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Pilar Varela Lanuza, presidenta Asociación Gremial de Turismo y Cultura Biobío –Ñuble

Pilar Varela“La vida es un regalo y hay que saber disfrutarla”

Hija única, Pilar es una mujer inquieta, hiperactiva, entusiasta y participativa. Es una profesional que se reconoce “provinciana de corazón”, ya que ha vivido en Chillán, Concepción y Cañete, lo que le ha permitido cultivar un profundo cariño por Biobío y Ñuble. “Me caracterizo por ser una mujer con mucha energía que siempre busca proyectos que la motiven y donde pueda contribuir a la comunidad”.

Tu familia de origen es de Santiago…

Así es. Mi mamá (Pilar Lanuza) y toda mi familia son de la capital. Ella llegó a trabajar a la Universidad de Concepción, sede Chillán (donde estuvo 35 años) y a la Universidad de Chile, en ese momento yo tenía un año. Con el tiempo se enamoró de la ciudad y eligió quedarse definitivamente.

En mi caso, después de haber vivido 17 años en Chillán, valoro mucho la calidad de vida que tenemos en regiones. Siento que hacer familia y región es fundamental porque se disfruta mejor el concepto de comunidad.

¿Quiénes componen tu familia?

Mi marido Cristian con el que llevo 12 años juntos y somos muy partners, Rocío (21), Benjamín (10) y Martín (6). Lo bonito es que somos muy “aclanados” a nivel familiar, siempre buscamos las instancias para estar juntos y compartir, por ejemplo, durante las vacaciones. Esto porque recuerdo las vacaciones con mis primos y eso trato de replicarlo hoy con mis hijos. Se disfruta más de esa manera.

¿Qué heredaste de tu madre?

Ante todo, ella es la persona que más me ha marcado. Tengo el compromiso y la responsabilidad a fuego en cada cosa que hago. Soy exigente conmigo misma, una convencida de que basta proponérselos para obtener logros. Mi madre es una mujer fuerte, transgresora, líder en su ámbito y a mí me heredó la energía y el carácter fuerte para emprender cada desafío.

¿Dónde estudiaste en Chillán?

En el Instituto Santa María de primero a cuarto medio. Tengo lindos recuerdos de mis años en Chillán. En ese tiempo, ya era una niña muy participativa, estaba en todo, gimnasia rítmica, voleibol, atletismo, scout… en fin, de todo. Mi casa era sede de muchas cosas, incluso si nos corríamos de clases (risas). Desde aquella época fui muy inquieta y lo disfruté mucho. Por eso digo que la vida es mejor cuando se disfruta lo que se hace.

¿Qué rol tiene la amistad en tu vida?

Importante, aunque soy de muy pocos amigos. Del colegio tengo un grupo de amigas que nos llamamos “las brujas” (risas). Aunque no nos vemos seguido el cariño perdura en el tiempo. Eso lo percibo cuando nos juntamos, el lazo es muy fuerte. Conozco mucha gente por mi trabajo y mi forma de ser, pero los buenos amigos son contados con los dedos de una mano.

¿Siempre quisiste estudiar Ingeniería Comercial?

Al principio pensé en Arquitectura, luego en Ingeniería Química, pero al final opté por Ingeniería Comercial porque tiene una mezcla entre números, economía y finanzas con la relación con las personas, el área marketing, el armar equipos… es un complemento muy interesante. Me encanta la relación con las personas desde lo humano.

¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional?

Estudié en la Universidad del Desarrollo, y comencé trabajando en Cañete en el área de combustibles. Paralelo a eso también me comprometí con aportar al desarrollo turístico en el Lago Lanalhue. Para ello, participé en una asociación con los empresarios lo que dio vida a un PROFO de Complejos Turísticos del Lago Lanalhue y posteriormente a la Cámara de Turismo.

Luego por un tema familiar de la educación de mi hija, nos cambiamos a Concepción y continué en la misma área. De ahí me fui como jefe de administración y finanzas a una empresa del rubro diesel e importación de repuestos. En ese lugar conocí a mi esposo y comenzamos a pololear. Más tarde, llegué a trabajar en el Hotel El Dorado en Concepción (por 4 años), y me volví a vincular con el área del turismo. Ahí me di cuenta que el área turismo es maravillosa pero demandante, aunque se da la posibilidad de trabajar con gremios, profesionales, productores, empresarios, etc., donde en todo ello es clave el trabajo asociativo.

Actualmente llevo 8 años trabajando en Hotel Sonesta de Concepción, al principio, vinculada al área comercial y marketing, y en 2015 asumí la gerencia general. La verdad es que me siento muy cómoda en esta industria.

¿Cuándo nació la Asociación de Turismo y Cultura del Biobío?

Es una asociación joven (2014) y comenzó con la inquietud de hacer cosas, de movilizarnos. En nuestra zona tenemos grandes atractivos turísticos naturales como Nevados de Chillán, pero para que un destino se desarrolle a cabalidad se requiere un trabajo asociativo, encadenar atractivos. En nuestro caso, destacar el turismo rural, el Valle del Itata, etc. Ahí nuestro rol es fundamental. En mi caso, me integré el 2015 en el directorio y desde el 2017 la presido.

Sin duda es un trabajo muy complejo…

Por supuesto, ya que hay intereses y problemáticas diversas. Nuestro desafío es buscar líneas comunes a través de las cuales podamos reducir las brechas y estar unidos a través de la asociatividad. Hay que ir dando pequeños pasos pero con un camino claro.

¿Cómo compatibilizas esa demanda de tiempo con la familia?

Tengo una familia que me apaña bastante, que me entiende. Valoro mucho a mi familia por eso. De todas maneras soy bastante equilibrada en cuanto al tiempo. Los fines de semana, en general, son para mi familia. Me gusta cocinar, atender a personas queridas… me gusta recibir gente, porque la comida es una forma linda de entregar cariño, de generar una rica conversación y reírte con la familia y los amigos. Además nos gusta salir a caminar, andar en bicicleta, entre otras actividades… siempre es bueno estar cerca de la naturaleza y desconectarse.

¿Cuáles son tus vacaciones ideales?

Tenemos nuestro tradicional lugar de vacaciones que es en Tongoy (IV Región), es nuestro lugar de escapada. Durante el año salimos a otros lugares, pero Tongoy es único, porque es rústico, aprovecho de hacer jardinería, restauración de muebles, en fin… siempre hay algo. También hacemos camping, ya que mis hijos son fanáticos de salir a acampar. Todo eso hace que uno renueve energías.

¿Qué lugares de Biobío y Ñuble recomiendas?

Lanalhue es un lugar maravilloso, bello, familiar, que tiene atractivos espectaculares con un entorno cultural potente como la cultura mapuche. Las Trancas en Chillán, donde se puede disfrutar de un sendero de trekking, el Parque Nacional Nahuelbuta, Saltos del Laja, Shangri-La, la zona del vino y la gastronomía (Valle del Itata, Ránquil). Somos dos regiones privilegiadas.

¿Cuál es tu comida favorita?

Los fiambres artesanales, el arrollado de huaso, productos marinos como el pastel de jaiba, ceviche, machas parmesanas, entre otros. Mi placer culpable es el pan con chicharrones. Me gusta la gastronomía cuando se comparte con otros, ahí está la gracia.

Música, literatura y cine…

Rock, pop, un poco de todo, Shakira, U2, Guns and Roses, Oasis, Kathy Perry, Eros Ramazotti. En cuanto a la lectura, durante el año leo cosas de tecnología, tendencias del consumidor, emprendimiento, innovación digital, salud y felicidad, etc., pero en vacaciones leo más novelas con contexto histórico (Dan Brown es uno de mis preferidos), ahora último leí Los Amantes de Praga de Alyson Richman que me encantó… en relación a lo que veo, la verdad no consumo televisión, salvo algunas series de Netflix, pero me gustan las películas de acción policiales… las comedias o las románticas solo las veo en los aviones (risas)…

Virtudes y defectos…

Defectos… la impuntualidad… porque sobrevaloro el tiempo… lucho permanentemente con eso. Lo otro es que soy un poco dispersa por eso me acomoda trabajar en equipos. De las virtudes, no me enojo nunca, salvo cuando me encuentro con personas hipócritas y de doble estándar. Uno debe ser transparente por la vida. Además, soy abierta al cambio, porque es una manera muy potente de nutrirse. ¡Y soy muy dedicada en lo que hago! Es clave ser consistente con los valores que uno tiene como persona.

Hablando de valores, ¿cuáles son los que más admiras?

La integridad. Puedo estar de acuerdo o no con alguien respecto de algún tema, pero agradezco que me expresen su punto de vista. A eso le sumo la transparencia. Es genial cuando uno conecta con la energía de las personas que están en nuestro entorno. Es la mejor forma de contribuir al desarrollo de la sociedad.

¿Cómo ves el rol de la mujer actualmente?

La mujer se ha ido ganando espacios. Soy feminista, pero creo que más que hablar de género mi mirada apunta a las competencias, lo que trasciende a ser hombre o mujer. No comparto el tema de las cuotas, sino que las oportunidades sean las mismas, validando las miradas distintas. La cancha debe ser igual para ambos.

¿Cuáles son tus desafíos profesionales y familiares?

Creo que uno va haciendo camino en la medida que va avanzando. Tengo ideas de emprendimiento que en algún momento las voy a materializar. Me acomoda seguir trabajando en el turismo, pero, sin embargo, las oportunidades se van dando y hay que dejar que la vida nos sorprenda. Hay que hacer a consciencia el rol que hoy tenemos y eso nos llevará a nuevos desafíos.

Desde el punto de vista familiar, me gustaría tener más independencia de tiempo, quiero compatibilizar aún mejor los tiempos laborales y familiares. Es la mejor forma de disfrutar la vida.

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