En los últimos 250 años el mundo ha basado su desarrollo industrial en el uso de hidrocarburos como el Carbón, el petróleo y el gas natural. La conciencia mundial sobre el cambio climático ha presionado la producción de energías renovables como las minihidro, fotovoltaica y eólica, entre otras, las que se han desarrollado vertiginosamente los últimos 15 años.
El actual desafío es el traslado y almacenamiento de esta energía limpia y renovable de forma eficiente y sustentable. El desarrollo y producción de las nuevas baterías de litio han buscado alcanzar este desafío, pero también le han seguido las celdas de Hidrógeno, las que ofrecen múltiples ventajas técnicas frente a las primeras. Ergo el nuevo desafío es la producción eficiente y sustentable de Hidrógeno, “Hidrógeno Verde”. El presente año 2020 el gobierno alemán definió que su estrategia electromotriz para el transporte público será en base al Hidrógeno. Así también los principales fondos de inversión mundiales han promovido el desarrollo de la producción de Hidrógeno Verde, apostando a la futura demanda de este combustible.
Lo anterior dado que el Hidrógeno tiene una serie de ventajas tecnológicas:
– Su combustión es libre de emisiones, sólo genera vapor de agua.
– Es posible recargarlo rápidamente en un vehículo.
– Es capaz de lograr grandes autonomías.
– No presenta restricciones para alcanzar altas demandas de potencia (alta velocidad o alto torque).
El Hidrógeno es actualmente obtenido de forma económica a partir del gas metano, sin embargo, el objetivo actual es la producción de Hidrógeno obtenido 100% a partir de energías renovables.
Si bien los procesos de producción de Hidrógeno Verde como la electrólisis o las membranas PEM son conocidas, estas aún deben seguir desarrollándose para su implementación a gran escala, haciéndolas más eficientes y económicas.
Por lo anterior expuesto Chile puede convertirse en un actor relevante de la producción de Hidrógeno Verde en el mundo dadas sus formidables ventajas competitivas en disponibilidad de recursos energéticos sustentables (hidráulica, fotovoltaica, eólica, mareomotriz) y su distancia relativa a puertos para el transporte marítimo de este nuevo combustible sustentable. De concretarse, la producción de Hidrógeno Verde podría arrastrar grandes inversiones al país, crear cientos de fuentes laborales especializadas y aportar capital a través de la comercialización de esta nueva fuente energética sustentable.
Es preciso seguir de cerca este proceso tecnológico y armar una red de contactos con expertos internacionales para apoyar con ingeniería local la implementación de este tipo de proyectos en Chile y el posterior acompañamiento en servicios de diagnóstico y optimización de la producción del Hidrógeno Verde.
Alberto Piel Westermeyer
Gerente de Ingeniería de Procesos y Acústica