Rosa Parks, 64 años después
El 1 de diciembre de 1955, Rosa Parks, una costurera afroestadounidense de 42 años, se negó a cederle su asiento a un ciudadano blanco en un autobús de Alabama. Ante su insistencia por “perturbar el orden público”, la policía, que llegó convocada por el chofer, la envió tras las rejas hasta el día siguiente y la multó con 14 dólares ($us 135 en la actualidad).
Este pequeño gran gesto (entre otros factores) dio pie a uno de los movimientos civiles más importantes en favor de los derechos de la población negra en Estados Unidos. El cual se tradujo primero en un boicot masivo contra el servicio de autobuses de aquel estado sureño. Y después, de manera más organizada, con el Movimiento para el Progreso de Montgomery encabezado por Martin Luther King.
El enemigo a derrocar era el sistema de segregación racial que regía en aquel entonces en varios estados del sur de EEUU, merced al cual los derechos de la población negra eran restringidos en los autobuses, recintos electorales, escuelas, restaurantes y en el trabajo. Gracias al boicot, que puso tras las cuerdas al servicio de autobuses, y a la presión de este movimiento, en 1960 el Tribunal Supremo declaró inconstitucional la norma que avalaba la segregación racial en el transporte público. Cuatro años más tarde, la promulgación de la Ley de Derechos Civiles desterró el apartheid presente en los otros ámbitos de manera oficial, aunque en la práctica siguieron vigentes varios años más.
Sesenta y cuatro años después de este acontecimiento, la valentía y entereza de Parks nos recuerdan la importancia de seguir luchando por un mundo más justo, sin exclusiones, y con igualdad ya no solamente de derechos, sino también de oportunidades para todos.
Gonzalo Jordán Lora, licenciado en Literatura y Economía.