La educación inicial nos brinda oportunidades de convivencia, aprendizaje, así como la formación de individuos autónomos, responsables y críticos. Ofreciendo lo mismo para todos de acuerdo a las necesidades propias.
A lo largo de su desarrollo, niños y niñas tienen distintas necesidades. Durante los primeros los primeros años y aunque parezca simple hay acciones como levantar la mano para opinar o preguntar, compartir y jugar con otros niños, tolerar la frustración, esperar el turno, respetar lo que otros piensan y ofrecerse para ayudar en alguna actividad, para todo esto se requiere de un aprendizaje que obtuvimos siendo pequeños y que nos servirá durante toda nuestra vida.
Por eso es importante la educación inicial porque es concebida como un proceso continuo y permanente de interacciones y relaciones sociables de calidad, oportunas y pertinentes que posibilitan a los niños y a las niñas potenciar sus capacidades y desarrollar competencias para la vida, como sabemos las experiencias que vive un niño tanto en el ámbito familiar y en otros entornos de la escuela son fundamentales, y su impacto se observa en el bienestar físico y motriz y la capacidad de sostener la atención y autorregular el propio proceso de aprendizaje y las emociones, entre otros.
Cabe destacar que es importante el rol de la docente y asistente en el lazo que ellos saben construir con los niños, brindándoles contención y haciendo que se sientan seguros y tranquilos.
El cerebro de los niños necesita desarrollarse en interacciones con adultos emocionalmente empáticos. La interacción entre sus pares es muy importante pero los adultos somos el puente en la relación entre los niños y su ambiente, y en gran parte estimular ese vínculo depende de nosotros.
Jocelyn Labrín Linero
Asistente de párvulos, Colegio Veinte de Agosto