El cáncer ginecológico incluye a todos aquellos que se originen en los órganos reproductivos de una mujer. Los más frecuentes en Chile son el cáncer de cuello uterino, el cáncer endometrial y el cáncer de ovario. Otros menos frecuentes son el cáncer de vagina y de vulva. Cada uno de ellos son entidades muy distintas entre sí, tanto en los factores de riesgo, como en la etapa de presentación o pronóstico. Lo único que los asemeja es que la cirugía cumple un rol importante en el tratamiento, sobre todo, en las etapas tempranas de cada una de las enfermedades.
Los cánceres ginecológicos constituyen un importante problema de salud pública en la mujer. En Chile, la tasa de mortalidad por cáncer ginecológico es de 143 por cada 100.000 mujeres, siendo el de mama de 8.5, el de cuello uterino de 6.8, el de ovario de 4.8 y el de endometrio de 3.2 por cada 100.000 mujeres.
En nuestra región, las cifras son un poco menos alentadoras, la mortalidad por cáncer de mama es de 12.7, el de cuello de 10.3 y el de ovario de 4.4 por 100.000. (Fuente INE).
1. CÁNCER DE CUELLO UTERINO
Es una enfermedad que representa la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres en edad reproductiva en Chile, según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, de la OMS. Es por eso que junto con tener programas de prevención eficaces, hay que entender muy bien las causas por las cuales se produce la enfermedad. En este caso, la presencia de virus papiloma humano (VPH) es muy prevalente, tanto en la enfermedad preinvasora, como invasora del cuello uterino.
Es importante tener en cuenta que la infección viral se produce por transmisión sexual, por lo que las mujeres deberían consultar en caso de:
- Antecedentes de inicio precoz de la actividad sexual.
- Múltiples parejas sexuales. Es decir, mayor a 6 a lo largo de su vida, o mayor a 2 en los últimos 6 meses.
- Antecedentes de otras enfermedadesde transmisión sexual que se encuentren en un riesgo elevado de contraer esta enfermedad.
Junto a lo anterior, otros factores de riesgo lo constituyen el tabaquismo, y padecer otras enfermedades que generen una alteración del sistema inmune (inmunosupresión).
Por otro lado, es importante mencionar que en esta enfermedad se ha introducido una vacuna contra el VPH, la que ha demostrado una disminución significativa en la incidencia de la enfermedad. Existen tres tipos de vacunas descritas, las cuales se comercializan en el país. Desde el año 2016, se introdujo la vacuna como parte del programa de inmunizaciones del Ministerio de Salud.
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CÁNCER DE ENDOMETRIO
Aquí, el endometrio se ve afectado por dos tipos de hormonas, las cuales ejercen un efecto antagónico entre ellas. Estas hormonas son el estrógeno y la progesterona, las cuales se producen preferentemente en los ovarios. Sin embargo, existe una producción extraovárica de estrógenos a nivel del tejido adiposo (grasa). La mayor presencia de estrógenos circulantes, sin una oposición de progesterona a nivel del endometrio implica un crecimiento excesivo de las glándulas endometriales que resulta primero en una Hiperplasia de estas, finalmente, en células neoplásicas (cancerígenas).
Para esta neoplasia se han identificado múltiples factores de riesgo, siendo la obesidad la causa más importante, además de una triada característica que constituyen factores de riesgo como son la obesidad, diabetes mellitus e hipertensión arterial. También se debe mencionar que existe una condición genética asociada a esta enfermedad como lo es la mutación de los genes de reparación celular, la cual se asocia al Síndrome de Lynch conocido históricamente como Cáncer Colorrectal Hereditario No Polipósico. Desde este punto de vista, en pacientes delgadas, es importante indagar en la historia familiar de otras enfermedades neoplásicas, como por ejemplo, cáncer de colon.
Se sospecha en caso de sangramiento genital especialmente en la post menopausia y una de las características al ultrasonido transvaginal es el engrosamiento endometrial. En etapas más avanzadas se puede presentar dolor y aumento de volumen del útero.
3. CÁNCER DE OVARIO
El cáncer de ovario es una enfermedad poco frecuente. Afecta solo entre el 1.5 a 2% de las mujeres. Sin embargo, dado la ausencia de síntomas específicos, por lo general, se diagnostica en etapas avanzadas, lo que implica que su tasa de mortalidad sea elevada y, a nivel de países desarrollados, representa la enfermedad neoplásica de origen ginecológico, excluyendo a cáncer de mama, con una de las tasas de mortalidad más elevada.
El factor de riesgo más importante en esta enfermedad es la historia familiar de cáncer de mama u de ovario, pues tiene una asociación genética muy frecuente en aquellas pacientes con antecedentes de mutación de los genes BRCA 1 – 2.
Los síntomas son tardíos e inespecíficos. Se puede presentar sangramiento genital, meteorismo, cambios en el tránsito intestinal, dolor abdominal y pélvico.
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CÁNCER VULVAR
Se presenta como lesiones ulceradas, sangrantes y muchas veces dolorosas en la piel de zona genital externa, especialmente en los labios mayores. Si el diagnóstico es precoz, el pronóstico es bueno. Muchas veces la paciente consulta tardíamente lo que ensombrece el pronóstico y complica la cirugía.
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CÁNCER DE VAGINA
Se presenta, la mayoría de las veces, en concomitancia con un cáncer de cuello uterino y los factores de riesgo son similares a los del cuello, especialmente la infección por virus papiloma.
PREVENCIÓN DEL CÁNCER GINECOLÓGICO
En resumen, y a modo general, la prevención de los tres tipos de neoplasias malignas de origen ginecológico más frecuentes, se basa, principalmente, en educar a la población sobre los factores de riesgo asociados (cáncer de cuello uterino y cáncer de endometrio), especialmente a las mujeres, con el fin de que modifiquen hábitos y estilos de vida. Además, que integren una buena historia clínica y/o consulta con el médico respectivo en los casos de antecedentes familiares de cáncer de ovario y/o mama. Hacerse el Papanicolaou a partir de los 25 años. Hacer tipificación de infección por virus papiloma en mujeres con factores de riesgo. Mamografía y ecotomografía mamaria a partir de los 40 años, si no hay factores de riesgo, y desde los 35 años en caso de tenerlos, realizando alrededor de 2.000 ecotomografías mamarias bilaterales durante el año 2020 en Clínica Chillán.
El autoexamen mamario periódico, en el caso de la mama y el ultrasonido intravaginal en el caso del cáncer de endometrio y de ovario.
También hay que recordar la existencia de una vacuna específica contra el Virus del Papiloma Humano como parte de la prevención del cáncer de cuello uterino.
Por último, es fundamental enfatizar en el rol del control ginecológico periódico (anual) en toda mujer que tenga o no algunos de los factores de riesgo mencionados previamente.
Dr. José Luis Lama L
Gineco-Obstetra / Clínica Chillán