La teoría de la Espiral del Silencio y las redes sociales
De acuerdo a la contingencia, nos parece adecuado preguntar si las redes sociales representan un espacio de opinión válido, de interacción o discusión de ciertos temas o más bien se tiende a estandarizar u homogeneizar la opinión general del público.
La espiral del silencio fue una de las teorías de comunicación más difundidas durante la época de los 70 y 80. Su creadora, la socióloga alemana, Elizabeth Noelle-Neumann, desarrolló un modelo que explicaba la forma como los medios de comunicación podían “influir en la opinión pública y en el comportamiento de los individuos”. Cuando una persona descubría que su opinión podía ser malinterpretada o era contraria a la que sostenía la mayoría, prefería guardar silencio para evitar que se lo enrostraran o, lo que era peor, evitar que la comunidad lo aislara. La socióloga sostenía, que de esta manera “la comunidad se imponía sobre posibles divergencias y se creaba un orden de lo políticamente correcto o aceptable”.
Eran tiempos en que nuestros padres y abuelos enseñaban como parte de buena educación a “no hablar de política ni religión en la mesa”. Los medios de comunicación eran los principales generadores de opinión, por tanto, si un grupo opinaba diferente de lo que se decía en los medios, entonces eran socialmente apartados. Ante ese temor, los criterios se unían y la opinión pública se volvía homogénea.
Todo esto antes de la llegada de Internet y las redes sociales. Los tiempos cambiaron y hoy, aparentemente, todos tenemos derecho a opinar y manifestarnos, aunque nuestras palabras no vayan de acuerdo con las mayorías. Y así se ve y se lee a diario en las redes sociales. Es lo que la mayoría creemos.
Sin embargo, un estudio de Pew Internet Research, que analizó cómo las redes sociales afectan a la opinión pública, destaca que se está creando un efecto muy parecido a la Espiral del Silencio de los años 70.
Los resultados señalan que si un usuario cree que su opinión sobre un determinado tema es contraria a la de su comunidad virtual, no siempre lo publicaría. Una especie de autocensura que demuestra que los usuarios no desean exponer su opinión cuando es diferente para no ser vilipendiado públicamente.
“Vengan de a uno” señalan los más valientes que se atreven a manifestar una opinión diferente o políticamente incorrecta. Y donde en muchas ocasiones se desata una suerte de linchamiento digital.
Todo esto, desde perfiles que dan la cara con nombres reales, públicos e incluso con fotografía. Ya que también existe la opinión descarnada detrás de nombres y perfiles ocultos o falsos.
En sus conclusiones, el estudio de Pew Internet Research cree que “las redes sociales empiezan a crear una opinión pública que de alguna manera es homogénea y defendida por la mayoría. Que incluso se ha construido una opinión pública digital, que se instala al margen de lo que se dice en los medios de comunicación tradicional, y que en algunas ocasiones, no solo es diferente, sino incluso opuesta”.
La respuesta a la pregunta inicial no es del todo fácil, ya que siempre nos costará aceptar que somos libres de opinar o poner límites a nuestro propio espacio digital… por miedo.
Virna Veas Flores
Periodista-Magíster en Comunicación Estratégica y Negocios
Directora Agencia C&Mk Comunicación