En los últimos años, en nuestro país, han proliferado diversas instancias para jugar y apostar. Esto también ha conllevado el aumento de personas que generan una relación peligrosa con dichos juegos, porque si bien jugar es entretenido y tenemos la posibilidad de ganarnos quizás algún premio o pasar el rato solo por diversión, puede generarse y desarrollarse una adicción patológica al juego.
¿Qué es la ludopatía?
En términos sencillos, el juego patológico es un trastorno en el cual la persona siente un deseo intenso, imperioso e irracional por jugar, que le es casi imposible controlar, es prácticamente una adicción sin sustancia, los afectados juegan para escapar de problemas, apuestan más para recuperar lo perdido previamente y pasan la mayor parte del tiempo pensando en jugar y apostar. En cuanto los síntomas, estos no son visibles o detectados a tiempo por la persona, ya que su afición por los juegos de azar pasan a ser parte de la vida cotidiana del afectado y su conducta normalizada por el entorno cercano. Los síntomas aparecen cuando ya la patología está muy avanzada y se hace evidente el descalabro económico, en efecto es difícil de detectar a tiempo porque inicialmente el ludópata puede financiar sus juegos y pasar desapercibido.
Por otro lado, el afectado justifica y hace énfasis de lo que ganó alguna vez en el juego, pero no hace conciencia de que para ganar ese millón de pesos, apostó 4 previamente, el problema es más radical en personas de sectores bajos que tienen una alta tendencia al juego patológico, ya que en sectores altos las necesidades básicas y económicas ya están cubiertas, por lo tanto esto hace una diferencia abismante.
La ludopatía es un trastorno peligroso, ya que como toda adicción crónica sin tratamiento, va empeorando con el tiempo e incluso puede traer consecuencias negativas y muy graves tanto a nivel familiar, social y económico, como perder el trabajo, acumular grandes deudas, evadir impuestos, robar con el fin de obtener dinero para el juego y apostarlo, por lo tanto esto produce un deterioro significativo en el funcionamiento general del afectado, ya que puede provocar depresión, apatía, sentimientos de culpa, irritabilidad, insomnio, pérdida de apetito, debilidad, entre otra sintomatología de orden depresivo y ansioso, incluso parece mentira que la prevalencia de consumo de cocaína es menor a las personas que son jugadores patológicos, es por ello que estamos ante una patología silenciosa y grave.
Perfil y tratamiento
Los afectados por este trastorno son generalmente personas adultas entre 30 a 50 años aproximadamente de todos los estratos socioeconómicos, existiendo una alta prevalencia en mujeres de entre 40 a 50 años. Generalmente, aparecen los primeros síntomas al comienzo de la edad adulta, en torno a los 20 años de edad.
El tratamiento parte por la persona afectada, que reconozca que tiene un problema, puesto que al principio niega o no dimensiona la gravedad del problema hasta que la situación de deuda o desajuste se hace evidente y prácticamente irreversible.
Implica una evaluación diagnóstica general en la cual se indaga en profundidad rasgos de personalidad, motivaciones, pensamientos, sentimientos, conductas relativas al juego y existencia de otras psicopatologías que dan tendencia al juego patológico, como también la aplicación de pruebas y herramientas de tamizaje como Screen for Gambling Problems, que entrega una visión general respecto a la conducta de juego, por otro lado, la terapia grupal también puede ser efectiva, en algunos casos se hace imprescindible el uso de fármacos, sobre todo para prevenir y controlar los impulsos y evitar recaídas pese a que la gran mayoría de las ciudades de nuestro país poseen lugares que invitan al juego, entonces hace difícil alejar al afectado de su agente estresor y la probabilidad de recaída es bastante alta.
El apoyo familiar en estos casos es fundamental, aun cuando sea un proceso difícil de alto costo emocional y a la vez económico debido a que como toda adicción es de difícil y largo tratamiento.
Si bien es complicado realizar una detección temprana, es primordial estar atento a ciertas conductas de nuestros cercanos por el hecho de que esta adicción es silenciosa y peligrosa. ¿Quieres apostarlo?
Juan M. Lavados
Psicólogo
julavados@uc.cl