Los huertos perdieron vigencia, incluso pasaron a ser parte del pasado; prácticamente llegó a ser parte del recuerdo traer a la memoria el olor de verduras y de vegetales, o de sensaciones de hojas frescas puestas en un plato de comida (como olvidar la frescura del cilantro puesta en un rico plato de sopa); sin embargo; lo que era o estaba siendo un status quo en esta materia, en la última década ha vuelto con toda majestad a ponerse en el tema de la conversación, la necesidad de que nuevamente los huertos y hoy en día más bien los ecohuertos estén presentes en todo hogar; indistintamente si es rural o urbano; si es en el patio, terraza o campo…. En verdad, hoy es una necesidad imperiosa que las familias se hagan cargo de su calidad de vida, que exista una reflexión en el grupo íntimo para determinar cuál es la calidad de alimentación que desean para sí mismos, que entre todos como equipo definan su necesidad explícita en por ejemplo: “definir un espacio y realizar en conjunto la siembra de cilantro, perejil, acelga y espinaca, como una labor que tenga el sello familiar”. En el ejemplo, estas serían las especies más sencillas y de fácil cultivo y que además, son tan necesarias en la mesa.
Pareciera ser lo señalado simplemente una retórica necesaria de ostentar en el contexto social de hoy, casi elitista, por darse este interés preferentemente en los sectores de clase media a alta; sin embargo, es la enorme oportunidad que está al alcance de todos y todas, sin restricciones de ningún tipo; simplemente comprender que es una posibilidad de ser responsable a plenitud de “lo que mi cuerpo necesita digerir”; es el estado absoluto de comprensión profunda que el ser humano es libre y decidor de su vida, y entre eso, de lo que come; por tanto libre decidor de qué estado quiere vivir: o sano, o enfermo si lo que ingresa por su boca no es lo que adecuadamente el cuerpo necesita.
Es aquí, donde el huerto, hoy en día designado ampliamente como Ecohuerto, posee una característica esencial para que se cumpla a cabalidad la responsabilidad de comer mejor y sano, es que esté libre de agroquímicos; por tanto, nos interioriza en buenas prácticas hacia el entorno y nosotros mismos, para aplicar aquellas ya olvidadas que usaban nuestras abuelas, libres de contaminantes, solo ecológicas, naturales o bien denominadas hoy en día agroecológicas.
Un huerto es una excelente herramienta para aumentar el consumo de hortalizas, compartir en familia, acercarnos a la tierra y estar en contacto con la naturaleza. Y no importa el espacio disponible: puede ser en un jardín, en maceteros o en terrazas de departamentos. Siempre habrá un lugar para tener tus propios vegetales. Lo mejor que la estrategia de ecohuerto, nos invita a derribar mitos y prejuicios, reinsertando en nuestro chip una nueva mirada renovada de acción-ejecución, con sentido integral; como ser, para tener mejores plantas y sanas, entonces fabricaré mi propio abono orgánico que puede ser compost o humus. Para ello debo tomar la decisión de hacer práctica de reciclaje orgánico en el interno de lo doméstico, mejorando prácticas que son de bien familiar pero mejor aún, de bien común.
El gran valor de una sencilla experiencia, que al hacerlo en estado consciente pasa a ser un elemento y herramienta de sanación física y espiritual, nos permite deliberar responsablemente respecto a la calidad de vida que cada uno quiere y decidir tomar acción respecto a ello. Un niño que tenga la visión de que es necesario ser responsable desde lo más simple, tendrá la práctica para hacerlo en los grandes desafíos, comprendiendo sobre todo, la magnificencia de aportar para el bien común.
Leticia Zapata Castro
Directora General Brotes Nativos Ltda.
Ingeniero de Ejecución Forestal
Magíster en Educación
Consultora Agroforestal
Contacto www.brotesnativos.cl
