El Vikingo
Edgardo Leal Contreras
El powerlifting es una disciplina de fuerza donde se realiza levantamiento de pesas a través de tres pruebas: sentadilla, press de banca y peso muerto, cada una de ellas tiene tres intentos y queda el mejor registrado. Luego se suman las tres mejores pruebas y el total más alto gana. Un deporte que desde 2012 practica el angelino Edgardo “El Vikingo” Leal (45), quien ha obtenido logros importantísimos, como el primer lugar en categoría Máster en el mundial de powerlifting 2017.
Mide 1,84 metros y pesa 160 kilos, participa en la categoría sobre 140 kilos en el powerlifting denominada “Súper pesada” y en cada competición usa solamente una malla para que los jueces puedan ver la parte técnica del ejercicio, cinturón con sus medidas oficiales para proteger la zona lumbar, vendas en las rodillas y muñequeras. Se trata de Edgardo Leal Contreras, más conocido como “El Vikingo” por sus dotes deportivos.
“El powerlifting es un modo de vida, el hecho de poder desarrollar tu fuerza máxima es algo muy innato en el ser humano. Yo me imagino que hasta en las cavernas las personas veían una piedra o tronco y trataban de levantarlas para ver quién era más fuerte. Es algo que está en el ADN de las personas e incluso la gente se asombra con lo que uno hace”, comenta Edgardo.
Un deporte que para “El Vikingo” incide en todos los planos de su vida, ya sea en las comidas, horarios y también el trabajo, de hecho ha tenido que modificar su jornada laboral para poder entrenar, hoy está a cargo de la seguridad de un pub. Una rutina llena de actividades, aun así se detuvo para conversar sobre su vida en este deporte sacrificado, a veces con lesiones y muy al límite, pero al que Edgardo le ha llenado de regocijo.
¿Cómo comenzaste en esta disciplina?
Yo siempre he hecho deporte, de joven fui lanzador de bala, después practiqué rugby muchos años y cuando me retiré en 2012 de esta disciplina, mi hijo entró a practicar halterofilia. Como yo ya estaba retirado del deporte, lo acompañaba en sus entrenamientos. Un día su entrenador me sugirió entrar al powerlifting, me entusiasmé y comencé a prepararme. A fines de 2012 participé en mi primer torneo y me enganché.
¿Y cómo ha sido la trayectoria?
Yo compito siempre en dos categorías, Open, que son más jóvenes, y Máster, sobre los 40 años. En 2013 participé en mi primer nacional y fui campeón nacional, en 2014 volví a ser campeón nacional, en 2016 estuve en mi primer torneo internacional, un sudamericano en Argentina, donde logré ser campeón sudamericano. En 2017 estuve presente en el mundial de powerlifting, que también se realizó en Argentina, y obtuve tercer lugar a nivel mundial en Open y primero en Máster. Por último, en 2018, se realizó un panamericano en Chile y fui campeón panamericano. Ahora me estoy preparando para ir al mundial en Brasil y, como ahora powerlifting está considerado en el torneo Arnold Classic, espero participar también.
Poco tiempo, buenos logros…
Sí, de todas formas yo siempre hacía pesa para acompañar mi desempeño como rugbista, entonces ya estaba un poco familiarizado, obviamente no tanto como ahora. Además, he tenido que subir de peso para poder generar más fuerza.
¿Alguna diferencia con los otros competidores que llevan más tiempo?
La filosofía mía es que la edad es solo un número, todo depende de cómo la afrontes tú. Acá en Chile los hombres, en general, se acercan o pasan los 40 años y se retiran, pero ellos se condicionan, es todo mental. En mi caso no es así, de hecho, cuando inicié esto fue cerca de los 40 años y la única diferencia que noto es que cada año me pongo más fuerte (ríe). Por ejemplo, al primer torneo que fui hice una sentadilla de 250 kilos, el año pasado fue de 350 kilos.
¿Qué fue lo que más te gustó de esta disciplina?
La simpleza de los movimientos. En la halterofilia los movimientos son más complejos, técnicos y requieren de varios años para poder aprender, mientras que en el powerlifting, la sentadilla, press de banca y el peso muerto son movimientos sencillos. Además, a mí siempre me han gustado los deportes de fuerza, entonces comencé a ver vídeos, investigar e indagar en las redes y descubrí que el powerlifting es un deporte muy popular, uno de los torneos que fui había más de 300 atletas en toda Sudamérica y en Chile se juntan alrededor de cien.
¿Cuáles son tus marcas?
Mis mejores marcas hasta el momento son 350 kilos de sentadilla, 220 kilos en press de banca y 280 kilos en peso muerto. Espero seguir subiendo, este año estoy bastante motivado y quiero lograr superar mis marcas.
¿Cuál sería el ideal?
Yo tengo muchas ganas de lograr en sentadilla 400 kilos, ya que es una marca que muy poca gente en el mundo la puede hacer y yo quiero estar en ese estatus de poder lograrlo, eso es marcar historia acá. En press de banca me gustaría llegar a los 240 kilos y peso muerto superar los 300 kilos.
SACRIFICIO Y LUCHA
A nivel mundial los competidores del powerlifting están afiliados a la Alianza Global de Powerlifting (GPA en inglés), son más de 50 países inscritos y la sede se ubica en Alemania. En Sudamérica existe la Federación Sudamericana de Powerlifting y en Chile la Alianza Chilena de Powerlifting.
De hecho, un caso anecdótico que le ocurrió a Edgardo fue en diciembre 2018, cuando lo eligieron el atleta del mes en la federación internacional, todo por su trabajo, sacrificio y apoyo de su entrenador Pedro Saavedra: “Tiene sesenta años de trayectoria como pesista y yo creo mucho en la experiencia de la gente. Últimamente hay muchos entrenadores de Google, como le digo yo, que buscan la información por Internet”, señala Edgardo.
¿Cómo es tu rutina deportiva?
De lunes a sábado, aproximadamente dos horas por entrenamiento. Hago un trabajo auxiliar que tiene que ver con el levantamiento, por ejemplo en el press de banca reforzamos hombros y tríceps, trabajamos para adquirir más fuerza. Uno prepara los torneos, normalmente hay un periodo básico que se trabaja con poco menos de peso y más repeticiones, se busca generar hipertrofia, volumen muscular. Luego, se pasa a un periodo precompetitivo donde poco a poco vas bajando las repeticiones para aumentar el peso, antes de llegar a las cargas máximas que serían las semanas previas al torneo.
¿Y tu dieta deportiva?
A pesar de mi tamaño y peso, yo me cuido harto del azúcar, no consumo bebidas ni dulces, evito la fritura al máximo. Prácticamente estoy todo el día comiendo algún tipo de carne, huevo, arroz y fideos, esto cada tres horas.
¿Es difícil practicar este deporte por ambas rutinas?
Hay que sacrificar varias cosas, por ejemplo, no puedo tener amigos que no estén en el powerlifting porque no puedo salir, casi todos mis amigos son deportistas y si quiero compartir lo dejo para mi familia. Además, la gente te queda mirando por tus tupper de comida porque si llegó la hora tienes que comer sí o sí, a las personas les causa gracia eso. Hay que convertirse en economista, porque uno busca las ofertas, cómo consumir todas esas proteínas y que el presupuesto aguante.
¿Es de costo propio?
La gran mayoría, hay algunos auspicios particulares, a veces consigo el transporte o inscripciones internacionales. Es difícil, hay que tocar hartas puertas, te cierran la mayoría.
MÁXIMA FUERZA
Edgardo Leal fue el creador y actual presidente de Los Vikingos, un club que partió hace un año. Son 15 atletas competitivos y algunos miembros honoríficos desde Viña del Mar hasta Osorno. En los torneos siempre se juntan, apoyan entre sí y buscan alojamiento compartido. Respecto al nombre del club, Edgardo explica: “Me siento como un verdadero vikingo, estoy luchando vida o muerte por conseguir las marcas”.
En ese sentido, ¿cómo es el ambiente en la competencia?
A pesar que es un deporte individual, es de mucha amistad, uno se apoya colocando al otro las vendas en las rodillas y también cuando le corresponde competir.
Powerlifting no es una competencia olímpica, ¿crees que debería?
Yo pienso que como deporte tenemos los méritos para ser un deporte olímpico, ya que es atractivo y masivo por la simpleza de sus movimientos. Eso sí, es muy difícil que se considere olímpico por un tema burocrático, ya que el powerlifting tiene muchas categorías, requiere de más tiempo y eso es un problema para el itinerario del certamen, por un tema de organización. Tendrían que sacar una prueba o una categoría, pero eso sería quitar el alma del powerlifting.
POR SIEMPRE VIKINGO
Por la fuerza que realizas, ¿te preocupa cómo será tu salud a futuro?
Yo he visto a bastantes powerlifters que se conservan bien, pero soy una persona que no me preocupo mucho, es decir, no me detiene porque al final es parte de la vida, siempre hay riesgos. Yo prefiero llegar a viejito con un achaque pero no con la sensación de haber podido hacer algo y no haberlo cumplido.
¿Quién es tu ejemplo a seguir en este deporte?
Powerlifting es un deporte que nació oficialmente en la década del sesenta y hay varios atletas que han marcado historia, entre ellos Lee Moran, quien además de powerlifter, pertenecía al motoclub Ángeles del Infierno, una persona muy intensa en su vida. En un torneo, Lee quería lograr el récord mundial de 450 kilos de sentadilla y en su primer intento se le derrumbó la barra, perdió el conocimiento porque la barra le pasó sobre su cabeza, después se recuperó y realizó el segundo intento, donde la barra se descargó por accidente, le cayó un disco en el pie y se le cortó la lengua. Al final, él se para, con la cabeza sangrando, lengua cortada y el pie herido y, al momento de hacer el tercer intento, logra los 450 kilos, el público se puso de pie a ovacionarlo. Vivir la vida con esa intensidad es lo que me gusta del powerlifting.
¿Y cómo ves este deporte en nuestro país?
Es una disciplina que ha ido en aumento, cada vez llega mucha gente joven a este deporte y las mujeres cada vez se están incluyendo más. Yo por ejemplo entreno a cuatro jóvenes que compiten y veo la motivación.
Por último Edgardo, ¿qué recomiendas a quienes desean practicar esta disciplina?
Actualmente hay varios clubes de powerlifting bastante buenos donde se pueden acercar, y, segundo, aprender primero, los primeros pasos siempre deben ser con cuidado, ser precavidos, agarrar la técnica y después lanzarse.