales. Somos personas muy unidas, muy cercanas, nos sabemos sensibles, entonces nos respetamos y cuidamos esa sensibilidad. Nos comprendemos porque vivimos las mismas dificultades e incomprensiones.
¿Qué tan importante considera las manifestaciones culturales en la vida de las personas?
Son fundamentales, aunque en la región no estén totalmente asumidas por el ciudadano común, y en general en Chile, porque hay una suerte de analfabetismo visual muy fuerte, que se resiste a la cultura, por razones diversas. El problema fundamental está en que miran y no ven, porque no desarrollaron el goce estético que nos entrega el color, las formas, la creación artística.
La sensorialidad debe ser desarrollada completamente por los individuos para desarrollar el intelecto, ya que el cerebro archiva a través de los sentidos, y si las personas no cultivan el arte, la parte sensorial visual que es importante para todo, para archivar cualquier conocimiento, queda muy disminuida.
Por eso las artes visuales son tan importantes en la educación, para potenciar la parte sensorial de los niños y no producir más analfabetos visuales.
Además, existe una tendencia a negarse a conocer lo desconocido o una vergüenza de no entender o no saber de arte, entonces mejor hacerse el indiferente y menospreciarlo para esconder ese talón de Aquiles en el desarrollo intelectual y espiritual.
Las obras de arte abstractas son las que más producen ese rechazo. Yo recomendaría que si las personas no entienden lo que ven y el lenguaje visual no es de su dominio, lean el título de la obra, que está en lenguaje escrito, y a partir de ahí hagan una relación entre ese lenguaje y el otro, como ejercicio para mirar y ver.
¿Entonces el arte ayuda al desarrollo del alma de un país?
El arte es parte del alma de un país. Un país que no crea, que no produce y apoya el arte, es un país sin memoria. El arte nos recuerda lo vivido, nos recuerda cada etapa del desarrollo y evolución de la humanidad. Todo evento histórico lo podemos imaginar gracias a una potente obra de arte que nos recuerda como aconteció antes de la existencia de la fotografía, y en la actualidad donde la imagen digital lo contiene todo, el lenguaje visual nos habla de lo que la imagen digital no puede expresar, la visión del artista y el mensaje que el artista puede entregar sobre algo en particular. El artista es un comunicador y se vale del lenguaje visual, como el escritor se vale del lenguaje escrito.
¿Cómo es la relación con los jóvenes artistas que hoy está formando la Universidad Autónoma de Chile?
Cercana. Los veo constantemente en las inauguraciones y en los coloquios y estoy siempre disponible por mail o por Facebook, o por teléfono para ellos.
Soy un poco madre, así que a veces tengo que aterrizarlos a la realidad y otras veces tengo que darles confianza para que crean y potencien su autoestima, igual como lo hago con mis hijos menores.
Los estímulos externos que existen en la actualidad distraen mucho a los jóvenes artistas. Porque como lo dijo una vez Florencio Avendaño, un alumno egresado de la carrera de arte de la U. Autónoma con un potencial extraordinario, “para hacer arte, hay que ser como un monje”, y esa es la pura verdad.
Antiguamente había pocos artistas, ahora somos bastante más, y eso hace que las pocas posibilidades de exponer o ganar proyectos importantes para el desarrollo de los artistas visuales jóvenes, sea más difícil, pero es muy gratificante ver cómo van concretando los primeros pasos de sus carreras.
¿Cuáles son sus sueños en términos personales y profesionales?, ¿hay algo que le gustaría hacer?
Mi sueño es seguir haciendo lo que me gusta y que la salud me lo permita por el tiempo que Dios quiera. Espero poder seguir aportando a las artes visuales y desarrollando mi potencial creativo por mucho tiempo.