Elgar Utreras Solano, poeta. “Vivo, respiro, sueño y vibro con la poesía”
“Recuerdo a mi papá leyéndome las Odas Elementales de Pablo Neruda cuando era muy pequeño y mi mamá haciendo lo mismo con la historia de los grandes héroes de la Biblia. Ese fue el comienzo de mi vida poética”, cuenta Elgar, quien a los 9 años escribió su primer poema dedicado a la joven que lo cuidaba a él y sus hermanas. Lo mágico fue que tras pasar los años se reencontró con ella y se dio cuenta de que lo había guardado. “Fue un gesto maravilloso, un verdadero presagio de mi amor por la palabra y la poesía”, confiesa.
¿Qué es la poesía?
Es algo indefinible, pero intuyo que es vivir en el asombro, estar permanentemente abierto a la sorpresa, estar atento a cada sonido, movimiento, todo te está llamando a la palabra. En mi caso es un sonido permanente en el oído, como una música del mar hasta que brota el poema.
¿Cuándo comenzó tu primer acercamiento al mundo poético de Chillán?
Fue cuando estudié Pedagogía en Castellano en la UBB, ya que tuve dos grandes profesores que además eran magníficos poetas, Sergio Hernández y Juan Gabriel Araya. Recuerdo que en ese tiempo conocí a Jorge Rosas, Hugo Quintana, Pablo Troncoso, Héctor Ponce De La Fuente, Andrés Rodríguez, Rodolfo Hlousek y Gustavo Arias (QEPD), entre otros.
¿Y cómo te vinculaste al Grupo Literario de Ñuble?
La primera instancia de participar en esta agrupación cultural se la debo a don Carlos González, profesor de castellano del Liceo de Hombres, quien me motivó a leer algunos poemas frente al Grupo Literario Ñuble en una FEXPO. Posteriormente, comencé a participar activamente y en los últimos años estuve colaborando con Patricio Contreras, Ingrid Sepúlveda, Úrsula Villavicencio, Diana De La Fuente y Mario Flores, en lo que era Chillán Poesía. En la actualidad, decidí retirarme por un tiempo para dedicarme a la paternidad, ya que tengo a mi hijo Diego de 2 años.
Lo que más destaco de haber integrado la agrupación son los grandes amigos que he forjado y el conocer a grandes poetas como Juany Rojas, Lila Calderón, Elicura Chihuailaf, Clemente Riedman, Raúl Zurita, Ernesto Cardenal, por nombrar algunos.
¿Cuáles son los grandes temas de tu obra?
Todo va variado, aunque hay elementos fundamentales como lo social, la memoria, un país que pierde su memoria está muerto, la preocupación por la pobreza, la preocupación por la palabra en términos de la creación y el conectarnos unos con otros. La poesía tiene un sentido de encontrarnos.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Es arduo, intenso, leo y escribo mucho, no tengo el afán de la publicación, aunque siempre es necesario el reconocimiento al trabajo bien hecho. Mi producción es reflexiva, es una búsqueda de la belleza con sentido y compromiso. Creo en el trabajo. Para mí es adictivo… ¡Un estado de éxtasis!
¿Cuáles son tus principales obras?
En orden cronológico son “En la calle de los ángeles” (2006), así como hay ángeles que no vemos, hay personas que están presentes y no las vemos; “La Casa” (2013) que es un texto donde trabajé con el artista visual Máximo Beltrán, quien visualizó en imágenes mis versos, los cuales tienen un valor personal muy importante; y “En los huesos de las mariposas” (2017) que aborda la preocupación por el tema de la palabra y por el ámbito social.
¿Cómo fue la experiencia de participar el 1º Encuentro Internacional de Poetas en San Juan, Argentina?
Asistí junto a mi amiga poeta Margarita Bustos de Santiago al encuentro organizado por Álvaro Olmedo y Viviana Rodríguez, quienes nos extendieron la invitación. Me sentí muy cómodo y me permitió relacionarme con diferentes poetas como Irma Del Ángel, Sofía Rodríguez, Darío Oliva, Fredy Yezzed, Anamaría Mayol, entre otros. Además, el evento concluyó con la presentación de la antología que reunió los textos de cada poeta. Para mí es importante porque refleja que mi trabajo no pasa inadvertido.
¿Cómo crees que influirá la nueva Región de Ñuble en la creación poética?
En el sentido de la creación poética esto continuará como siempre, ya que no depende de las políticas, pero sí creo que es necesario el respaldo a los poetas que sirven a la comunidad en términos de ofrecer una visión diferente de mundo, rescatar los elementos propios de la sociedad, renovar el lenguaje, entre otros aspectos. Debe existir un respeto y respaldo, se deben generar instancias en favor de las culturas por parte de las instituciones estatales, sin tanta burocracia. El artista no vive del aire…
¿Cómo ves a las nuevas generaciones?
He realizado talleres donde he descubierto que a pesar de la vulgarización del pensamiento, existen jóvenes (por ejemplo, en el Liceo Martín Ruiz de Gamboa, donde trabajo), que comparten entusiastas sus poemas conmigo, lo que me da una esperanza. En ese sentido, tengo una visión positiva de las nuevas generaciones. Todavía hay jóvenes con rebeldía y precisamente un gesto de rebeldía es recuperar la belleza.
¿En qué proyectos estás actualmente?
En este momento trabajo en un libro de microcuentos, de hecho, uno de ellos obtuvo el segundo lugar en un distinguido concurso en Argentina llamado “Leopoldo Lugones” en 2016. El libro se llama “Cuentos y Recuentos”. Además preparo una obra de teatro que aborda el tema del femicidio, escribo ensayos como por ejemplo uno sobre la libertad y sensibilidad de los creadores que deriva en la responsabilidad que tenemos frente al mundo y trabajo paralelamente en un par de textos poéticos que son mi mayor pasión.
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