Existe una luz de esperanza en el paciente que se somete a una cirugía bariátrica, siente que su vida cambiará para siempre y que el futuro que se avecina es el mejor escenario de su vida y en realidad es así, hasta que comienzan a surgir cambios físicos y emocionales que deben ser atendidos de manera oportuna por la familia, el equipo médico y los amigos. Al paciente le cuesta asumir este cambio, existe una recuperación tanto física como emocional, recuperarse del acto quirúrgico y después de los cambios que muestra la pesa y el espejo. El paciente debe enfrentar su nuevo aspecto y los cambios postcirugía, caída del cabello, anemia en algunos casos, síntomas desadaptativos en la nueva alimentación, entre otros, que el paciente debe abordar ya que de lo contrario pueden desencadenar una serie de inconvenientes que no se logran visualizar antes de la operación.
Es un hecho que la cirugía para perder peso trae consigo muchos beneficios para la salud, reducción o eliminación de enfermedades asociadas a la obesidad, mejor autoestima (en algunos casos) y mayor seguridad emocional, también existe un porcentaje de personas que no experimentan estas emociones positivas, ya que no siguen las instrucciones médicas de manera adecuada, una de las más importantes es el régimen alimenticio y tomarse las vitaminas al pie de la letra, puesto que cumplen un papel fundamental en el funcionamiento adecuado del organismo, por la falta de nutrientes se produce la baja energía y por lo tanto puede ocasionar trastornos del ánimo, de la adaptación, entre otros. El equipo multidisciplinario en el proceso pre y postoperatorios cumplen un rol fundamental. Pero, es el paciente quien garantizará el éxito a corto plazo, es el paciente el motor de su propio cambio, su compromiso consigo mismo es lo que mantendrá los resultados a largo plazo.
Es importante que el paciente sepa modificar hábitos de vida a través de cambios conductuales en relación a la alimentación, control de la ansiedad, cambios en las rutinas sedentarias, cambios cognitivos que ayuden al paciente en la asimilación de este nuevo cuerpo e imagen, asistir a psicoterapia es fundamental para el afrontamiento de este vaivén de emociones que, en ocasiones, hacen que el paciente vuelva a incurrir en actos autodestructivos en relación con la comida, recuperando en poco tiempo el peso que habían perdido tras la cirugía.
Existe a su vez una etapa que se llama reganancia de peso que los pacientes operados experimentan alrededor de los 3 a 5 años de operado, en los primeros 3 años y me atrevería a decir que en el primer año es donde más se baja de peso y el camino que sigue depende exclusivamente de la relación del paciente con la comida.
El mayor temor de un paciente postcirugía bariátrica es el miedo a volver a engordar, la ansiedad es su mayor enemigo y el principal responsable del comportamiento del que fue obeso. Muchos que recién comienzan el proceso de adecuación al nuevo sistema de vida empiezan a sentir hambre, pero ¡cuidado! No es hambre, es ansiedad.
Recomiendo a todas las personas que han vivido esta experiencia o la van a vivir que sean rigurosos con sus tratamientos, psicoterapia, asistir a controles nutricionales y hacer actividad física. Muchos están convencidos de que la cirugía es para siempre y ¿adivinen?… No, no es así, esto es un largo camino, que solo se gana con disciplina y convicción. La cirugía bariátrica no es la solución, sino el inicio de un largo camino, el que se debe recorrer con responsabilidad y compromiso de manera persistente, trabajando los aspectos emocionales que lo llevaron a engordar, si estos se logran manejar organizados y estables, la subida de peso será retrasada, continuar con los equipos multidisciplinarios ayuda a los cambios de hábitos y mantención del nuevo estilo de vida que sin duda depende de cada persona. Asimismo, se evidencian diversas manifestaciones como consecuencia psicológica en relación a la cirugía, depresión mayor, trastorno ansioso, trastorno adaptativo mixto, entre otros. Es por eso la importancia de recibir apoyo psicológico antes, durante y después.
En tiempos de pandemia, en donde las personas estamos sometidas a estrés, inseguridad, teletrabajo, pérdida de empleo y el contagio en sí, estamos más propensos a generar sintomatología ansiosa, entre muchas otras, lo importante es ser organizados, planificar el menú semanal, qué tenemos en la despensa y qué comeremos en la semana, colaciones y comidas principales, en la improvisación están los fallos y la ansiedad hace de las suyas. Muchos pacientes y los no operados estamos comiendo más, masas, pan amasado, sopaipillas, etc. Hoy en día es un panorama familiar cocinar, y es súper positivo porque generamos vínculos, nos relajamos y compartimos, pero, no olvidemos que al estar más en casa nos movemos menos, por lo tanto el gasto de energía es menor y es ahí donde subimos de peso. La clave está en disminuir porciones, organizarse, generar un déficit calórico, hacer ejercicio y en el caso de querer ayudar al organismo a desintoxicarse recurrir a productos naturales que cumplan una función depurativa.
María José Cerda Cerda
Psicóloga – Reg. N° 58183
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