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MALOS HÁBITOS ORALES Y CONSECUENCIAS EN LA FONOARTICULACIÓN

Camila Espinoza Lagos - Fonoaudióloga Colegio Veinte de Agosto de Chillán Viejo

Los malos hábitos orales son prácticas adquiridas, inconscientes y repetidas por las niñas y los niños, las que con el tiempo pueden provocar daños en el desarrollo de su mandíbula, paladar,  dientes, labios, entre otros. Dichos hábitos generan cambios, especialmente en ellas y ellos, pues sus estructuras óseas son más moldeables que las de un adulto, provocando alguna deformación o afectando algunas de las funciones específicas de la boca. Por estar en plena etapa de formación, las niñas y niños son los más propensos a sufrir las consecuencias de los malos hábitos orales, entre los que se destacan: el chuparse el dedo o los labios, usar chupete o mamadera, comerse las uñas, comer todo molido y la respiración oral.

Se consideran malos hábitos orales como tal, a partir de los 2 años y medio aproximadamente. Como consecuencia, estas prácticas afectan las siguientes funciones: Respiración, deglución (tragar alimentos), succión, masticación y articulación, afectando la correcta producción de sonidos y palabras. Una detección precoz sobre estos hábitos orales ayudará a evitar futuros problemas en la salud bucodental de los niños. 

El habla es una habilidad motriz, en la que se coordina la acción del sistema respiratorio con los movimientos de los órganos fonoarticulatorios (OFAS) para producir los sonidos del habla. Los OFAS, son órganos que permiten articular los sonidos del habla realizando movimientos específicos para producir cada sonido, por lo tanto, si éstos se alteran, pueden provocar dificultades en el desempeño articulatorio de los escolares, pudiendo ser esto objeto de burlas por parte de los compañeros, lo que trae consigo que el escolar adopte un rol pasivo dentro de la situación comunicativa.

Como recomendaciones para evitar los malos hábitos orales podemos destacar:

  • Retirar paulatinamente el uso de la mamadera y del chupete. Se puede comenzar a utilizar un vaso con bombilla o boquilla.
  • Incluir en la dieta del niño a partir de los 12 meses alimentos sólidos y picados para potenciar la masticación y desarrollar de forma correcta los músculos que  trabajan en ese proceso.
  • Si ves que tu hijo respira por la boca o siempre anda con la boca abierta, coméntale esta situación a su pediatra para que lo pueda derivar a un especialista.

Camila Espinoza Lagos

Fonoaudióloga Colegio Veinte de Agosto de Chillán Viejo

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