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La importancia del juego desde la Neurociencia

Franco Esteban Rojas Rojas, Psicólogo, Diplomado en Neurociencias e Integración Escolar

Actualmente estamos viviendo tiempos difíciles, progresivamente se han ido quebrando todos los esquemas que poseíamos, ya no vivimos como lo solíamos hacer hace algunos meses atrás, no tenemos cerca a figuras significativas para nosotros, constantemente recibimos noticias negativas debido al COVID 19, no estudiamos como lo solíamos hacer, no jugamos como antes, y tal vez ya ni siquiera jugamos; Lamentablemente es normal estar ansioso, estresados y angustiados, pero somos nosotros los adultos los encargados de que los niños no lo estén, es por esto que es importante generar espacios para reencontrarnos con nosotros mismos, explicar a los niños la importancia de cuidarnos, disminuir la información que recibimos a través de los medios de comunicación, determinar espacios y horarios para estudiar sin distractores; pero lo más importante por muy raro que parezca es jugar, algo que todos solíamos hacer e incluso nos molestaba que nos privaran de ello, nuestros castigos antiguamente se basaban en dejarnos encerrados en nuestras habitaciones u hogares, que paradójico suena pensar que 10 años después sería todo lo contrario, las futuras generaciones llegarían a imponer un nuevo parámetro de vida, olvidando los tradicionales juegos que disfrutábamos aquellos niños que hoy en día somos adultos.

La nostalgia de reunirse a jugar 

El juego, al igual que otros aspectos de nuestra infancia significó gran parte de nuestra vida social, prácticamente nuestra razón de ser se resumía en divertirse y enfrentarse a las demandas que nos parecían tediosas, las cuales sorteábamos con tal de pasar horas y horas inventando nuevos trucos, historias, juegos o normas para determinar al ganador del día. Sin duda para muchos esos recuerdos pueden solo significar nostalgia sobre cómo cambia la vida y lo que significa llegar a ser adulto. Pero vivimos equivocados, siempre tuvimos la respuesta de cómo aportar significativamente al desarrollo de futuras generaciones, todos en alguna etapa de nuestras vidas fuimos expertos en jugar, el error fue pensar en que eso no nos ayudaría para nada, debido a que el juego que conlleva al ejercicio físico en una práctica regular promueve la Neuroplasticidad y la Neurogénesis; ambas variables fundamentales para el desarrollo y la adaptación de la persona en distintos ámbitos de la vida  sin importar la edad que esta tenga, ya que siempre nos enfrentamos a diversos escenarios. Pero estos no son los únicos beneficios, entre otros se encuentran el desarrollo de la imaginación, el potenciar la toma de decisiones, la disminución de los niveles de estrés (los cuales son altamente dañinos para nuestro organismo), entre otros. Nuestro cerebro es capaz de sufrir modificaciones en su estructura dependiendo de cómo se ejercite, a pesar de que estos cambios son graduales pueden tener un alto impacto, lo importante es la constancia y la metodología, los tiempos de trabajo y la intensidad con la que se practica, de esta manera podemos encontrar incluso cambios en su anatomía por una práctica constante, por ejemplo, de algún deporte o actividad recreativa, como también nos da una explicación de lo que se considera el reciclaje de ciertas áreas cerebrales, tal es el caso de las personas sordas que utilizan el córtex auditivo para leer los labios en lugar de interpretar los sonidos; esto nos demuestra la capacidad innata que poseemos para desarrollar distintas capacidades de las que muchas veces no nos creemos capaces. El punto de inflexión y el gran cuestionamiento que surge actualmente es el tipo de juego que realizan los niños y jóvenes hoy en día, esto porque el ejercicio físico en el juego es casi inexistente, todo transcurre delante de una pantalla o aparato tecnológico, los cuales suelen ser más perjudiciales que beneficiosos, sobre todo si consideramos  el alto contenido agresivo que es consumido, los altos niveles de frustración a los que se ven expuestos y al significado que le toman a la “competitividad” en la que se ven inmersos. A pesar de las costumbres que están arraigadas en estas generaciones el Neurodesarrollo del ser humano nos otorga un gran punto a favor y es que precisamente el juego constituye un mecanismo natural inmerso genéticamente que nos permite despertar la curiosidad, el motor esencial del juego, incluso a los pocos meses de edad para poder jugar y aprender, es decir, no es tarde para poder resignificar el concepto de “Jugar”.

¿Podemos jugar en tiempos de Pandemia?

En la actualidad, la pandemia del COVID 19 ha impactado todos los aspectos existentes de nuestra vida, en especial a los más pequeños, quienes han visto sus rutinas profundamente afectadas. Ya no tienen los espacios o instancias de juegos de las que antes disponían para poder practicar su creatividad. Y es justo eso lo que especialmente abre una ventana de posibilidades, ahora es cuando los padres pueden enseñarles a sus hijos aquellos juegos ya olvidados, una instancia de empatía entre los niños del hogar y ese niño que todo adulto lleva dentro, un espacio donde las necesidades actuales pueden ser cubiertas por las prácticas de antaño. Es importante no olvidar lo que esta Pandemia nos está dejando, el conocimiento de que lo esencial es darnos un tiempo para nosotros, el tener espacios para relajarnos y divertirnos. El beneficio oculto de la escolarización siempre fue la sociabilización y la entretención de jugar y reír con un otro; si cuando niños aprendemos a incorporar nuestras emociones a través de las reacciones que vemos en el rostro de nuestra madre, que los aprendizajes se interioricen de igual manera con personas que se acerquen con las intenciones que todo niño quiere escuchar y ver, el juego, el crear, el descubrir, el amar y aprender, porque yo y todos nosotros podemos confirmarlo por el niño que aún llevamos dentro o por último por el niño que algún día fuimos.

Bien lo dijo el Principito “Todas las personas mayores fueron primero niños (pero pocas lo recuerdan)”

Franco Esteban Rojas Rojas

Psicólogo

Diplomado en Neurociencias e Integración Escolar

11francorojas@gmail.com

UNIDAD EDUCACIÓN CONTINUA DE UNIVERSIDAD ADVENTISTA DE CHILE 

IG: @educacioncontinua.unach 

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