Está muy establecido y validado el rol que la medicina y en general, los equipos de salud, tienen sobre nuestra calidad de vida y bienestar. Tenemos el privilegio de contar en nuestro país con altos estándares de calidad tanto en las instituciones formadoras como en el ámbito de los prestadores de servicios. Poco a poco, el rol del profesional médico ha ido reforzándose con infraestructura, tecnología y equipos afines con el objeto de estar, cada vez más, a la altura de las necesidades de salud contemporáneas.
No obstante, hemos de darle énfasis en estas breves líneas al rol que tiene la empatía profesional más allá de las cualidades y aptitudes profesionales en los procesos de recuperación y mantención de un estado de salud integral.
“Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos…” El Principito. Con esta frase, Antoine de Saint-Exupéry, el autor de este renombrado libro, realza la importancia de ver un poco más allá, un poco más allá de la apariencia. En el campo de la medicina, cada vez más especializada, se pierde con frecuencia el hecho de que somos un todo, y es ese todo el que se ve afligido con una dolencia de salud. Es más, muchas veces, esa dolencia no es sino una consecuencia de un estado general de decaimiento que se manifiesta físicamente, médicamente, con una patología específica.
Es fundamental para el profesional médico y un tratamiento exitoso, ver un poco más allá; esto es, darle a la atención profesional un enfoque más integral por sobre lo específico de la consulta, en la medida que se genere la confianza y la situación lo permita.
Conocemos el 1% del cerebro, es un universo que puede sorprendernos. La actitud que asumamos frente a nuestro propio bienestar es de suma importancia. Así, es responsabilidad del profesional generar ese lazo de empatía para entender este hecho y al menos, generar la instancia para que nuestros pacientes reconozcan y asuman, tanto personal como familiarmente, su rol en su recuperación.
En mis años de trabajo, he visto paciente con diagnósticos de enfermedad progresiva donde por razones que aún la medicina no logra establecer se mantienen en muy buenas condiciones. ¿Milagro?, ¿Fe?, ¿Esperanza? Actitud, tanto del paciente como del terapeuta.
Me siento muy agradecida de tener la oportunidad de generar un lazo con los pacientes, la profesión nos hace estar constantemente no tan solo en contacto con el paciente y su dolencia durante su rehabilitación, sino con la persona que la padece.