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“TODA MI VIDA ES MÚSICA”

Giyil, cantante penquista:

La cantante penquista Karina Ruiz ha demostrado, a corta edad, su talento tanto en castings como en shows en vivo, siendo este último en el concierto del cantante Charly Benavente, en donde la también compositora fue invitada.

Giyil inició su carrera como solista el año 2017, y este año realizó el lanzamiento de su primer álbum “Frágil”, el cual cuenta con un total de doce pistas musicales.

Actualmente, la cantante está formalizando su propia empresa de marketing digital. “Esta empresa va a estar dedicada al marketing de pequeñas y medianas empresas, pero también tendrá un enfoque a todo lo que es artístico y cultural. Mi principal idea es que este proyecto esté compuesto por mujeres y disidencias, ya que el gran estímulo es la generación de nuevas oportunidades. También estará ligado con el ámbito cultural porque al final no sacaría mucho, desligándome de lo que realmente me gusta, ya que ambas cosas las disfruto mucho y obviamente si puedo seguir vinculada con lo cultural y musical, aún mejor”.

¿Qué significa y por qué escogiste el nombre artístico giyilmusica? 

Desde el año 2017 comencé a usar este nombre, el cual deriva de una palabra filipina, que es “gigil” y significa “el impulso de querer apretar algo extremadamente tierno”, lo busqué porque necesitaba un nombre diferenciador a mi nombre de pila, puesto que me estaba presentando en varios festivales. 

Mi primera etapa era más de covers que de música propia, entonces quería hacer la separación, además tenía un canal en YouTube que no quería que siguiera la misma línea, porque en realidad deseaba hacer mi propia música.

¿Cuándo supiste que querías dedicarte a la música?

Me di cuenta que me gustaba la música porque desde chica mi mamá me llevaba al centro artístico a practicar ballet y a mi hermano guitarra, lo que me instó a tomar la guitarra y tratar de aprender por mi cuenta.  

¿Desde pequeña has tenido el apoyo de tus papás?

Cuando todo se trata de un hobby a la vista de tus papas es apoyo total, pero ya cuando se dieron cuenta que me lo iba a tomar un poco más en serio, quizás se asustaron un poco. 

En 2017, cuando iba a pasar a segundo año de universidad, colapsé, porque llevaba demasiado tiempo sin hacer música.

Luego de eso, les planteé a mis papás que quería estudiar música, pero después les dije que me iba a tomar el año, que quería sacar mi disco y que luego retomaría los estudios, en ese año me di cuenta de que era un poco difícil y no tan rentable irme a Santiago a estudiar música y dedicarme solamente a eso, ya que en Chile en particular es difícil dedicarse a algo cultural o artístico y poder vivir con un sueldo, es demasiado incierto. 

Al final, terminé estudiando algo que tenía mucha relación con lo que estoy haciendo, con lo cultural y musical, porque la música termina siendo un producto, así que en ese sentido me ha servido. Ahora que han pasado los años siento que han confiado más en mí.  

¿Fue una pasión irrefrenable?

Sí, siempre supe que quería algo más, desde muy chica comencé a componer canciones, siempre quise estar en los escenarios, siempre estuvieron las ganas de querer seguir y avanzar.

Si tuviera que mencionar algún escenario que me alentó a seguir, yo creo que contaría los que me hicieron sentir fracaso y que me ayudaron a querer mejorar. 

Uno de ellos fue cuando tenía 13 años, participé en el casting del programa “Superestrellas” y no quedé en los seleccionados, me sentí muy triste pero luego pensé en que afuera había participantes que podrían llegar a la final y me podían compartir algo de conocimiento. No ganaba nada encerrándome, sintiéndome mal, llorando. Luego de eso, estuve constantemente participando en programas de talentos, eso me ayudó a quitar un poco el miedo de subir a los escenarios.

 

Creo que el haber pasado por estas etapas de estrés, presión y nerviosismo me ayudaron a saber que si siento tanto es porque deseo demasiado el poder avanzar. 

¿Cómo fue tu experiencia lanzando “Frágil”, tu primer álbum musical?   

Este proyecto fue financiado con un Fondo de Cultura, cuando supe la noticia decidí congelar un semestre de la universidad, ya que pensé que si tenía esta oportunidad debía dedicarme todo el tiempo que tuviera disponible para comenzar a componer, que es lo más importante a la hora de darle partida al proyecto.

Con respecto a cómo fue el proceso, cada canción fue diferente. A lo largo de estas doce canciones quise plasmar mis procesos personales. Desde que supe de la notificación de los resultados de los fondos, que fue en 2019, comencé a leer mucho para ampliar la visión en la literatura y hacer el disco mucho más conceptual. 

¿Qué consejos le darías a las futuras generaciones que se quieran dedicar a lo artístico?

Hagan lo que aman porque lo van a terminar haciendo igual, en mi experiencia he pasado por hartas y diferentes etapas, pero todas ellas me han llevaron a la música.

Creo que quien se propone las cosas, es disciplinado y perseverante puede lograr lo que quiera, también creo que debemos ser conscientes de lo que somos capaces y la manera en que nos involucramos con lo que amamos.

Es súper importante autoevaluar lo que nos estamos proponiendo, porque a veces hay otras maneras de hacerlo y no es necesario dejar ir nuestros sueños, sino hay que aprender a buscar adaptaciones de lo que queremos y nos apasiona.

En mi caso yo no pude estudiar música, estudié Ingeniería Comercial, y si bien esta carrera no tiene tanta relación con lo musical, de igual manera me ha servido al momento de estrenar mis sencillos o al generar redes, además me ha ayudado a trabajar un modelo de negocio para mi proyecto. Por lo que al final he encontrado la forma de seguir amando lo que hago.

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