Reflexionando sobre la sociedad en general, nos damos cuenta que ya no existen las normales relaciones humanas, equilibradas y verdaderas. La sociedad está enferma. Estamos perdiendo la sensibilidad, la amabilidad, la disponibilidad. Muchísimas personas están viviendo una vida que no es suya, una falsa vida en su mente, una falsa vida con falsas emociones. Todo esto está incidido por el tema de la tecnología y sus principales herramientas: Facebook, Internet, WhatsApp, etc. Pensar de tener 5000 amigos en Facebook y pensar que son amigos es una mentira, los 5000 no llegan a tu casa cuando tú tienes un problema. Lo mismo sucede cuando una persona en WhatsApp nos contesta con emoticones diferentes a nuestras expectativas y nos deja mal. Estos son solamente dos simples ejemplos de cómo vivimos nuestras emociones, más tecnológicas y menos humanas. Es como vivir una segunda vida en nuestra interioridad, empezando a ser más cerrados a la realidad, más alejados y más fríos en nuestras relaciones. Muy fácil para los padres y madres utilizar el celular para “distraer” al hijo, pero esto tarde o temprano va a dejar problemas.
El egoísmo humano ha olvidado que Dios quien nos ha dado este hermoso planeta tierra para ser guardianes y monitores, para cuidarlo como corresponde no para destruirlo a nivel social y ambiental como lo hemos hecho en todos su aspectos. Hemos cometido errores como humanidad, y la responsabilidad es de TODOS. Somos una sociedad alienada que ha perdido la conciencia civil. Y todo esto es un problema global.
Es por eso que estoy preocupado por el mal uso de la tecnología por parte de los niños y de los adolescentes; en muchísimas ocasiones veo que la tecnología es una causa primaria de desatención, distracciones, confusión, estrés, y mucho más.
Estamos siempre conectados al celular, a la televisión, a los social network; estamos siempre en conexión, siempre enchufados. ¿Cuándo nos desenchufamos? Todo esto se puede ver también como una adición cuyos efectos generan distorsiones de los pensamientos y la pérdida de autenticidad.
La idea es que la gente pueda hacer un rápido cambio interior basado en una nueva conciencia ética y una renovada voluntad de vivir en una manera armoniosa con todo nuestro entorno. Sin esperar que la política, o los demás cambien, nosotros mismos tenemos que elegir hoy cambiar y mejorar como persona para ser la mejor versión de nosotros mismos. Seguir los principios y los valores básicos, poner en práctica la verdadera justica relacional, el código ético, la educación cívica, todas las regulaciones que Dios ha dado por siglos, pero que el hombre no he seguido; eligiendo seguir el camino del egoísmo.
Amarse y amar, respetarse y respetar, perdonarse y perdonar… ¿lo estamos haciendo como sociedad? No. Tenemos prisa de amar, de servir, de ayudar con todo el corazón, de contagiar con buen humor, alegría, gozo y optimismo. Para generar seres humanos autónomos e independientes debemos construir una comunidad basada en la sinceridad y la transparencia. El proceso de concientización del individuo y de la sociedad es un proceso que tiene que desarrollarse temprano. Necesitamos volver a los principios verdaderos de la vida en todos los niveles y todos los aspectos. La meta a corto plazo es pasar de una sociedad del “me gusta” en Facebook, al me gusta la Vida Real. Pasar de emociones virtuales a emociones verdaderas que pueden orientarnos. Tenemos una rápida necesidad de volver a reflexionar, a meditar bien; todo esto necesita tiempo, voluntad, compromiso para reorientarnos a través de estímulos internos y no tecnológicos. Y tú ¿qué quiere hacer?, ¿vivir verdaderamente o virtualmente? Decide hoy, la vida pasa rápido.
Emiliano Moroni
Coaching Integral y Counseling Sistémico
Skype: emilianomoroni
